El sabor está en la memoria

Hace una semana MaryC y LaAbogada, hicieron una visita por GranCa y después de un paseíto por los sitios habituales donde todo majorero hace parada, me llevaron a un sitio, donde según LaAbogada tienen los mejores perritos del mundo.
Eran las seis de la tarde, y no era horario para mi estómago, pero como estoy cambiando todos mis hábitos, no dije no.
El perrito no está mal, una salchicha hervida, un pan generoso, salsas gustosas y un pepino natural que está en conserva (un detalle importante que le da su originalidad). Que no se enfade nadie, los he comido mejores, también peores.
La cuestión es que para la gente autóctona este perrito es “el mejor perrito del mundo”, y yo llego a una idea.
Este establecimiento está abierto desde el año 1961, que son unos pocos años. La mayoría de la gente que conoce este sitio, lleva yendo ahí desde que les salieron los dientes, probablemente el primer perrito de su vida, lo comieron allí. En el sabor de ese perrito, está el recuerdo de esa primera vez, el recuerdo almacenado de la infancia con los padres, la adolescencia con los amigos, y la juventud con los primeros amores.
El perrito enciende una línea de emociones que están almacenadas en la parte dulce de la memoria, lo que convierten a este pan – salsas – salchicha – pepino en un manjar difícilmente discutible. El sabor del mismo, se ve envuelto por otros detalles que tienen poco que ver con las papilas gustativas, traduciéndolo en “el mejor perrito del mundo”.

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