31 feria del libro

Voy a contarlo hoy, porque en una semana no he podido. Y no te vayas a creer que no he podido porque he estado muy ocupada (bueno, algo sí) sino porque la resaca emocional que me ha supuesto, me ha dejado las manos, secas de palabras.

El lunes pasado, en un descanso entre pliego y pliego, me monté en mi coche y dejé unos pocos manuales en las librerías de mi pueblo. En una de ellas, me dijeron: ¡oye! Que vamos a tener en la feria, a los autores firmando, ¿te quieres venir?

La primera respuesta que cruzó mi cabeza fue: ¿yo? Ni de coña.

Dos coaches y mucho trabajo interno, me hacen reconocer esa voz y el miedo, y ya le pongo atención. Pongo una manita en alto en plan: habla con mi mano. Y dejo a la voz acallada, para sacar la mía.

¡Claro! Voy encantada. Y después de eso me faltó decirlo en el BOC, porque me pasé una semana dando la lata a todo con el que me cruzaba.

El viernes por la tarde me llevé hasta la 31 feria del libro de mi pueblo. En la que de otra forma, llevaba participando un año. Es muy curioso atender a esto. Hace un año me contactaron para asesorar en la organización de la contratación para la producción y ejecución de la feria. Un año después estaba en la feria firmando. Me pareció que se cerraba el círculo, en esa ansia constante que llevo de encontrar señales y magia por todos lados.

Una vez allí, me abrumé viendo la gran mesa, mi nombre, y mis manuales.. todo bien dispuesto y colocado. Fue muy emocionante vivirlo.

Llegaron las chicas, llegaron amigas, llegó gente que no conocía.. Y firmé libros. Y gente que me contó que era la segunda vez que lo compraba. Y otras que me dijeron que lo habían regalado varias veces. Otras están tachando los días ya para empezar.

Yo debajo de la mascarilla, tenía mi labio rojo y una sonrisa que me llegaba de oreja a oreja. De vez en cuando miraba el cartelito y veía los manuales, y entonces me convencía de que todo aquello era real. Las fotos que saqué y me mandaron luego, me ayudan a recordar que sí, que todo pasó.

Tres horas mas tarde, recogí mi bolso y me llevé a MiMariposita a cenar. Hicimos recuento de vivencias, nos reimos recreando momentos, y celebramos la primera firma en una feria del libro.

Y así llevo una semana.

Me viene a la mente Ana Albiol.. y me voy a decir lo que le he escuchado a ella. ¿Suerte?.. maybe.. no lo sé de cierto. Lo que sí sé, es el track del toggl que me dice que durante abril a agosto de 2020 escribí unas tres horas diarias. Las facturas de las mentoras, las diez libretas con pruebas y mas textos, los planes de acción en otras dos libretas. Los 240 minicalcetines que tejí el año pasado, y los 180 que llevo este año. De las horas de trabajo de madrugada en expedientes como el de la feria para poder pagar todas esas facturas, también podría contarte. Pero ahora, con lo que me quedo es con la tremenda emoción de haber estado en la feria, de ver todas esas horas materializadas en un libro rojo precioso, y con todo lo que me cuentan las que lo han leído.

Dice Ana también que los sueños no se persiguen, los sueños se deciden y se cumplen. Y sí. Ana tiene razón.

 

 

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