Hace ya casi dos meses que la recibí, vía paquete postal, desde el otro lado del Atlántico.
Mi idea era tejer un
Shawl, como le había visto hacer a
Lolita. La suavidad de la fibra me tenía completamente enamorada.
Así que me puse manos a la obra, y seguí el patrón más coñazo del mundo mundial. Puse atención, ganas y tiempo, ahora que dispongo de él en mayor cantidad (no por gusto ni tampoco con alegría). El patrón es bastante enrevesado, y tuve que deshacer varias veces. Mi gusto por la lana iba perdiendo fuelle conforme iba tejiendo vueltas de cada chart. Algo no iba bien.
No me estaba gustando nada el resultado, y la propia lana me enviaba mensajes (teniendo que deshacer a cada rato) de que no estaba siendo bien tejida.
Cuál fue mi sorpresa, al darme cuenta de que la cantidad en stash iba a ser insuficiente para poder terminar el último chart.
Estaba claro el mensaje: esta lana no era para ese proyecto.
Pasé la noche del jueves dialogando con ella, y debatiéndome entre comprar otro ovillo más (nada recomendable en estas circunstancias), o deshacer todo el Shawl.
El viernes por la mañana, sintiéndome más perdida de lo normal, puse remedio a mi desubicación, y tomé rumbo Norte. Allí iba a despejar todas mis dudas acerca del final de esta lana tan caprichosa.
Allí, Adi a parte de estar esperándome con el mejor pinche-ayudante y unas deliciosas magdalenas de pera, tenía posible solución para mi pequeño problema tejeril.
Me dediqué a revisar su bien surtida biblioteca lanera, y a ver in situ la cantidad de ropa tejida que tiene el pequeño pescadito. Así decidí que había llegado la hora de darle un giro radical a mi malogrado Shawl.
Cuando llegué a casa, lo deshice sin pensarlo demasiado, como quien quita una tirita sin casi haber cogido aire primero, con un rápido movimiento y con el factor sorpresa de cara.
La quickie baby sweater fue el proyecto elegido. He practicado el picot ending, y he estado buen rato devanándome los sesos decidiendo los botones más adecuados.
Ha sido con diferencia, la lana más caprichosa, y el proyecto más rápido de mi vida tejeril, lo que me demuestra una vez más, que en todo en la vida, solo hay que prestar atención e intentar entender.
Y por cierto, se ha abierto la veda…