“.. Recordó que, una vez, un domador le había contado cómo conseguían mantener a los elefantes presos. Los animales, de pequeños, estaban amarrados con una cadena a un tronco de madera. Intentaban salir, pero no lo conseguían, lo intentaban durante toda la infancia, pero el tronco de madera era más fuerte que ellos.
Entonces se acostumbraban al cautiverio. Y, cuando eran grandes y fuertes, bastaba con que el domador les pusiese la cadena en una de las patas, y la amarrase a cualquier lugar, incluso a una estaca, ya que no osaban salir. Estaban presos al pasado..”