“…Un hilo de sangre salió por debajo de la puerta, atravesó la sala, salió a la calle, siguió en un curso directo por los andenes desparejos, descendió escalinatas y subió pretiles, pasó de largo por la Calle de los Turcos, dobló una esquina a la derecha y otra a la izquierda, volteó en ángulo recto frente a la casa de los Buendía, pasó por debajo de la puerta cerrada, atravesó la sala de visitas pegado a las paredes para no manchar los tapices, siguió por la otra sala, eludió en una curva amplia la mesa del comedror, avanzó por el corredor de las begonias y pasó sin ser visto por debajo de la silla de Amarante que daba un a lección de aritmética a Aureliano José, y se metió por el granero y apareció en la cocina donde Úrsula se disponía a partir treinta y seis huevos para el pan…”
No me voy a cansar de decirlo… Me encanta Gabriel García Márquez.. Me hace reír casi de forma espontánea, ahora que tanto echo en falta tener motivos para hacerlo.
Gracias a este libro, entre otros, decidí estudiar Filología. El gran Gabo, en esta obra, se desborda.
Saludos.