Haciendo camino

De vez en cuando, tengo que pararme, y buscar el pesito que tengo anclado al tobillo derecho y que me hace estar equilibrada en tiempo y espacio.
De vez en cuando, necesito mirarme al espejo, y perderme en el rostro que me devuelve, y que llegado ese momento casi no reconozco.
De vez en cuando, me viene bien mirarme de frente, y hacer inventario de virtudes y defectos.
Reconocerme capaz, constante, tenaz, tozuda, independiente, íntegra, sensible, sensata.
Reconocer mis necesidades y también mis capacidades.
Soy sensible, pero no frágil. Soy práctica pero no simple. Soy independiente pero no autónoma.
Y ahora que me empiezo a reconocer, ahora puedo seguir andando.

Cero con el Caralibro!

Los que me conocen de cerca, saben de mi aversión para con el Facebook.
Cierto es que cuando lo conocí, allá por el 2008, me pareció una idea fascinante. Un estupendo experimento social, con el que se podía comprobar en tus “propias carnes” la teoría de los 6 grados de separación.
Y fue real. Comprobé los 6 graditos de marras, recuperé a ciertos amiguetes del colegio, del instituto…
Y entonces empezaron a llegarme invitaciones de gente que no tenía nada que ver conmigo, ni tampoco con los 6 grados. De forma sistemática siempre denegué estas invitaciones.
Más tarde me llegó la información, de que Facebook se reservaba el derecho sobre el uso de todo el material que subieras a tu perfil. No he llegado a corroborarlo, pero me temo que la fuente estaba bien informada.
Otro tanto después, pude comprobar que si me etiquetaban en una foto, yo estaba expuesta a cualquiera que quisiera buscarme, y no es que tenga nada que esconder, pero sinceramente, no me apetece que me vean quien no quiero o quien ni siquiera conozco.
Después, descubrí, que como red social está bien, pero que el “ligoteo” típico de otras pseudo redes se había instalado también en el Caralibro, y las fotos de los perfiles, son demasiado explícitas como para obviarlos. Esto es como un meetic totalmente gratuito.
Así las cosas, decidí poner punto y final a mi experimiento social.
La semana pasada descubrí una noticia, donde se explicaba que todas las puertas de seguridad de la red no estaban controladas, y cualquier apañado-informático, podía ver el chat de tus amigos.
Con todos estos datos, he decidido hace algunos meses darme de baja de la red.
Hace menos de un mes he descubierto que han hackeado mi perfil, han cambiado mi contraseña, y se han dedicado a curiosear y también espiar a “mis amigos”. La finalidad de este hecho la desconozco, pero la conclusión es clara: Bórrame del Facebook.

Libro 16 (2010): Los gritos del pasado

“… En los peores momentos, durante la noche, sopesó incluso la posibilidad de huir, de hacer la maleta y largarse lejos de la responsabilidad del deber, lejos del peligro de que el amor por su hijo se convirtiese en una arma que le apuntase a la sien y, poco a poco, terminara por despararse. Él, cuyo sentido deldeber había sido siempre ejemplar, consideró en serio, por primera vez en su vida, tomar la salida de un cobarde…”

Misterio, religión, engaños, y fanatismo…. Fácil enganche.

Desde los lunes que te debo

Claro que yo también quise ser princesa
y el centro de su universo
y un poema.
Y que llegara tarde al trabajo alguna vez
por mi culpa.
Que una mezcla de sus genes y los míos
jugara a las muñecas en el salón.
Que los domingos se parecieran a cualquier cosa
menos a domingos.
Que los eneros no tuviera que recurrir a la estufa
para calentarme los pies.

Yo quería un jardín y rosales
y un mar con sus olas,
una talla mas de pecho o quizás dos,
un cruce de piernas más erótico
y una voz más femenina.

Quería un montón de fotos con la sonrisa desnuda,
un viaje a Grecia,
un trabajo más decente.
Quería aquello
y eso
y lo otro
y un poco de aquí
y otro poco de allá
y a el.
Sobretodo yo lo quería a el.

Que mis orgasmos no se los tragara el desagüe,
ni mi corazón se quedara sin cobertura
y que los espejos y los hombres
me dijeran la verdad sobre mi cuerpo.

Quería tartas en todos mis cumpleaños
y una posdata que dijera “te echo tanto de menos”
y sexo sin condón ni asientos de coches
y “cariño” y “amor” y “gordita”
y un “¿como estas de tu jaquecas?”
y un ” te sienta tan bien ese vestido”.

Quería desnudarme en sus pupilas,
comer helado en su espalda,
fumarme un cigarro en su boca,
un silencio que rompiera su palabra,
un hombro que durmiera mis bostezos,
que me sentara mejor aquella falda
y esa blusa
y su piel.
Sobretodo su piel.

Y es que aunque ahora no te lo creas
yo solamente quise ser feliz.

Ernesto Pérez Vallejo
Como si se hubiera metido dentro de mi cabeza,
y hubiera podido poner en palabras lo que no me
atrevo a ni siquiera pensar en voz alta.
Dice ElCubano, que espere, pero que mientras tanto….
fuego.
Me he ido a por cerillas.

De surrealismo y otras tonterías

Menos mal que ya es viernes, porque si tengo que seguir soportando más días de esta semana, segurito acabaría en algún lugar aislada por un trastorno mental, y no precisamente transitorio.

El martes por la mañana, cuando me vine a dar cuenta, estaba en algún tipo de trance que me llevó a perseguir, cual Alicia, a un conejo pardo, durante unos 100m en medio de una gasolinera. En qué momento decidí correr detrás de él, no lo recuerdo. Por qué corrí, tampoco tengo idea.
Solo sé, que ví aparecer un conejo en medio de una gasolinera, dentro de la ciudad, y como una polilla hacia la luz, me puse a perseguirlo.
Anoche, contándole el episodio a LaBajista, intentando encontrar alguna explicación a mi reacción, se aventuró a decir: estás segura de que viste un conejo???.
Pregunta que me hizo dudar de mi propia vivencia, y terminamos con una risa contagiosa e histérica, muy propia del surrealismo de la historia.
Como si fuera poco, ese mismo día, sin ninguna causa, mi flor de mesa de noche, acabó descabezada. Como si fuera un diente de león y la hubieran soplado. Todos los pétalos en el suelo.

Avanzando en la semana, me dispongo a ver con MiRoommate el último capitulo de Lost. Nuestro chute semanal. Una vez acabado el capítulo, la sensación es muy distinta a otras veces, y a tan solo tres episodios para terminar la temporada y la serie, no solo no es que se desvelen los misterios tramados durante seis temporadas, sino que todo parece enrollarse más. Esto tiene un tufo que no me gusta en absoluto. Espero estar totalmente equivocada, porque si no el trauma causado va a ser terrible.

No puedo con ello

De todos los defectos que puede tener una persona, hay para mí, uno intolerable.
Me reconozco paciente, tranquila, incluso, en ciertos momentos se me puede etiquetar de pasota. Suelo dejar a cada quien con sus cosas, que cada uno salga de esto como pueda. Suelo irritarme muy poquito por la forma de ser de las personas, y me considero 100% tolerante con el 99% de la población.
Lo que no consigo soportar es la envidia.. Toda esa gente aquejada del envidiucocos, como ya en otras ocasiones lo he llamado. Es como estar enfermo de un virus.
Las personas envidiosas, llegan a perder el Norte, y terminan siendo esclavas de sus propias frustraciones por no conseguir lo que tiene el vecino del quinto, pongamos por caso.
No puedo con la envidia, no puedo con los envidiosos.
Y más cuando dicen: “te tengo envidia de la buena”… ¡Y un cuerno!
La envidia, nunca es buena, venga de donde venga, y venga de quien venga.
Hoy estoy tremendamente alterada con este tema, porque hay ciertas personas aquejadas de este mal, que se propaga como la pólvora, que están afectando de alguna manera mi tan tolerante forma de ser. Y de pronto me despierto, con cara de pocos amigos, porque desde bien temprano están dando la lata.
Y mi cara va transformando a lo largo del día, y voy notando como se me altera la vena del cuello, y como me palpitan las sienes.. Y yo respiro, pero noto como el monstruo se desata.
Estoy buscando la manera de aislar a estas personas, que creo que como en Lost están tocados por un virus y ya no tienen remedio.. O en su defecto, aislarme yo.

Haciendo recuento

En este año y medio de trabajo, he conocido a mucha gente. Tengo el recuerdo de dos individuos totalmente indeseables que prefiero ni traerlos a la mente. Hay gente que viene, pasa y se va, y casi ni queda el recuerdo.
Sin embargo, hay otros, que poco a poco, y a fuerza del contacto diario, se han hecho compañeros de cafés, de fotocopias, y se ha ido abriendo paso la amistad.
Así, ante la crítica situación que tengo ahora mismo aquí, estos chicos se han hecho pilares, y a su manera cada uno ha hecho algo para que esta semana no me sienta tan miserable, incluso han ayudado a que tal vez la semana que viene cambie el color de mi cristal.
ElMetálico, me trae café, descafeinado, eso sí. Mientras me da clases magistrales de estructuras, negativos, mallazos, y hormigones. Es el que más dudas acerca de cómo hacer las cosas me ha resuelto. Creo que es el que mejor me vende, fuera y dentro de aquí.
ElGuapo, viene a ocupar sus horas libres, porque no tiene caseta. Me informa de cualquier evento social-cultural que haya en la isla. Me consigue ofertas en hoteles, y me cuenta cómo va a poner un negocio en Grecia, y encima le va a ir bien.
ElSegurata, acude a mi caseta cada tarde, cuando el calor y el sueño le hacen la guerra y está a punto de dejarse vencer. Me da indicaciones sobre como acometer cualquier tipo de trabajo de forma segura, y también me trae teléfonos y ofertas de trabajo, que puedan interesarme.
ElVasco, viene a beneficiarse de mi aire acondicionado. Acostumbrado a Ponferrada, siente que se derrite cada medio día. Con sus 130kg de peso, camina ágil por todas las cubiertas de LaObra, y me cuenta lo mal que lleva su relación a distancia, y me da consejos para poder paliar este mal momento.
ElCubano.. ElCubano fue el primero al que conocí. Es el único arquitecto que aguanto, y que encima me apetece escuchar. Me ha aguantado la risa, la apatía, la llorera… Nos desahogamos mutuamente sobre LosIndeseables que hay por aquí. Y probablemente sea al que tenga que agradecer más que a ninguno que mi paso por aquí no haya sido traumático, y también que haya puesto una puertita donde había un muro macizo.
Hoy, ante un hecho inminente que puede cambiar muchas cosas, han llamado a mi telf, como dos veces cada uno, pareciera que están esperando un parto. Es agradable sentirse pensada de forma tan positiva.
Haciendo recuento, tengo pingües beneficios en energía positiva gracias a ellos.

Soñé…

Soñé que había ido a un hotel… a 90km de casa, por una carretera serpenteante y en un acantilado, y que no me perdía.
Soñé, que estaba acompañada… y que tenía momentos de absoluta complicidad, a ritmo de goles y regado con Tequila Sunrises y claritas.
Soñé, que leía mucho en una hamaca de piscina… y que a ratos leía poemas de Benedetti en voz alta para mi compañía.
Soñé, que me sentaba en la terraza de la habitación, de noche y con la Luna de guardiana… y que podía memorizar una secuencia decimal de luces.
Soñé, que abrazaba a mi compañía… y que cuando quise soltarlo, me agarraron de la mano para que no lo hiciera.
Soñé, que abría mi corazón, …. y que dejaba ver lo que tenía dentro.
Soñé, que sentí que… así quería envejecer.
Soñé, que volvía a casa por la misma carretera…. y que mi coche no temblaba a 150 km/h.
Soñe, que me daban un abrazo… y yo no lo correspondía.
Soñé, que dormía 15h por la acción de 4 pastillas de colores.

Y sé que lo soñé porque yo no conduzco sola por carreteras serpenteantes y que den a un acantilado, y si lo hiciera, acabaría perdiéndome.
Y sé que lo soñé, porque yo nunca bebo Tequila, porque mi memoria es limitada, porque yo no dejo ver lo que guarda mi corazón… porque nunca me agarran para que no suelte a alguien, porque yo no quiero envejecer, porque nunca comparto mis poemas de Benedetti en voz alta, porque nunca conduzco a más de 100 km/h, porque yo siempre respondo a un abrazo….y porque no creo que existan pastillas que produzcan tanto sueño.

Libro 15 (2010): Un hobre soltero

“… A la hora de construir un refugio, según los expertos, conviene dirigirse al menos a tres contratistas distintos, para que nadie llegue a saber qué es lo que se está edificando, porque si se difunde el rumor de que uno dispone un refugio de mayor garantía, a la primera emergencia será atropellado por la chusma. Por esta misma razón, hay que ser realista y agenciarse una ametralladora. No es el momento de falsos sentimentalismos…”
Esta novela medio autobiográfica, me enseñó que uno es medio autómata cuando está en medio de una batalla de sufrimiento… Que se puede seguir viviendo con el piloto automático, y que el contacto con otro ser humano, muchas veces es más que necesario.