Para hacer un descanso

Llevo casi tres días enredada en cajas, bolsas, maletas.. No entiendo mi capacidad acumulativa. Estoy haciendo un escrito, tipo últimas voluntades, por si en algún momento pierdo la consciencia de mi mente, y dejo desatado completamente este Síndrome de Diógenes, que ahora mismo mantengo o intento mantener, a raya; para que mis descendientes o ascendientes tomen cartas en el asunto cuando ya no me pueda controlar.
Casi 40 bultos me traje de vuelta, y dos plantas.. Fue un viaje tranquilo físicamente (la mar como un plato), horrible mentalmente (mi cabeza en su proceso máximo de centrifugado).
Me lo estoy tomando con calma, porque si no perecería entre el agobio que produce andar por una casa empantanada de cosas, libros, lanas, y telas… y recuerdos acechándote en cada esquina.
Así las cosas, sigo dedicándome las tardes a la vida ociosa, y a la producción artesanal.
Me repito cuando digo, que ver un proyecto que se materializa es una de las satisfacciones que tengo en mi vida cotidiana, y más sabiendo que salen de mis manos.


Hace dos semanas, cuando estuve aquí, logré terminar tres de los proyectos que tenía en mente. El primero fue una mantina arrullo, con una tela que traje de de Chicago allá por el 2005, ya dicen por casa que el que guarda siempre tiene (esto puede ser cruzar la raya con Diógenes… ainsss). El caso es que el tacto es espectacular, y la tela de flores y el bies que MiColegui eligió resultan todo un acierto. El segundo fue un bolsito para LaConsentida, que lamentablemente se le rompió el asa y necesitará una reparación; es un bolsito la mar de apañado, por tamaño y forma. Y el tercero es la funda para una libretita. Puse de nuevo en práctica mi capacidad bordadora que tiene muchas aristas por pulir, pero que todo se andará, ahora tengo tiempo, aunque no por mi gusto, y espero que no por mucho tiempo.

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