Llevo varios días que estoy como la marea, que voy, que vengo, que me vacío, que no me termino de llenar.. y mientras tanto, con oleaje, con mar de fondo, y pocas veces en mar en calma.
El motivo no lo sé bien, la causa tampoco, lo que tengo claro son los efectos.
Así las cosas, he puesto los cinco sentidos, y también el sexto, en encontrar la perfección en el modo ameba.
Se me da bien, y ya casi lo tengo totalmente controlado el modo mejillón: me aislo y dejo de estar en el “mundo” por unos días. Me va bien, pero ya voy necesitando alternativas, sobre todo porque mientras tanto el mundo sigue girando, y es todo un trabajo ponerse las pilas después para volver a coger el movimiento.
El modo ameba está en pruebas. Consiste en no pensar, no sentir, solo seguir la corriente, imitar puramente el devenir diario de las amebas, como su propio nombre indica.
Es tremendamente difícil, más que nada porque me resulta complicadísimo dejar de pensar o de sentir, yo que soy todo pensamiento o todo sentimiento.
La cuestión es que mientras me entretengo practicando, estoy totalmente concentrada en eso, y puedo dejar de lado todo lo demás, esto es, todo lo que me hace pensar y todo lo que me hace sentir, qué contradicción.
Ya veremos si consigo llevar a buen término el experimento. Aunque ahora pensando, creo que lo mejor sería una ameba dentro de un mejillón.