Vacío

Me siento en el borde
siempre en el límite,
los pies hacia el barranco
el alma en el vacío.
Cierro los ojos
respiro el viento
me revuelve el pelo.
Mi corazón late
mis pensamientos
me abandonan
Se va.. todo se va
La cruz,
el problema,
la enfermedad..
Se va.. todo se va
Soy libre, yo
conmigo
libre.
Me siento en el límite
en el borde de tu deseo
en la frontera de la ilusión
de fondo… el vacío.
Y si me tiro?

Libro 25 (2010): Come Reza Ama

Normalmente cuando me termino de leer un libro, y como suelo ir subrayando párrafos mientras leo, selecciono uno de ellos y lo transcribo aquí.
En esta ocasión, esto no es posible, ya que tendría que volcar aquí medio libro.
He disfrutado cada página, y cada capítulo.
Hay tantas cosas que me resultan familiares que es como si alguien hubiera estado tomando notas de cómo he vivido muchas de las experiencias que he tenido, eso sí, sin tener que viajar por medio mundo para ello.
La necesidad de un tiempo a esta parte, de encontrar a Dios, y de tener aunque sea 10 minutillos al día para sentarme en silencio y no pensar (que he descubierto que eso es meditar!!) se me hace últimamente tan necesario como el aire.
Empiezo a creer que tengo un yogui dentro que pugna por salir y que no sé de qué manera tengo que reconducirlo para que el mundo hostil en el que me muevo no lo aniquile.
Al terminar de leer, me siento menos perdida, menos desorientada, menos desequilibrada.
Estos últimos meses han sido tipo montaña rusa, he tomado decisiones de las que no he estado totalmente convencida, después de leer, de subrayar, de meditar… estoy convencida de que estoy andando el camino que quiero andar, y que estoy bien orientada.. solo tengo que seguir andando.

Salmorejo para el espíritu

Cuando las cosas vienen mal dadas, y uno agota todas las posibilidades de una mejoría, no cabe otra cosa que aceptar, acatar, asumir, y caminar.
Una vez que estás en el camino, has de proveerte de todo aquello que te facilite el andar.
Buen calzado, buena compañía, y sobre todo buen alimento.
La travesía será probablemente dura, larga y tediosa, así que salir preparado es un mini triunfo ya alcanzado antes de echarse al camino.
De la buena compañía ya les conté, y tengo que seguir diciendo que estoy rodeada de una gente que me quiere, que me arropa, que me enseña, y que me escucha.. Creo que eso tiene muchísimo valor, porque soy pesadita hasta decir basta.
Teniendo todo esto claro, le pongo atención al alimento.
Escucho mis necesidades y apetencias, y en este punto del tratamiento siempre se me apetece lo mismo: Salmorejo.
Hay un señor americano que se ha hecho rico, vendiendo su libro sobre la sopa de pollo, así que he visto el filón, yo haré lo propio con el Salmorejo.
Yo lo hago así:
Tomates, un ajo, una rebanada de pan integral, sal, aceite, vinagre.
Todo a la thermomix.
A la hora de servir: un huevo duro y unas lonchitas de jamón de hembra.
Lo pongo en la nevera y lo voy tomando cuando se me va bajando la energía.
No sé qué es exactamente, pero estoy completamente convencida, de que para los procesos de cicatrización y recuperación interna, el salmorejo es la mejor medicina para el espíritu.

Me tocó!

Los domingos en Casa Suecia empiezan a sentar tradición.
La saturación de las arterias a base de desayuno inglés es el segundo paso.
Dos cafés y una botella de agua con gas.
Una compañía inmejorable.
Agujas, lanas, patrones, y una conversación que va desde la Teoría de cuerdas hasta los nuevos esmaltes de uñas de Mercamoma, pasando por el intercambio de recetas en la cocina
y nuevas instrucciones para sobrevivir.
Encontrar a alguien con quien hablar o callar, dependiendo del momento,
reír o llorar, dependiendo de las circunstancias,
disfrutar de un café, o de un vaso de agua,
es una lotería..
Y yo, he tenido la suerte de ser premiada con el premio gordo.
Oye!, gracias por tantos y tantas cosas.
Mis neuronas contigo, hacen sinapsis completas!

Las ganas

Con rabia voy a volver sobre mis pasos
con seguridad voy a caminar sobre mis huellas
con tristeza daré titubeos
y con alevosía alcanzaré la puerta
Con la risa, derribaré el muro
con mis sueños retiraré los escombros
con mis ilusiones limpiaré los restos,
y con la alegría que traigo, pondré luz.
Dejaré todo acondicionado
porque cuando quiera quedarme
necesitaré un espacio dotado
de luz, altura, ternura, y calor.
Tengo un buen plan de ataque
las líneas de acción trazadas
las fuerzas en una mochila
solo que ahora..
… ahora no tengo ganas.

Distintas formas de aprender

Ahora que llega Septiembre, y a los que nos hemos pasado más de la mitad de nuestra vida estudiando, nos afecta como si fuera el comienzo del año, llega el momento de afilar los lápices y preparar los cuadernos.
Me gusta aprender. En el momento en que sienta que ya no me queda nada por aprender, sentiré claramente que ha llegado el momento de irse.
Por ahora siento que ese instante está lejano de mi presente.
Dentro de cómo aprendo, he llegado a ver las distintas formas que tengo tanto de estudiar como de aprender.
Cuando se trata de materia cultural, ya sea física o historia del arte, se me activa una parte del cerebro tremendamente disciplinada: presto atención, tomo notas, hago esquemas, y la información se queda retenida en mi cabeza por mucho tiempo.
Cuando se trata de materia técnica, mi parte aplicada se mezcla levemente con mi parte apasionada, y aparte de todo lo anterior, me involucro de forma activa en la explicación, haciendo preguntas, planteando posibles ejemplos, incluso enunciado hipótesis.
Cuando se trata de aprender de la vida, de amueblarme la cabeza, de lo que se llaman las relaciones interpersonales, o sociología humana, ahí la disciplina no está tan presente. Y aunque me considero con una inteligencia media, en este campo soy bastante lenta, torpe, obtusa.
Me cuesta aprender. La letra con sangre entra, sería la mejor definición para mi forma de aprender.
Me dejo arrastrar por la emoción, la pasión, la intención, la ilusión… y toda la parte disciplinada y buena estudiante se van al traste. Tengo que repetir la misma lección una y otra vez, repetir resúmenes, esquemas, apuntes… y la mayor parte de las veces debo volver al principio. Lo curioso es que repetir estas asignaturas, aunque me cueste, sigue teniendo interés.
Cuando vivía en Fuerte, durante la semana que no estaba en MiNorte, me metía en la piscina de LaHerbania. Siempre me llamó la atención los cursos de natación infantil.
Se pueden hacer fácilmente tres grupos:
– Los niños que no tienen miedo, y están deseando meterse al agua, que no les dicen ni adiós a los papás, se enfundan en su gorro, y sin mirar a ningún sitio se sumergen en la piscina.
– Los niños que tienen terror, y no soportan el cursillo. El miedo, la angustia, el terror, comandan el aprendizaje. Se agarran como garrapatas a las piernas de los papás, y son incapaces de hacer otra cosa que berrear. No consiguen entrar al agua, en todo el mes que dura el curso. Es un auténtico sufrimiento para ellos y para los papás.
– Y están, los que tienen miedo y ganas a partes iguales. Empiezan a llorar, pero se ponen el gorro. Siguen llorando, pero se meten al agua. Tragan agua mientras lloran, y ven irse a sus papis. Y comienzan a nadar, llorando. Llegan al otro extremo, llorando, pero nadando.
Las ganas y el miedo siguen, pero parece que ganan las ganas.
Al final del curso, saben nadar, y se puede decir que de cierta manera han disfrutado el cursillo. Han aprendido a dejar el miedo a raya.
Yo soy como estos niños. Y lo que me ha costado más, es eso, hacer un muro infranqueable al miedo.
Y creo, que es el mejor aprendizaje que he hecho.

Igual debería dejar de leer a Salinas

Si entiendes que mi necesidad
no es otra que canalizarte
y hacer de ti
el blanco perfecto
donde dispararme…

Alinearme contigo
a las 3 de la mañana
dejando que el calor
te deshidrate
y buscando entre las sábanas
los restos
de tus/mis ganas sin consumir.

Reconocerlas
e ignorar el deseo
de gastarte/me al completo
por ir aprendiendo
a distinguir entre lo que quiero
y lo que me conviene.

Guardar de ti, un trozo para luego
para cuando ya no te espere
para que la frescura
siga siendo protagonista
y arroje aire
al calor que se nos pega.

Si entiendes
que conmigo tienes labor de maestro
de instructor
…y de esclavo
entonces, es que me has leído por dentro
y entre suaves movimientos
de rabia reconducida
he conseguido hablarte.

EDITADO: Aunque no lo parezca, estas letras han salido de mi pluma.

Refrito de aburrimiento

Son las 16:44, y ahora mismo aparte de morirme del calor, estoy más aburrida que una ostra perlera.

Ya he mirado los planos, los metros, las actas…. todo bajo control.

Entonces me he dado a los blogs, he leído los preferidos, los frecuentes, los enlazables.

Me ha dado tiempo hasta de matar una cucaracha que he encontrado en el baño… gen asesino bajo control?

Son las 16:45, y parece que los minutos dan para mucho, aunque ahora mismo cualquier cosa que me aptezca, pasa por salir de esta caseta de obra con aires de oficina, aunque no deje de ser más que eso, una caseta de obra.

Se me ocurren mil cosas para hacer, para entretenerme, para darle esquinazo al aburrimiento, y dejar que los minutos sigan pasando sin que yo les ponga atención.

Podría tomarme otro café, y salir disimulando por los despachos contiguos, ser un poco sociable, y darle uso a esa parte de la antropología que estudia la necesidad de la interacción entre seres humanos, pero el café a esta hora de la tarde, tendrá graves consecuencias, así que mejor lo dejo en una botellita de agua. De las cuales ya tengo tres en la mesa, de sendos paseos que ya me he dado, desde la hora que me senté aquí esta tarde. Con lo cual el paseo no es recomendable.

Me gustaría atrincherarme en algún lugar cómodo, para hacer nada. Ni siquiera pensar, que últimamente se me da tan bien. Le estoy cogiendo hasta gusto. Dejar que cualquier cosa a mi alrededor no me cause ningún efecto, es un nuevo estado que disfruto conforme lo padezco. Parece que el método ameba se me está dando bien, igual hasta logro licenciarme, y a partir de este mes, al que solo le queda un día, empiezo a practicarlo de forma permanente.

Y mientras en mis orejas tengo de forma continua la música de Paolo Nutini, y lo único que tengo ganas es de bailar. Definitivamente, la alineación de mis polos está siendo alterada por fuerzas mayores que ni veo ni controlo.

Me and MrTime

Llego al lunes, con calor, envuelta en la ola de calor que azota el Archipiélago. Yo normalmente, nunca tengo calor, así que estos días en los que hasta yo lo siento, me imagino cómo está el resto del personal.

El fin de semana ha pasado en medio de sueños, reales e imaginarios.
Hace unas semanas MrTime y yo hicimos un trato. Yo necesitaba que el tiempo pasara rápido, para que mi trabajo de reconstrucción, de por sí engorroso, pasara deprisa y a ser posible sin enterarme, para no sufrirlo más de la cuenta. Así las cosas, me propuso algo: de día me robaría las horas, y de noche para dormir, me las devolvería.
Firmamos el pacto, con dos cervezas y un paquete de papas fritas, y desde entonces, ha cumplido a raja-tabla.
Los días pasan casi sin darme tiempo a tacharlos de la agenda, y las noches me dan para perderme en las letras de Salinas, y descansar pese a que mi colchón sea casi como el de un faquir.
Este fin de semana, ha pasado algo, y he dormido casi tanto de día como de noche.
No sé si ha sido el calor, el cansancio, o el poco control sobre el tiempo, la cuestión es que he dormido más de 12h. Probablemente el cuerpo me lo pedía, porque lo ha hecho sin tener consecuencias. Anoche a las 11pm, estaba otra vez en los brazos de Morfeo.
Las pocas horas que he estado conscientemente despierta, las he aprovechado bien.
Un desayuno + compras con MiTejedora, temprano en la mañana.
Me llené la barriguita en el Cine+Food, la comida estuvo bien, las pelis no me emocionaron tanto. La conversación y el paseo fue lo mejor.

He empezado una bufanda nueva, otra vez con Austral, esta lana se ha convertido en mi favorita.

Me pinté las uñas de color coral, y ya de último me fui a descubrir el Puerto.
Me gustan los muelles, los barcos, el olor de gasoil mezclado con el del salitre.
Adentrarte en el muelle en medio de grandes embarcaciones, con la ciudad de frente, y dejando que la brisa te refresque, es el mejor plan para acabar un fin de semana somnoliento.

Libro 24 (2010): Crónica de una muerte anunciada

“.. Siete de las numerosas heridas eran mortales. El hígado estaba casi seccionado por dos perforaciones profundas en la cara anterior. Tenía cuatro incisiones en el estómago, y una de ellas era tan profunda que lo atravesó por completo y le destruyó el páncreas. Tenía otras seis perforaciones menores en el colon trasverso, y múltiples heridas en el intestino delgado. La única que tenía en el dorso, a la altura de la tercera vértebra lumbar, le había perforado el riñón derecho. La cavidad abdominal estaba ocupada por grandes témpanos de sangre, y entre el lodazal de contenido gástrico apareció una medalla de la Vírgen del Carmen que Santiago Nasar se había tragado a la edad de cuatro años.
La cavidad torácixa mostraba dos perforaciones: una en el segundo espacio intercostal derecho que le alcanzó a interesar el pulmón, y otra muy cerca de la axila izquierda. Tenía además seis heridas menores en los brazos y las manos, y dos tajos horizontales: uno en el muslo derecho y otro en los músculos del abdomen. Tenía una punzada profunda en la palma de la mano derecha. El informe dice: “Parecía un estigma de Crucificado”. La masa encefálica pesaba sesenta gramos más que la de un ingés normal, y el padre Amador consignó en el informe que Santiago Nasar tenía una inteligencia superior y un porvenir brillante…”