No es mi última cena, tampoco es la primera.Es una cena del medio, del medio del tiempo que tengo, en el que me encuentro.Supongo que una buena cena, en mi caso es un síntoma medio fiable para saber cómo estoy.No es en Casa Lucio, pero seguro me supieron mejor que cualquiera de las que sirven ahí, más que nada porque me las puedo comer con mi ketchup Heinz, sin tener que sentir complejos.Fueron las primeras papas fritas que me hice en mi casa, y el segundo huevo frito también desde que estoy aquí. Hoy sin tener motivos, y tampoco sin necesitarlos, puedo decir soy un hombre feliz, y quiero que me perdonen por este día los muertos de mi felicidad….
Pasó pasó pasó
Sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí
Esta vez también te voy a decir que no porque sí, te voy a decir que no,
no me vas a condenar a verte toda la vida, todas las mañanas, olerte mientras tanto,
o ver cómo envejeces tan mal como tus padres (No,no…), ahora si podría decirte que
sí porque ya no siento nada, porque lo que era pasó, pasó, pasó
y mis dudas no se resuelven con deseos te deseo agitándote,… cerca.
Sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí
También esta vez te voy a decir que no, no hago tratos con gente que busca la coacción
de tu amor sólo espero una sola verdad, te lanzarás a halagar mi vanidad,
para engañarme una vez más y yo encontrar en tu bolsillo la sanidad a mi economía,
una alegría para alguien que perdió la fe y vive en el exilio de la desnudez
sí porque ya no siento nada, porque lo que era pasó, pasó, pasó
y mis dudas no se resuelven con deseos te deseo agitándote,… lejos.
Solamente pensar, todas las mañanas levantarme contigo y aspirar el mismo aire
es mejor que mendigar es mejor que llorar por toda la humanidad
y no te voy a decir que no, y no te voy a decir que sí,
te voy hacer feliz, para condenarme en el fuego eterno, para arrugarme en el duro invierno
sí porque ya no siento nada, porque lo que era pasó, pasó, pasó
y mis dudas no se resuelven porque sí porque ya no siento nada,
porque lo que era pasó, pasó, pasó, pasó, pasó pasó.
porque sí porque ya no siento nada porque lo que era pasó, pasó, pasó
Viejos y nuevos
Siempre me han encantado los zapatos.
Probarme zapatos de cualquier estilo, forma, color, modelo…
Con los años me he dado cuenta de que los zapatos no son lo importante, lo que de verdad me causa curiosidad son los pies.
Se puede saber mucho de la persona por los pies y por los zapatos.
Hoy me he comprado unos zapatos nuevos, son los segundos zapatos de color verde que he tenido en mi vida.
Mis pies ya no toleran cualquier tipo de zapato, ya están algo viejos y algo cansados… pero son los que tengo, son los que me llevan y me traen
Ricky Tims y Troylo
Este es mi último proyecto. Será un tapiz basado en la convergencia harmónica desarrollada por Ricky Tims. He usado la base de la teoría para hacerlo, aunque al final me ha quedado algo extraño, que no se puede encasillar dentro de esta técnica. Aún le falta unos detalles, que terminaré usando los consejos de Dijanne Cevaal, así que cuando esté finiquitado le volveré a sacar la foto de rigor.Y ahí está mi Troylo también. Le encanta posar, y en cuanto me ve con la cámara se mete en medio para salir en la foto. De entrada se hace el tonto, aunque los dos sabemos muy bien que es más que listo. Cuando no hace una cosa que le mando, o que trato de enseñarle, intenta hacerse pasar por tonto, aunque ya los dos sabemos que de tonto no tiene un pelo.Poco a poco ha ido acostumbrándose a mis manías, y a mis hábitos, y ya reconoce muchos de ellos. Como cuando me pongo una chaqueta, desde que me ve hacer esto, sale disparado hacia la puerta y me espera allí, sabe que es el momento de bajar a la calle. O cuando volvemos del paseo, y vengo hablando con él porque ha hecho todo correctamente, desde que oye: “muy bien”, vuelve a salir corriendo a esperarme debajo del mueble donde sabe que están sus galletas. Lo que peor seguimos llevando los dos es la hora del baño, aunque parece que poco a poco lograremos aceptarlo.Me tiene asombrada que no ladre, ni si quiera haciéndole rabiar, todo lo más que hace es emitir un ligero gruñidito. Y también me asombra la necesidad de mimos diarios que necesita. Muchas veces no quiere jugar, ni tampoco que lo acaricie, le gusta que lo tenga cogido en mis brazos, sobre todo cuando veo la tele. Y le encanta enredarse en mis pies cuando estoy cosiendo a la máquina. Con su compañía simplemente, tengo la sensación de que nunca estaré sola.
Esa suave voz
Un día hace ya unos años, escuché una voz por primera vez, que me indicó por qué camino debía seguir.
Esta voz me acompañaba siempre en las crisis, en los malos momentos, y también en los buenos. Hacía un breve resumen de lo que acontecía, y me aconsejaba sutilmente por donde debía seguir.
Me ha dado la paciencia suficiente para llegar donde ahora estoy, y también me ha proporcionado la calma necesaria para poder superar los ratos menos fáciles.
Hace días que me encuentro en uno de esos momentos, en los que se me hace ya indispensable, y llevo tiempo haciendo esfuerzos por volver a escucharla, por descubrir qué debo hacer, si volver a coger la silla donde siempre espero o seguir..
La voz ya no me habla, no emite ningún sonido. Esta muda. Ya no la oigo.
Por eso he guardado la silla donde he esperado, me he calzado los botines de andar, y me he echado al camino.
Ya la voz no me acompaña, y hoy siento que las canciones tampoco.
Sandwich de atún
Hace unas semanas me prometí que nunca más volvería a entrar al bar de la esquina. Ni si quiera para pedir un vaso de agua.
No me gustan los modales de las camareras, eso de que anden sirviendo lo que luego yo comeré mientras se fuman sus cigarrillos.
Aún así, mis malos hábitos hicieron que hace unos días, la necesidad de ingerir algo fuera superior a las promesas que me he hecho, y terminé entrando y pidiendo un desayuno.
Desde el principio me olió mal, en sentido literal. El sandwich olía raro. A la segunda mordida, ya no me pareció que solamente olía mal: sabía raro también. Le dí otra mordida más, solo por otorgarle el beneficio de la duda, y no dejar que mis paranoias influenciaran en el desayuno. Ni caso.
El sandwich terminó en la papelera, yo con dos euros menos, y con las mismas fatigas.
En menos de dos horas había vomitado tres veces. La fiebre me subió rápidamente, y la cara se me puso como un tomate.
Me ardía el cuerpo, y la cabeza me daba unos martillazos que me parecían imposibles de aguantar.
Gracias a varias cosas, pude sacar hasta el último restito del sandwich de mi cuerpo, pero las secuelas siguen ahí.
Y volvemos a la rutina de no cenar, y de sentir el estómago como si me hubiera comido una lavadora.
.. Y las demás cosas que tengo alrededor, por una vez… ya no ayudan.
Sashiko
Cuando estuve en Lyon, compré varios kits de distintas técnicas.
Entre ellos estaba este pequeño kit de Sashiko. Hacía mucho tiempo que lo había visto en la red, e incluso en algunas tiendas en las que he estado. Pero hasta ahora no había sentido ni la curiosidad ni la necesidad de probarlo.
Al verlo en los stands de la feria, me decidí a comprarlo. En el mismo hotel lo empecé, y unos días más tarde lo tenía acabado.
Es una de esas técnicas sin ningún misterio, pero que envuelven momentos de suma tranquilidad. Puedes dejar la mente totalmente en blanco mientras coses siguiendo las líneas.
El problema fue darle una utilidad. Finalmente me decidí a dejarlo como un cojín para el sillón del salón, y creo que la decisión fue buena.
El resultado me pareció satisfactorio. Ya he saciado mi curiosidad por esta técnica, y al menos he hecho algo de provecho, porque no me gustan las cosas que no tienen uso.
Ahora estoy en medio de la bolsa de los UFO’s, y ya tengo ideas para algunos de ellos.
Se cerró su ciclo
Quiero pensar que vivió bien, que hizo lo que vino a hacer, y que no se le quedó nada pendiente.
A mí me quedaron pendientes algunas conversaciones con él. Realmente nunca le dije demasiadas cosas, casi siempre me sentaba a su lado y le oía hablar. Escuchaba las historias de la guerra a la que fue, cómo le cuidaron las monjas, cómo le hirieron dos veces, y cómo volvió del campo de batalla. Estaba orgulloso de haber vuelto.
Nunca me contó como era mi madre de chica, ni cómo fue su boda, ni cómo nacieron mis tíos.. de eso él no hablaba. Aún así contaba y dejaba entender mil cosas.
Se fue bien, espero que tranquilo, y yo misma quisiera irme de la misma manera, rápido, sin sufrir…
Ayer fui a su casa, y ya nadie guardaba la puerta, ní salió al coche para decirnos adiós. Por unos instantes me sentí medio huérfana.. pero no dejé que este sentimiento se adueñara de mí, no es a mi a quien corresponde, y ahora más que nunca, debo ser pilar.
Sé dónde está él, y lo que pasará si tiene o tengo, algo que decirme-le. Sé cómo le tengo que hablar y cómo le puedo escuchar.
Ella ahora está desubicada, se encuentra más perdida que nunca, pero no la dejaremos no encontrarse. Aquí estamos todos, y con todos caminaremos de nuevo. Como lo hicimos el miércoles.
Tengo que abrir la cajita que tengo aquí, por dentro, y empezar a decir lo mucho que quiero a toda esta gente que en alguna proporción tiene sangre como la mía, por una parte y por la otra. Y lo orgullosa que me siento de compartir los genes con ellos. A él le debemos este hecho, el fue quien empezó esta familia, al 50% con ella.
Lyon
Como viene siendo habitual en estos meses, así a la carrera, cogimos un vuelo, luego otro, y unas horas más tarde ya estábamos en Granollers en casa de MiColegui.
Charla hasta la madrugada, leve cabezada, y de nuevo a la carretera.
Llegamos sin muchos problemas al país francés, y a la villa de Lyon.
Es una ciudad bonita, con un centro histórico muy mágico. No te dice nada, no te descubre nada, y sin embargo cuando la dejas atrás sientes que la echas de menos, que te hubiera gustado callejear un poco más, que me hubiera encantado seguir sentada en cualquier rincón mirando todo lo que alcanzaban mis ojos.
Pero así de la misma forma que llegué tuve que irme. Mucho patch, menos del que me hubiera gustado, mucho sueño atrasado, muchas risas… y como no música… conmigo siempre hay música.
Será verdad?
Encender una vela untada con aceite de esencia, colocarla encima de un papel en el que hemos escrito al menos tres deseos y como máximo siete.
Untar ligeramente la base de la vela con miel, y dejarla quemar libremente.
El papel se quedará con restos de miel y de cera. Dejarlo toda la noche al sereno.
A la mañana siguiente guardarlo en una cajita con una hojita de laurel, atando el papel con una cinta de color roja o rosa.
Durante el año, y hasta el próximo San Juan, se irán cumpliendo nuestros deseos.
Al año siguiente haremos el mismo ritual quemando antes el papelito de este año y deshaciendo la hoja de laurel con los dedos y dejándola correr con el agua.
Esta noche también se puede aprovechar para cargar energéticamente una piedra, dejandola en agua con sal toda la noche al aire libre. Al día siguiente sacarla del agua, secarla y llevarla con nosotros.
Esta piedra nos dará protección y energía.
También dejaremos un ajo al sereno. Y al día siguiente lo meteremos en la cartera donde llevamos las monedas.
Así nunca nos faltará el dinero metálico.