Voy a echarle toda la culpa al eclipse. A la luna llena, a Venus Star Point, a Urano, Plutón, y todos los planetas de la bóveda celeste. Porque por qué culpar a uno solo si ahora mismo hay una fiesta planetaria que flipas, y todos pueden tener responsabilidad en este desastre natural que ha tenido lugar en mi casa.
Pues resulta que estaba yo muy contenta, desafiando a todas las leyes de la naturaleza, reuniendo toda la valentía que fui capaz de juntar, y metiendo dos semillas de calabaza Curcubita pepo, que guardaba desde el pasado Halloween, en un algodón mojado. Ya me creí que este año iba a tener calabazas propias.
Fue un poco por hacer la gracia, y por ilustrar con Emma una de sus lecciones de ciencias. Pusimos cuatro semillas de calabaza debajo de un algodón húmedo. Esto fue allá por el 30 de abril. Cuatro días después teníamos los primeros brotes. Y yo tengo una tendencia natural a fliparme mucho.
Casi sin creérmelo, los pasamos a tierra, y a los pocos días teníamos ya una mata de lo más frondosa. Yo seguí osada y valiente, y coloqué la mata encima de la lavadora porque era el único sitio donde había más o menos espacio, y donde le daría buen sol. Estaba yo, más flipada todavía.
Cuál es mi sorpresa, porque yo estaba muy echada para adelante, pero fé tenía poca, cuando empiezo a ver flores. Bueno, brotes o promesas de futuras flores.
Ahí ya me dio por cultivarme un poco, mi cerebro digo, no la mata que ya estaba bastante cultivada. Y empiezo a aprender. Una mata de calabaza trae ya de fábrica flores hembras y machos. Y se polinizan con ayuda de las abejitas de la naturaleza, que yo en mi cuarto lavadero iba a ver poco. Así que me preparé para el delicado y minucioso trabajo de polinización manual. Ya ahí empecé a tener más confianza, chulería no me faltaba.
Y resulta que empieza a llenarse de flores, muchas flores. Y de pronto las flores empiezan a hacerse distintas. Por cada flor hembra, hay cuatro o cinco flores macho. Todo va estupendamente. Yo estaba ya confiadísima, pensando en poner una gavia entera dedicada al cultivo de la calabaza curcubita pepo, porque mira qué fácil es de cuidar. Y empieza a mascarse la tragedia, las flores hembras prosperan, crecen, les sale la promesa de calabaza, abultada y preciosísima, y las flores macho se estancan.
He podido comprobar que las flores duran abiertas unas horas, que serían las propicias para la polinización. Y nada, que las hembras ahí preparadas y maduras, y los machos, a por uvas. Es que ha sido tan gráfico y tan claro, que me ha parecido una burla. Hasta en las plantas el Universo ha aprovechado para reírse un poquito de mi persona. ¿Pero qué les pasa a estos seres masculinos? ¿Ni la mata de calabaza va a hacerme una demostración de madurez?.
Pues nada, que el momento propicio de las flores hembras ha pasado, y como diez días más tarde han florecido las flores macho. Con total despreocupación y cero interés. Esta mata no ha podido/sabido sincronizar sus necesidades. En serio, mother nature, are you kidding me??. En fin, una vez más, la historia de mi vida.