Salmorejo para el espíritu

Cuando las cosas vienen mal dadas, y uno agota todas las posibilidades de una mejoría, no cabe otra cosa que aceptar, acatar, asumir, y caminar.
Una vez que estás en el camino, has de proveerte de todo aquello que te facilite el andar.
Buen calzado, buena compañía, y sobre todo buen alimento.
La travesía será probablemente dura, larga y tediosa, así que salir preparado es un mini triunfo ya alcanzado antes de echarse al camino.
De la buena compañía ya les conté, y tengo que seguir diciendo que estoy rodeada de una gente que me quiere, que me arropa, que me enseña, y que me escucha.. Creo que eso tiene muchísimo valor, porque soy pesadita hasta decir basta.
Teniendo todo esto claro, le pongo atención al alimento.
Escucho mis necesidades y apetencias, y en este punto del tratamiento siempre se me apetece lo mismo: Salmorejo.
Hay un señor americano que se ha hecho rico, vendiendo su libro sobre la sopa de pollo, así que he visto el filón, yo haré lo propio con el Salmorejo.
Yo lo hago así:
Tomates, un ajo, una rebanada de pan integral, sal, aceite, vinagre.
Todo a la thermomix.
A la hora de servir: un huevo duro y unas lonchitas de jamón de hembra.
Lo pongo en la nevera y lo voy tomando cuando se me va bajando la energía.
No sé qué es exactamente, pero estoy completamente convencida, de que para los procesos de cicatrización y recuperación interna, el salmorejo es la mejor medicina para el espíritu.

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