Veylas, Lost e hiperónimos

Segundos Veylas en marcha.
He mezclado dos fibras: 1 hebra de Malabrigo, y 1 hebra de Seda y Mohair (Habu).
Tejidos con dpn de 3.5mm.
El calado de las muñecas es sencillo, aunque se trabajan todas las vueltas tanto en derecho como en revés.
Dado el pequeño diámetro de mis muñecas, he tejido una repetición menos.


Este es el segundo par que hago. El anterior es solo Malabrigo de un color rosa, nada chicle, pero muy princesa, que también tienen dueña ya. Que le vienen bien con sus mallas de ballet negras y burdeos, y sus medias rosas rotas.
Y mientras tejo, sigo enredada, buscada o perdida, en medio de perdidos.. Sigo buscando significados a todo este enredo que duró 6 años, y que aún no sé bien si entendí, y que poco a poco me parece así como que me tocó de cerca.
Y como mi cabeza sigue centrifugando, ahora algo dispersa entre conceptos ligüísticos, tengo todos los hipónimos, y tengo claro cuál es el hiperónimo, tengo la plaza vacante, estoy por poner un anuncio: Se busca hiperinomio, alguno disponible?.

Out of the way

Tendría, debería empezar a soltar letras, que formaran palabras y que reflejaran lo que ahora siento.

Tendría, debería seguir andando, ya que me fui a buscar el camino.

Tendría, debería levantar la cabeza y apretar los dientes, que es lo que dice ElPatrón.

Tendría, debería volver sobre mis pasos, porque un callejón sin salida, es eso.. sin salida.

Ocurre que estoy cansada, y que he encontrado una piedra la mar de cómoda en este camino de vuelta.

Ya no es cuestión de seguir andando, la cuestión es descansar.

Se extiende como el humo negro

Después de un año y medio, ha llegado.
Como el humo negro de Lost, que primero presientes, luego oyes, y al final terminas sintiendo.
Dos meses de trabajo, sin remuneración alguna.
Tremendamente duro, reestructurar todas tus cosas y empezar a elaborar planes alternativos. Dar la cara por una empresa detrás de cuyo nombre se esconden dos delicuentes con nombres y apellidos que han venido aquí creyendo que somos tontitos, y que podemos seguir aumentándoles sus beneficios con coste cero, o sea, gratuitamente.
Siempre he ido haciendo las cosas bien, con la cabeza levantada, porque eso era lo que se esperaba de mí.
Durante tres días he estado colgada al teléfono, llamando sin descanso a estos dos impresentables intentando encontrar soluciones, y poder trasladar algo de calma a las 14 personas que ahora mismo tengo a mi cargo. Lo único que he conseguido es oír la voz de esa señorita de Movistar.
Hoy son las 9:30 am, y ya he recibido 4 llamadas, solicitándome el acta de liquidación de la obra.
De mi sueldo no me dicen nada. De los dos meses debidos tampoco.
Pero siguen insistiendo en la importancia de que yo sea quien firme el acta de liquidación y llegue a buen acuerdo con la Propiedad.
Es en este momento cuando por primera vez en mi vida, no me planteo si lo que debo hacer es bueno o malo.
No voy a firmar nada mientras no me garanticen y me ingresen mi sueldo, y el de mis trabajadores. Se avecina temporal, lo sé.. Pero de la casualidad que he descubierto, que mi teléfono también tiene a esa señorita de Movistar, que dice al llamante que ahora no puedo atenderle.

Libro 18 (2010): Un grito de amor desde el centro del mundo

Después de clase, todos los días regresábamos juntos a casa. Recorríamos el camino de vuelta tan despacio como nos era posible. A veces, para disponer de más tiempo, dábamos un rodeo. Con todo, en un santiamén llegábamos a la bifurcación donde teníamos que separarnos. Era extraño. Aquel camino, cuando lo recorría solo, me parecía largo y aburrido, pero cuando iba con Aki, charlando, hubiera querido seguir andando eternamente. Ni siquiera notaba el peso de la cartera atiborrada de libros de texto y diccionarios.
“Posiblemente, en la vida nos ocurra lo mismo”, pensé unos años más tarde. “Una vida solitaria se hace larga y tediosa. Sin embargo, cuando la compartes con la persona amada, en un santiamén llegas a la bifurcación donde tienes que decirle adiós”.

Claro, directo, conciso y maravilloso.

Rebobinando en el tiempo

Cuando era pequeña (de edad) veía en la tele: La Bola de Cristal.
Había un sketch que decía: Si no quiere ser como éstos, lee.
Yo me lo tomé al pie de la letra, y me puse a leer como loca.
Ahora, unos tantos años después, estoy tratando de olvidar todas las letras que acumulé…

… con lo felices que parecen los borregos la mayor parte del tiempo..

Cuando la evidencia es total

A mi alrededor hay espejos, en los que estoy obligada a mirarme.
Intento no reconocerme, pero las similitudes son tantas, y las diferencias tan pocas, que es inevitable mirar y no verme.
Dicen que si tiene plumaje como un pato, si camina como un pato, y si nada como un pato, probablemente será un pato.
¿Por qué narices yo, me empeño entonces en decir que es un cisne?

Es que no lo he dicho lo suficiente

De las comidas que más me gusta hacer y disfrutar es el desayuno.
No tengo preferencias entre un desayuno amoroso y casero, a uno en mesita de cafetería y variado.
Este fin de semana, me dispuse a recrearme en una receta facilona pero apetitosa: tostadas de canela.
Mi forma personal de hacerla, es una compilación entre todas las posibilidades que the pioneer woman da.
Así, mezclé mantequilla con azúcar moreno, hasta que quedó en textura pomada, y luego fui añadiendo canela en polvo hasta que me pareció oportuno.
Unte dos tostadas con la mezcla, y me dispuse a hacerme un breakfast té para acompañar.
El horno encendido y tomando temperatura.
6 minutos más tarde, que fueron los que tardé en hacer la cama… mimalditohorno había carbonizado mis deliciosas tostadas.
No he dicho lo suficiente lo miserable que me hace la vida este maldito electrodoméstico!!!
No sé dónde quedaron aquellas reuniones nuestras donde yo introducía una masa deforme, y él me devolvía suculentas muffins, o las tartas de queso, o los asados varios..
Qué fue de eso?? Qué ha quedado de todo aquello?? Carbón propiamente dicho.
Ya ni las pizzas me las devuelve con buena cara.
No he reparado en lo fácil y feliz que me hace un horno compensado, hasta que me he topado con este, que es como si siempre estuviera de mal humor.

Erizándome en Sábado

Desde que lo ví en Ravelry me enamoré de él, y supe que debía intentarlo.
Tenía en casa una madeja de Katia Tweed, que ya llevaba guardada más de un año, y que no tenía finalidad ni proyecto.
El sábado por la mañana, litro de té en la tetera, y la primera temporada de Lost en el pc, y me fui a por él.
Patrón Smith de Ysolda. Medio ovillo para el cuerpo de Katia Merino Baby, y otro ovillo de Katia Tweed para las púas.
El patrón es sencillo, y las capas de púas se van insertando a medida que se va tejiendo el cuerpo. Es trabajo de un día, bien acompañada de té, y perdidos.
Y en mente, se me ha quedado la idea de tejer una familia entera de Erizos.

Libro 17 (2010): Rapsodia Gourmet

“… Cuando le pregunto a mamá, me contesta siempre que no, que todo va bien, que son cosas de mayores, que no me tengo que preocupar por eso y que me quiere muchísimo. Eso ya lo sé yo. Pero también sé otras muchas cosas. Sé que el abuelo ya no quiere a la buela, que la abuela ya no se quiere a sí misma, que la abuela quiere a Jean más que a mamá y que a Laura, pero que Jean odia al abuelo y que al abuelo no le gusta nada Jean. Sé que el abuelo piensa que papá es un imbécil. Sé que papá está enfadado con mamá por ser hija del abuelo, pero también porque ella me quiso tener, cuando él no quería hijos, o al menos no todavía. Sé también que papá me quiere mucho y quizá esté enfadado con mamá por quererme cuando él no quería tenerme, y sé que mamá a veces está una poco enfadada conmigo por haber querido tenerme cuando papá no quería. Sí sí, sé todas esas cosas yo. Sé que todos están tristes porque nadie quiere a quien debería y como debería, y porque no entienden que sobre todo es consigo mismos con quien están enfadados…”

Pensé que no estaría preparada aún para leer un libro sobre comida, íntegramente de comida. De sabores, texturas, preparaciones, etc.. Lo he podido leer sin sentir náuseas, o sin tener que cerrarlo de golpe. Sin sentir ansiedad, ni tampoco asco.

Estoy mejor, aunque los 43kg aún no lo constaten.
Pero no es que haya podido leerlo, es que lo he disfrutado, y vuelvo a sentir que esta autora es buenísima con la pluma.
Lo he leído en tres días, experimentando entre sus páginas absoluto placer.
He sido feliz… feliz de tener la capacidad de disfrutar de las letras.

Qué poco sabemos

Ayer hablaba con LaMona, sobre las amenazas ficticias, esas que nos hacen ponernos en guardia sin que apenas haya pasado nada, solo con la idea o la posibilidad que nos da nuestra mente de que pasen. La cuestión es que nuestro cerebro lo procesa como si de verdad estuviera pasando, y nuestro cuerpo reacciona ante la idea como si fuera real. Terrible.
Esta mañana cuando salía de la ducha, oí un ruido, y segundos más tarde un llanto. Entre sollozos, y de forma entrecortada se entendía “no puedo más, no puedo más”.. era un llanto quedo, tranquilo, sin embargo el sentimiento del mismo era desgarrador.
Otra voz, más cercana, decía “tranquila, tranquila, no es nada, ya va a pasar”..
Me dieron ganas de subir, (sé que la escena estaba sucediendo en la planta superior, en el otro piso), de abrazar a quien lloraba, de hacerle entender que empatizaba con su llanto, y que la entendía, que hay días en los que yo tampoco puedo más.
Me planteo lo poco que sabemos de la mente, del cerebro, de la psicología humana… y de pronto, estos días, me parece que es lo más poderoso que tenemos. Que si nuestra cabeza nos dice ahí hay petróleo, empezaremos a cavar, seremos capaces de llegar a las Antípodas buscando el mencionado tesoro, aún a sabiendas que no hay nada, que no vamos a encontrar nada.
Yo sé del poder de mi cabeza, y trato de acallarla a la mínima. Así me creo a pies juntillas lo que me dicen, para no darle cancha a que interprete y me conduzca a errores.
Si me dices que sobro, me lo creo. Si me dices que te estreso, me lo creo.
Si me dices que me quieres, también me lo voy a creer.
Tengo a mi cerebro a raya, y no le doy lugar a estrategias, ni interpretaciones.. y la manida frase de “dices no cuando quieres decir sí”, no tiene lugar en los entresijos de mi cabeza.
No entiendo otro idioma que el de la verdad.