En mi día a día, recurro a muchas frases que funcionan para mi como mantras.
Una de ellas es: “La práctica hace al maestro”. La digo varias veces al día. Y soy tan pesada, que este verano en una de mis filípicas a mi hija y a mis sobrinas, paré un momento para ponerme más intensa de lo que ya estaba y soltarla, y ellas se me adelantaron.
Ahí fui consciente de que el mensaje había calado, y ya no era necesario que siguiera repitiéndome como un loro.
Pero hoy, se me hace necesario venir a dejarla aquí. Y sí, la práctica hace al maestro, y la confirmación de esta frase, la he vivido este año.
Ya sabes que soy una fanática del Adviento y de todo lo que organizo alrededor de su Calendario. Cada año, dedico unas buenas mañanas o tardes a organizar y pensar qué quiero hacer y con qué puedo sorprender a las personas que van a formar parte de él.
Este año, la cosa ha ido rodada. Me he dado cuenta de que tengo el ojo educado a ir encontrando todo lo que voy a necesitar para estas fiestas. En un par de salidas a comercios y sitios (que no voy a revelar por si alguno de los implicados me lee y se me pueda chafar la sorpresa) descubrí cosas que en otras ocasiones me han podido pasar desapercibidos, y que me van a facilitar muchísimo la tarea de lo que me propongo.
Parece ser que esto no solo es por práctica. Existe una cosa que se llama Sistema de Activación Reticular (SAR), y mantenerlo activado es lo que hace que de pronto detectemos aquello en lo que estamos pensando.
Como cuando piensas en embarazos, y solo ves embarazadas; o cuando estás evaluando un modelo de coche concreto, y te lo encuentras todo el rato. No es que haya más embarazadas en ese momento, o más coches de ese modelo… Es que tu SAR está activado y estás manteniendo el ojo en el foco que tienes en mente.
La cuestión es que como llegados a mitad de noviembre, en mi cabeza el foco está puesto en la organización del Calendario de Adviento, mi SAR está entrenado para ir encontrando cosas que me pueden facilitar el trabajo.
Por ejemplo, al llegar a Ikea, encontré sin problema las velas de la corona, la casa de jengibre, o los adornos para decorarla. Algo que otras veces he tenido que estar preguntando y preguntando.
Del viaje a Gran Canaria, pasé deprisa por la puerta de Tiger, y dos pasos más allá volví sobre ellos para meterme dentro de la tienda. De allí me traje material para resolver al menos, cuatro actividades.
Hasta en Mercadona, encontré casi de sopetón la caja de bombones que escogemos siempre para meter en los calcetines de Adviento.
Con mucha práctica y el SAR bien activado, este Adviento ha sido sencillísimo de preparar, y ya llevamos disfrutándolo cuatro días.
Espero que tu también estés disfrutando del tuyo.