Poniendo en práctica la química aprendida

Post programado….

Si me pongo a contar los antecedentes, es probable que no acabe nunca, enredándome como me gusta en las letras y los pensamientos, así que como esto ha sido una clase puramente teórica y experimental, vayamos directamente a la exposición de hechos.
El propósito de la experiencia era conseguir una fibra teñida partiendo de una química no propia para semejante labor.

Materia prima: Material con posibilidades tejeriles (92% lana + 8% acrílico).

Elemento tiñoso o soluto: Kool Aid (polvitos químicos con efecto refrescante de distintos sabores, que toman allende los mares).

Agua o disolvente: Del chorro, nada especial, con todos sus iones, bacterias, cales y boros, claro está.

Microondas: Elemento calefactor.

Editado: Elemento super importante a usar: guantes!!!.. Mis dedos han estado azules durante al menos tres días!

Contábamos en nuestro haber, con distintos tipos de Kool Aid, esto es distintos sabores, o lo que iba a ser lo mismo en este caso, distintos colores.
Lo primero es mojar bien las fibras, de forma que queden humedecidas al completo (mojadas pero escurridas).
Nos centramos en producir lana azul, verde, y un lila-berenjenoso.
Con el Kool Aid de sabor berry blue, hicimos una disolución super saturada (6 sobres).

Para poder hacer un estudio riguroso, y ya que al otro lado del charco utilizan ésto para refrescarse, aquí la escribiente hizo una prueba con la solución, es decir, le metí un lenguetazo a una cuchara, creí morirme, y sentí como cada una de mis papilas gustativas se despertaban y gritaban.
Removemos bien con una cuchara de palo largo en sentido de las agujas del reloj (esto puede ser un dato no importante, pero como esto es una experiencia de la que pretendemos extraer conclusiones, hemos de tener en cuenta todas las posibles variables).
Cuando el soluto está completamente disuelto, añadimos más agua en una cantidad suficiente para que cubra toda el material a teñir.
Dejamos que el tinte pase de un sistema a otro, es decir, empiece a invadir la lana.
De ahí, al elemento calefactor, en nuestro caso, empezamos con ciclos de 2 minutos a máxima potencia, pero al ver poco resultado, incrementamos el tiempo de exposición al calor, haciendo un total de 3 ciclos de 4 minutos cada uno, con un tiempo de reposo entre uno y otro de unos 10 minutos.

Y aquí viene la espectacularidad del proceso. El elemento a teñir no toma intensidad de color en los ciclos de calor, sino en los tiempos de reposo o enfriamiento.
Comprobamos que en cada uno de los ciclos de reposo, el soluto dejaba el disolvente para pasarse al elemento a teñir, esto es, el agua volvía a tomar su transparencia, y la lana iba saturándose de color.
El proceso es espectacular.
Los ciclos de calor-reposo, se pueden/deben repetir hasta que el disolvente recupere su transparencia, y la lana tenga el color a gusto del tintador.
El siguiente paso, es escurrir la lana, y dejar que se enfríe, para luego enjuagarla y comprobar así que no suelta nada de color, y ya de ahí dejar secar. En este experimento, me acompañaron Lolita que es la dueña y autora de la mayoría de las fotos que acompañan a este reportaje, y que ha hecho lo propio en su blog; y Pilar que cedió amablemente su azotea, nos llenó la barriguita con exquisiteces, y que fue la valiente que primero metió la lana en aquella disolución negra como una noche oscura!Y hasta aquí nuestra clase química cotidiana del día!

Libro 21 (2010): A tres metros sobre el cielo

“… Desilusionada, sola. Se queda con un vaso vacío entre las manos y algo más difícil de llenar en su interior. Ella, simple abono de esa planta que a menudo crece encima de la tumba de un amor marchito. Esa rara planta cuyo nombre es felicidad..”
Me costó cogerle el gusto. Demasiada violencia.Pero finalmente me enganchó, y estoy al acecho de la segunda parte

Tomando posiciones

Ayer, mientras peleaba con el insomnio que padezco hace algunos días, me entretuve en la caja tonta.
Encontré un documental en la 2, que cerraba la noche temática. Se llamaba “El amor basta”. Desde que vi las letras supe que tenía que verlo, ya que yo he sido una defensora total de todo lo contrario “El amor no basta”.
El documental muestra nueve parejas homosexuales de Europa, cómo viven de acuerdo a las leyes del país donde habitan, y también según sus ideas.
Se les preguntaba distintas cosas a cada pareja, pero había una pregunta que se repitió en cada entrevista: “Sois una pareja o una familia?”.
La respuesta variaba de una pareja a otra, y esto a mí me dio el pie para el centrifugado que tengo en la cabeza desde anoche.
Hoy he estado en la playa, con dos familias monoparentales por circunstancias. Situaciones distintas, relaciones distintas, resultados similares.
Sigo centrifugando, y trato de tomar posición.
Qué quiero ser yo? Qué quiero tener yo? Qué puedo ser capaz de asumir? Cómo puedo aceptar lo que tenga que ser? Familia o pareja? Por qué esta inecuación me parece inevitable en mi vida?
Sigo centrifugando, y creo tener clara la meta… Supongo que será cuestión de ponerme realmente el uniforme de corredora de fondo, y empezar a correr.

Capacitada legalmente para ingeniar

Hace casi dos años, me subí a una tarima, y hablé durante casi 40 minutos, de cómo una máquina que supuestamente había diseñado yo misma, podía cortar una finísima lámina de acero.
No fue un rato agradable, pero tampoco fue el peor de mi vida.
Hoy, casi dos años después (a falta de unas horas) tengo un papel en la mano, encabezado por el mismísimo Rey, que atestigua que puedo ingeniar lo que se me ocurra, que tengo autorización para hacerlo.
Puede no ser importante, puede que sea solo un paso más, puede que solo sirva para poder ganarme el pan y desarrollar un poco más alguna de las capacidades que tengo de “ingeniar”.
Es difícil estar fuera de casa y tener días como el de hoy.
Echar tanto de menos algo que se te corta la respiración.
Tragar nudos sin descanso, y sentir que no se digieren.
Ahora mismo, si pudiera crearía un dispositivo, que borrara horas, o días, o personas, o cosas…
Pero mucho me temo, que mi título no me capacita para tanto.

Balance

Hago balance
y repaso viejas fotos.
Ya no soy aquel muchacho
con relámpagos en los ojos.

Conservo miedos
por los que aún debo cantar.
Aún siento el vértigo helado
al echar la vista atrás.

Balance/Ismael Serrano
En el coche tengo el último disco de Ismael, y lo escucho cada vez que voy a algún sitio motorizada. De entrada me pareció algo difícil, pero con la escucha, se ha convertido en todo un descubrimiento.
Hoy me sirve, justamente, para hacer balance. A mitad de mes, de año, casi de semana…
Me queda menos de una semana para empezar una nueva aventura laboral. No voy ni siquiera a intentar engañarme: estoy muerta de miedo, pero casi que con la misma intensidad, tengo ganas de empezar.
Sigo descubriendo teorías y razonamientos que me dejan helada e igualmente entusiasmada, y no freno las ganas de tomar notas, y hacer apuntes, para no olvidar lo que leo y descubro.
Hago de comer rico, y me sabe bien. He vuelto a sentir hambre, y disfruto del placer que me provoca saciarla. He engordado tres kilos, y por fin, lo veo como una buena noticia.
Me despierto a media noche, aterrorizada e incapacitada para mover ni un pelo. Hoy leí que los terrores nocturnos empiezan a los dos o tres años, seguí leyendo, pero en ningún lado decían cuando se acababan.
Tejiendo, comiendo, cocinando, pensando, leyendo… he pasado estas pseudo vacaciones, aún faltan unos días, que seguiré usando para descansar y darme pequeños placeres.
Este primer semestre del año, ha sido como escalar el Everest. Tengo la sensación de que el segundo, será como bajar: cuesta abajo y sin freno… y con la duda de si antes de subir, dejé bien preparado el terreno para caer.

Libro 20 (2010): La niña que podía volar

.. Pero los ejemplares humanos, como tú y como yo, constituyen su mayor desafío. Otras criaturas solo necesitan alteraciones físicas y biológicas, pero con nosotros, con el ser humano exixte un problema adicional debido a esto (Conrad se señaló la cabeza). Los aspectos psicológicos, inteletuales y emocionales del ser humano hacen que seamos mucho más difíciles de manejar y controlar. Los investigadores han necesitado su tiempo, pero finalmente han comprendido que para poder rehabilitarnos y crear en nosotros una normalidad duradera han de hacer que la deseemos, la aceptemos y apreciemos su valor. De lo contrario, no funciona. ¿Y cómo lo logran?. Convirtiéndose en nuestros amigos, dándonos lo que queremos, haciéndonos sentir cómodos y, a ser posible, volviendonos involuntariamente cómplices de nuestra propia anulación. Algo que consiguen con demasiada facilidad en la mayoría de los casos…
Un libro que me ha devuelto mi capacidad de volar, de pensar y también de no querer controlar todos mis “defectos” para parecer normal.