El día mío

Hace diez años que la vida me dio la oportunidad de celebrar el día de la madre. Se me hace todavía un nudito en la barriga cuando lo pienso.

Me pasa que soy un poco de efecto muy retardado, un poco mucho. Y aún cuando hace tiempo que me suceden según qué cosas, sigo asombrándome.

Ser mamá siempre fue un deseo. Siempre fue algo que tuve muy dentro, y tomó forma y certeza la primera vez que tuve en brazos Ladelavozdepito, que es como mi hija adoptada. Con ella fui  ensayando, para cuando me tocó ejercer de titular.

Todavía conservo el papel que pone POSITIVO, todo manoseado y estropeado. Como digo que soy de asumir las cosas con cierto retardo, durante todo el embarazo lo tenía cerca, porque aún viéndome la tremenda barriga que confirmaba mi estado, por momentos todo me parecía irreal, y aquel POSITIVO en el papel, me parecía la confirmación real. ¡Qué cosas! Me fiaba más del papel que de mi barriga.

Y así, han pasado 10 años. Ahora miro para atrás, y algunas veces siento un vértigo terrible. ¿Dónde quedaron las noches en vela? ¿Los primeros dientes? ¿Todas aquellas horas de lactancia?. ¿Ya pasó todo eso? ¿Cómo lo hice? ¿Cómo lo hicimos?

Creo que el secreto está justamente ahí, en ni siquiera saber cómo lo hice. Hablando hace unos días con eldelosnúmeros, me dijo: somos padres porque éramos unos inconscientes. Y creo que tiene muchísimo de razón, y menos mal, porque si no, nos hubiéramos extinguido ya.

En estos años no me he enredado ni una sola vez en pensar cómo hago qué. Solo camino. Como me decía mi amigo César: Burro cargado busca vereda.. y supongo que eso es lo he hecho, y sigo haciendo. Espero que ahora que él se está estrenando como padre, se lo esté aplicando también.

Si tuviera que buscar el peor momento como madre de estos diez años, no tendría dudas: aquella primera semana del cursillo de natación en el 2015. Todavía me estoy felicitando en secreto por haberlo superado. El mejor momento, no sabría decir cuál es, porque creo que tengo buenísimos momentos cada día. El de ayer, recibiendo su regalo está en el top ten, seguramente.

Se esmeró en armar todo un regalo: enredó a la abuela para que comprara las cholas, y se pasó dos tardes personalizándola en secreto, con dibujos que tienen mucho significado para las dos. Evidentemente son los zapatos más especiales que voy a tener nunca. Y por otro lado, negoció con su amiga del cole para que me hiciera un colgante con mi nombre para mi llavero.

Muchas de las noches me voy a la cama con el runrún de ¿lo estaré haciendo bien?. Esto viene con el bebé… el día de la madre y la constante duda de si estás siendo buena madre, es el mismo pack.

Después de diez años ejerciendo, lo que mas me ha preocupado, es hacerle saber que la quiero… no matter what; de que cada día hay una rato para que sea “el momento del mimo”, y que hay que lavarse los dientes con conciencia.

De momento, vamos bien.. sigamos así.

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