Me estoy agotando

Son las 9:09Am, acaba de venir mi jefe. Desde que le he visto llegar sabía que no era algo bueno lo que venía a hacer, porque nunca madruga, y menos para venir a esta oficina.
Ha dado algunos rodeos, para terminar diciéndome que él se va de vacaciones, y que me proponía quedarme al cargo de todo esto.
Supongo que mi cara de espanto era digna de un momento Kodak.
Me he quedado muda, parada, como congelada en el tiempo.
Me halaga que confíe en mí tanto como para hacer estas cosas, pero la verdad, casi preferiría que confiara menos en mí, me pagara más y él estuviera al cargo de todo.
Esto se está saliendo de madres, y la verdad ya no me produce ningún placer estar aquí, porque la cosa es que sé que soy capaz para asumir la completa dirección de esta empresa, como lo vengo haciendo en cubierto desde hace meses, pero que se me tome por tonta, y que ni si quiera se hable de compensación económica, me parece que pasamos de la confianza al abuso, y eso no me gusta en absoluto!.
Como es habitual en una escorpio típica como soy, mi mente trabaja a mil por hora, y la maquinación de un plan maquiavelico ya está en marcha, de aquí a unos diez días sabré si dio resultado. Que tiemble… La Cantera, que voy para allá!

Si tu supieras

No me recuerdas soy el que te dio,
la hora una vez hace años
Llevabas puesto un vestido marrón,
y un libro de Jorge Amado
Después cruzaste la calle
y me quedé con tu olor
Petrificado en el aire
hasta el día de hoy
Si tu supieras lo que imaginé
Los hijos la casa y el perro
Como la noche que me desperté
contigo bailando en el sueño

Y ahora preguntas de nuevo
Tiene usted hora señor
Maravilloso argumento
para hacer una canción
Esos caminos que no se hallaran
Dichoso del río que encuentra su mar
Labios que nunca se van a juntar
Historias que no se darán
Diez menos cuarto/Fede Comín
Y el que no lo haya hecho nunca… es que miente.
Lo bueno de esto es que en el momento en que lo imaginamos fuimos felices.
Lo malo de haberlo imaginado es que casi siempre, el otro nunca lo sabrá

Proyectos terminados


Hace unos meses, para ocuparme durante una espera, decidí empezar un nuevo proyecto, una colcha rápida para mi cama nueva.
Hace ya un mes que está puesta en la cama, resulta ser un quilt ligerito, que viene fantástico para estas noches de calor, que aunque hace calor, yo necesito taparme.
Me gustó mucho el resultado, y el trabajo que lleva es mínimo, aún así recuerdo estar entretenida y satisfecha mientras cosía.
A mi cama le falta el cabecero, que ya tengo idea de cómo será, ahora tendré que esperar a unos meses para poder hacerlo real.
Esto de llenar todos los huecos de la casa, se hace tremendamente largo en el tiempo, y algo cansino también. No disfruto con esta tarea para nada. Me hace ilusión comprar algo concreto y llegar a casa a ponerlo en el sitio elegido, pero son cosas puntuales.
Al menos puedo decir, que este proyecto está terminado y que está cumpliendo con su cometido.
En es momento en el que estoy, me viene muy bien ir concluyendo cosas, ir dando cierre a asuntos que llevan mucho tiempo dando coletazos. Es el momento de coger la gran bolsa de UFO’s (Unfinished objets) que tengo en mi vida e ir sacándolos de la bolsa.
Y de fondo.. Antes de que alguna de tus fotos, se vuelva vieja y amarilla… (Delirio/Jesús Garriga)

Descubrimientos asombrosos

Hay días que descubro cosas de mí misma que me dejan absolutamente asombrada.
Llevo varios días hablando. Hablando sin parar, explicando lo que siento, lo que pienso, lo que quiero, lo que sueño.
He contado pormenorizadamente en qué se ocupa mi cabecita cada noche, cuando llego a la cama y el estrés diario y el cansancio, no me dejan conciliar el sueño.
Se lo he contado a mis padres, a mi amigo, a mis niñas, a mis hermanas… aunque con el más que he hablado es con Troylo.
Todo empezó, cuando noté que Troylo me miraba algo extrañado, pero claro es perro, y aunque es bastante comprensivo, es lógico que no entienda todo el contenido de me discurso. Aún así, fue algo que me dejó nuevamente pensando.
Entonces, al no poder quitarme esta sensación de la cabeza, lancé al aire la pregunta:
“¿Me entiendes?”.
La respuesta fue el silencio. Volví a preguntar… Ahora haciendo mayor hincapié en la entonación, separando cuidadosamente las palabras..
La respuesta fue clara:
“Menos mal que vuelves a hablar normal, hace días que no entiendo una palabra de lo que dices, sonaba como a un idioma extraño…. Sonaba a chino!!”.
Y he aquí mi asombroso descubrimiento, sé hablar chino, de hecho hace días que lo hablo con suma fluidez, y buenísimo acento.. Ni si quiera recuerdo cuando lo aprendí, ni cómo, ni con quien.
El problema es que todos a mi alrededor siguen sin entenderme.

Para desayunar

Solo estamos a martes y ya siento que necesito recargar las baterías.
Entre ayer y hoy han sucedido una serie de acontecimientos alrededor mío, que han hecho que me desgaste casi por completo. Me siento como el móvil, dando pitidos cada cuarenta y cinco minutos por falta de pilas.
De nuevo un tsunami de emociones me ha pasado por encima. Ya no sé lo que siento, lo que quiero, a donde voy o de donde vengo.. Y ya estoy tan cansada de intentar buscar un punto de encuentro entre lo que siente mi corazón y lo que me impone mi cerebro, que no voy a hacer nada más. No quiero seguir desgastándome en esto, en eso.
Ayer por la mañana, entre a una cafetería con mi ex-jefe a desayunar.
Inciso: No es el bar del sandwich de atún, prometí no volver a entrar y de momento lo estoy cumpliendo.
Entramos y nos sentamos en una mesa. Detrás de nosotros entró una chica, algo mayor que yo. Camiseta de tirantes, pantalón pirata, piel quemada por el sol, pelo rubio, y algo rellenita. Llevaba una carpeta llena de papeles en una mano, y el móvil en la otra.
Se dirigió hacia el final de la barra, y a mi me quedaba justo en frente. Se acercó a la camarera y le pidió algo susurrándole, daba la sensación de que no quería que nadie la oyera, cosa bastante ridícula, ya que le iban a servir ahí y todos íbamos a ver qué iba a consumir.
La camarera abrió un quintillo y se lo puso encima de la mesa. Seguidamente cogió un vaso de chupito, y bajo del estante la botella de Johny Walker, etiqueta negra. Sirvió un chupito. La chica lo tomó en la mano, y lo bebió de un trago. Dejó de nuevo el vaso en la mesa, para coger el quintillo y beber a morro. Habló por el teléfono.Volvió a acercarse a la camarera, y le volvió a susurrar algo al oído. La camarera volvió a coger la botella de JW y sirvió de nuevo. Otra vez, lo bebió de un trago. Se terminó el quintillo. Se limpió la boca, y sacó un gloss del bolsillo. Se pintó los labios, pagó y se fue.No se tambaleaba, iba firme hacia la puerta.
Eran las ocho y media de la mañana, y ya llevaba encima suficiente alcohol como para que le quitaran todos los puntos. Sin embargo se subió a un opel corsa y se fue.
A mi me sigue dando vueltas la cabeza de recordarla, y se me llena la mente de historias que inventarme.

Un sueño revelador

Anoche soñé que andaba por un terreno pedregoso, caminando me encontraba una piedra muy grande que brillaba a lo lejos, no podía dejar de mirarla, y entonces me despisté. Dejé de fijarme donde ponía los pies y empecé a caer. Caía por un agujero que parecía no tener fin. La velocidad de caída no era mucha, te daba tiempo a ser plenamente consciente de que caías, y de que no podías asirte a nada. Mis manos, tocaban las paredes del agujero, pero todo estaba resbaladizo, y no había ningún saliente para poder agarrarme.
Seguía cayendo.
Pensé que no podría evitar estrellarme contra el suelo, y de pronto sentí que lo mejor era aceptar la situación. En ese momento, necesité casi más que parar de caer, un abrazo. Que alguien me rodeara con sus brazos y me diera apoyo, aunque sea en la caída. No quería que me salvara, solo quería un abrazo.
Sentía mucha angustia por no poder refugiarme en esos brazos. Así que en un acto que inicialmente me pareció muy patético, me rodee yo misma con mis brazos y cerré los ojos.
Tuve la sensación momentánea de que paraba de caer. Abrí los ojos, y así era. Me hallaba suspendida en el aire. Probé a agarrarme, y volví a caer.
Por mi cabeza pasó un leve pensamiento. Volví a auto abrazarme, y ahora no solo no caía, sino que empezaba a subir.
Me abracé con más fuerza, y la velocidad de ascenso se incrementó.
Cerré los ojos y seguí abrazándome. A los pocos minutos estaba de nuevo en la superficie.
Me senté al lado del agujero, y sonreí, era lo único que ahora mismo podía hacer. Me sentía exhausta pero feliz.
Anoche, en un sueño, encontré la única a persona que siempre podrá salvarme.

Oasis

los oasis son siempre espejismos
hay pasiones que niegan el cielo
cuando me quisieronyo no quise tanto
y cuando he queridono siempre quisieron
las palabras no solo definen
hay canciones que guardan misterios
cuando me llamaron
no escuché el mensaje
cuando yo lo quise
no me respondieron
poco mucho
algo casi casi nada
no siempre se cruzan
todas las miradas
hay distancias que guardan caricias
y lugares de pocos senderos
mis señales de humo
no encontraron ojos
y llegaron cartas
cuando estaba lejos
en el mar hay tesoros y peces
en el río hay arena y secretos
cuando lo quisiste
no salió la luna
cuando no esperabas
te llovieron besos
poco mucho…
Oasis/Pedro Guerra
Y yo hoy necesitaría el oasis de tus brazos, donde puedo resguardarme del sol, donde puedo beber del agua que guardas, donde poder ver el tiempo pasar sin que nada me perturbe, sin que nada me preocupe, porque lo más imporante mientras esté en el desierto, lo tengo…..
Refugiarme en el oasis de tus brazos….. aunque fuera un espejismo….

Odio tener razón

En estos días estoy librando una dura batalla contra mí misma. Contra lo que siento, lo que quiero y lo que debo hacer.
Las conversaciones tienen lugar cada día, y lejos de aclarar puntos, parece que todo se enrolla aún más.
Tomo posición de la tribuna y expongo de la manera más clara las conclusiones a las que he llegado, esperando y deseando encontrarme un buen luchador en frente, que luche con las mismas ganas que yo por lo que estamos debatiendo.
Lejos de eso, encuentro un contrincante que me escucha, que medita cada palabra que digo, incluso el tono. Se queda pensando, y al cabo de un rato del término de mi discurso, sintiendo que me mira a los ojos, me dice que sí que efectivamente tengo razón.
Odio tener razón en estos casos.
Quiero encontrar en frente a un igual que me discuta, y que me intente convencer de que lo que digo no es cierto, que no tiene base.. pero no, lo que encuentro es una persona cuya opinión frente a una situación es igual a la mía.
Incluso le parece bien mi plan de actuación.
Maldita la hora en que se me ocurrió, y maldito el momento en el que lo expuse.