En MiNorte, hay un castillo, que lleva ahí desde que yo me acuerdo, probablemente porque su construcción fue mucho antes de que yo naciera. Teóricamente era un fuerte, y fue construido por el siglo XVIII para defender la isla. Desde luego su emplazamiento es idóneo para eso. Actualmente es un punto de información turístico, combinado con una sala de exposición.
La cuestión, es que esta torre, está en todos esos recuerdos de mi vida, desde mi infancia, a la adolescencia, a la madurez que se supone que vivo ahora.
Este mismo fuerte, ha sido el eje de muchas de mis aventuras imaginarias durante toda mi vida.
Cuando era pequeña sobre todo… yo que tuve/tengo un complejo de princesa muy acentuado, era mi castillo, ¿dónde se ha visto una princesa sin castillo?. Me subía a las escaleras, y esperaba, porque seguro mi príncipe iba a llegar y me iba a encontrar ahí, solo que en lugar de venir cabalgando, lo haría navegando, claramente.
Luego cuando mis pensamientos empezaron a opacar la capacidad de mi imaginación, lo veía perfecto para esconderme: era fuerte, robusto, sólido… era la perfecta fortaleza. Y me gustaba imaginar que de forma metafórica podría ser mi refugio.
Hoy, ha pasado a ser una de mis referencias. Cuando siento que todo no va como debiera, o como a mí me gustaría, necesito tomar referencias, tener una constante, que me haga quedarme aquí, y no sufrir un choque neuronal, como escenificaban en alguna serie. Me subo a la azotea, o me bajo al charco, lo mismo da, desde los dos sitios tengo una buena vista de mi constante.
Hoy, ya no lo siento como castillo, porque me he dado cuenta de la relatividad de la fuerza, y que aunque sean sólidas sus paredes, no me van a salvar, no me van a proteger, si yo, en cualquier sitio no me siento sólida, no me siento protegida.
Me acuerdo de aquella canción: Mira como tiemblo dentro de tu abrazo.. y me doy cuento de lo indefensa que me puedo sentir dentro de una fortaleza, y lo fuerte que me siento hoy dentro de mi cuerpito de poco más de metro y medio.
Curiosa la relatividad de las cosas. He pasado de ver el blanco y el negro, para ver el relativo, puede que me equivoque, pero creo que avanzo.
Visité ese castillo, y sentí claustrofobia ante sus paredes estrechas, y vertigo junto a su muralla. No tiene mérito, para mi lo mas facil es el vértigo. Pero las vistas son tremendamente hermosas. Entiendo que te sintieras princesa dentro de el.
hola guapa he visitado tu blog a través de otro.
Debe ser que hoy lo veo gris oscuro todo o porque el sol todavia no ha salido hoy para mí. El hecho que es que he leído tu blog y me ha clado bastante.
Asi que si no te importa te voy a añadir a mis favoritos.
Un saludo,Motz.
Desde luego que avanzas, nosotros hace un año dejamos una “princesa” aun en crecimiento, hablando metáforicamente, y ayer cuando aterrizamos encontramos una reina capaz de manejar su territorio perfectamente!
Con los años aprendemos a construir nuestro propio castillo. Y sabemos que podemos amurallarnos también. Y ser muy fuertes.
…y que bueno es ser testigo de tus avances!
PD: Animo con el buttony, que no se resista esa manga, aunque tengas que tejerla con circulares!!!! Espero que te lleguen pronto las de dobles puntas…
Me encantan los cuentos de princesas y castillos. Y los abrazos (por cierto, que he mandado a pedir el último de Fede y creo que se han olvidado de mi). Ya lo sabes. Y avanzar, claro que avanzamos. Aunque a veces sea de forma tan sutil que no nos demos cuenta…
Más abrazos.