Cuando todo esto pasó, yo escuché, leí, y también opiné, porque ya saben que para opinar no se necesita permiso, y bocachancla pues también soy un poquito.
Nos metimos en casa, y nos limitamos a seguir las normas.
Hemos salido muy muy poco, lo mínimamente indispensable. Y ahí me topé con el tema mascarilla.
Desde el principio me quedó claro que la mascarilla buena, no la había, y que la que había no ME protegía del contagio, así que esas mínimas salidas que hice, las hice sin mascarilla. Y ahí seguí, enrocada en esa conclusión durante un tiempo. Mirándome el ombligo, y centrándome en mi ego de desarrollo personal, espiritual o simple pedantería, escoge tu que me lees.
Me prima me decía, pero con lo que tu coses, hazte una para ti y para Emma, que las haces en un momentito. Yo le discutía que no NOS protegía de nada, que no nos hacía nada. Mi prima, sanitaria desde hace más de 20 años, me decía: pero previene, pero mitiga… Yo seguí mirándome el ombligo de mi conocimiento.
Entonces me veo a mi madre, con su mascarilla puesta, que había cosido ella misma. Y yo le echo la gran arenga.. ella me la cortó en un momento diciéndome, me da lo mismo, yo me siento más tranquila.
Y ya para rematar, me vi el directo de Sol con Eduardo López Collazo, y ahí el ego se me empezó a derrumbar un poco. Y entonces me puse a leer, con ojos sociales y menos personales. Y caí en la cuenta, de que me estaba centrando solo en mi, y en protegerme a mí. Y ahí fue cuando todo se me cayó al suelo. Esto todo no va de uno solo. De ser un único individuo que se concentra en salir adelante solo. Ahí fue cuando me di cuenta de que yo lo tengo que hacer por todos los demás, y que los demás lo hagan por mí. Hoy Sol vuelve a hablar de esto.
Así que me quité todos mis prejuicios y mis pensamientos obtusos y saqué la máquina de coser. Ciertamente en un ratito, las tenía hechas las dos. Ahora ya salimos con ellas.
Ahora creo que voy entendiendo de qué va esto.
Cómo yo digo, esto nos está obligando a desaprender. Y a marchas forzadas. Y de escuchar a los nuestros. Para detectar por ejemplo, que N. tiene miedo a salir. Y qué salir con patinete o con ruedas en los pies le da algo a lo que aferrarse, y la excusa para ir enganchado a tí sin que parezca una lapa.
Pues eso, cómo tú dices, pensar en el otro y hacerle sentir confortable. No importa tanto la efectividad, importa sentirse arropado y escuchado. Y esas mascarillas que improvisaste, son de 10.
“pensar en el otro y hacerle sentir confortable”, te lo compro