Guisar, tejer, comer, y atrasada con todo lo demás

Va terminando Febrero, y yo estoy más dispersa, distraída, y despistada que nunca.
Ya están las dos aquí: Miranda y Olivia. Cada una con sus respectivos papás, en sus respectivas casitas, haciendo las cosas típicas de bebés lactantes de menos de un mes.
Son taaaaaaaaan bonitas las dos, que yo no puedo sino poner cara de profundo amor mientras las miro.
Y será por todo lo que me está suponiendo ver de lejos todas estas situaciones que se generan, que no hace tanto que yo pasé, o será por el frío… pero el tiempo no me da. Y como soy de enredo fácil, no avanzo con lo que ya tengo entre manos, sino que sigo viendo cosas que quiero empezar y hacer.
En fin, lo que viene siendo un caso sin remedio.
Y el frío.. ay! el frío. Que les digo? Que estoy harta, muy harta. Yo soy de temperatura alta, me encuentro bien cuando estoy por encima de los 25º. Y llevamos mas de un mes que no alcanzamos ni los 20º. Y unos días vale, pero que ya va para dos meses! Enough for me!
Así que aunque luego venga el Sr. Soria, a darpor…  a molestar subiendo la tarifa eléctrica, pues no queda otra que encender los fogones, y hacer ricos manjares para entrar en calor.
Este fin de semana el menú ha estado compuesto por: ensalada tibia de garbanzos de receta improvisada. Yo le digo ensalada a cualquier cosa que lleve ingredientes crudos y que se pueda aliñar con aceite y vinagre. Ésta en concreto la hice con garbanzos que tenía guisados y que luego pasé por la sartén con un poco de cebolla. En crudo le puse: tomates, aguacate, aceitunas, orejones. Al final le puse un huevo duro, y el aliño. Que esta vez fue a base de mostaza, aceite de oliva y vinagre de manzana. Y tarta de manzana, que ya saben de dónde saqué. A que sí?. La verdad es que durante este invierno he hecho varias tartas de manzana, con más o menos resultados aceptables. Sin embargo, creo que esta es la mejor tarta de manzana para mi gusto, que prefiero bizcochos a tartas con cremas. Así que para mí, esta es la receta definitiva de tarta de manzana.
Y con la barriguita llena, coge una las agujas de muy buenas maneras. En Enero, casi a finales,  me enteré de este reto, y viendo también como estaba mi stash de lana, me pareció la mejor manera de ir acabando con él de una forma divertida y productiva: nunca tenemos suficientes calcetines. Ya lo empecé atrasada así que he tenido que darle a las agujas para ponerme al día, sin tocar casi nada más. Terminé Enero, y ya voy por el talón del segundo calcetín de Febrero. Estoy muy contenta con ambos pares, pero éste último me tiene más que contenta. Me encanta. Y el color es espectacular. Ni que decir tiene que la cámara no es capaz de captar la intensidad de este tono.
Esta semana que resta de Febrero promete estar llena de horas sin respiro, y de trayectos interminables con metros y carpetas. Estoy intentando hacer un conjuro para estirar las horas, a ver si me da tiempo de terminar lo que tengo a medias. Deséenme suerte!

Rosa flamenco y otras reflexiones

Ya hace un mes que estoy “trabajando” fuera de casa. Los lunes y los miércoles salgo a las 7 de la tarde, con el turbo puesto para ir a recoger a Emma y llevarla corriendo a casa para la ducha y la cena. La mayoría de las veces, tengo que ir cantando a pleno pulmón para que no se duerma antes de llegar. Corriendo la ducha, despacio la cena. Hablamos, contamos, y recogemos. Y el paseillo a la cama ya se hace dando tumbos.
Emma sigue sorprendiéndome cada día (hoy justo, hoy, se cumplen tres años de la primera ecografía, la primera vez que nos vimos). Me voy a trabajar, a la voz de “adiós mamá, tadepués”. Y se queda tan tranquila. Me encanta que sea tan independiente, y tan segura. Aunque, para ser sinceros, hay una mamá con los brazos en jarra, dentro de mí que me dice bajito: oye, y ni te echa de menos!! Como son estas inseguridades que salen a flote con la maternidad… Con una sacudida breve pero firme, de cabeza, elimino a esa mamá toca narices que no quiero ser.
Este miércoles, me tomé tres segundos después de salir, para admirar el espectáculo. Al salir de la academia, la vista de todo mi pueblo es espectacular. El sol que se empieza a ir, y las luces que se empiezan a enceder. Me tomé tres segundos para sacar las fotos, y también para respirar. Hay días que me olvido de cerrar los ojos y respirar.
Los fines de semana siguen siendo fructíferos, cuando no me voy por las ramas, y me enredo en listas interminables de las cosas que quiero hacer, y en las que pierdo el tiempo sin darle el uso adecuado poniéndome manos a la obra. Y me pierdo en los cajones buscando el retal perfecto, o la cajita donde guardaba aquellos botones tan apropiados para este trabajo en concreto. Así me encontré una bolsa con un montón de trocitos de lana, y el tapete de flores que hice hace ya un montón de años. Ahora que está tan de moda, voy a dejarlos a la vista a ver qué se me ocurre..
Lo malo de empezar grandes proyectos, es que el avance suele ser lento, y  a veces se necesita hacer algo de empezar y acabar en horas, para seguir sintiendo que no todo está paralizado, y que tus manos siguen siendo efectivas. Así me topé con este lindo Flamenco. Es el proyecto perfecto para estos casos. Nuestro pequeño grupo de animales cada día es más variado y numeroso.
Y Emma, deseando que se acabe la sesión de fotos para ponerse a jugar con ellos.

Scraps, stash, y una niña que crece por días

El sábado pasado y como premio a una semana llena de estrés y agobios, asistí a un taller de iniciación al scrapbooking. Fue mi primera experiencia con papeles, troqueles, y cinta de doble cara. Estuvimos tres horas midiendo y cortando, pegando y troquelando. El proyecto objetivo, era un álbum de fotos, de tres páginas, con decoraciones en ambas caras de cada página. Se supone que cuando lo terminemos, nos va a quedar algo muy bonito, aunque para eso, aún debemos ir al taller al menos otra vez más. Como digo el proyecto es muy bonito, pero quizás era algo demasiado ambicioso para siete alumnas con cero idea de scrap.
El taller fue divertido, porque asistimos todas conocidas, cuatro de mis primas, dos de mis amigas del grupo de patch y yo. O sea, como una reunión familiar, pero en la tienda de Adela. Ahora andamos concretando agendas para volver y terminarlo.
El mismo sábado, y después de ver unos cuantos de mis blogs habituales de tejido, ví que como cada principio de año, estaban subiendo fotos del stash de lanas. Hace años que me pica la curiosidad y tenia ganas de hacer un inventario de este tipo, pero en realidad, el sentimiento de culpa por acumular tanto, me lo impedía. Este año, he enfrentado ese momento, y de paso le he dado un orden a los cajones donde guardo mis lanas. Con grata sorpresa he descubierto tesoros que ya no recordaba tener (algunas madejas de seda, otras de alpaca, y otras de calcetines de colores maravillosos), y también con terrible sorpresa, he descubierto que tengo algunas madejas doradas, y otras con fibras brillantes, que no recuerdo ni haber comprado. Seguramente estaría poseída por vetetúasaber que tipo de espíritu tejedor barroco. Sea como fuere, aquí están, y este va a ser el año de darles salida, de una manera o de otra.
De momento, me he apuntado al reto de Irene. Que aunque lo cogí tarde, ya tengo hecho el primer calcetín del par de enero y prácticamente el primero también del de febrero. Cuanto más me propongo ser ordenada y disciplinada, más me disperso.
Y es que no puede ser de otra manera, me disperso mucho, y empiezo a creer que la culpa la tiene Emma. Antes era consciente de que el tiempo pasaba, que muchas veces se escurría de entre los dedos, pero que luego se tomaba como una especie de descanso y te daba tregua… Desde que Emma está aquí, y ya hacen 30 meses, el tiempo ha tomado velocidad y no se detiene, no para, no espera, como canta Drexler. Y aunque no quieras prestarle atención, ahí está, dejándote notas escritas en forma de detalles como zapatos que se quedan pequeños en dos meses, o pantalones que empiezan a ser pesqueros, cuando hace tres días le dabas la vuelta al bajo para que no los pisara. Y hay cambios más notables que la ropa o los zapatos que se quedan cortos, detalles como oirla hablar, que cada día es menos lenguatrapo, y es capaz de hacer frases completas, y de preguntar cosas que por momentos me dejan cara de vaca mirando al tren, y que me llevan varios segundos para que las neuronas vuelvan a hacer sinapsis y yo pueda responder.

Miranda y Olivia

Con una diferencia de una semana, el año pasado recibí dos noticias. Y con una semana de diferencia, este año seré tía dos veces, tía carnal, y tía postiza.
Es difícil de explicar las sensaciones que tengo ante tal acontecimiento. Vivir dos embarazos tan cerca y después de haber vivido el mío, es una mezcla de alegría, nostalgia, emoción y mucha felicidad.
Como era de esperar, mis manos no iban a quedarse quietas.
Desde el final de la primavera, tenía casi listas las cosas que iba a tejer y las lanas elegidas. Apenas iniciado el verano, ya tenía todo tejido, a la espera de remates y detalles.
Cada paquete está compuesto por una vine lace cardi, tejida con dmc natura; una mantita de granny square, con algodón de varios colores (dmc natura, panamá de katia, y mississipi 3 de katia).
Para Olivia, tejí también una poppy, que siguiendo el consejo de la mamá de Miranda, fue pelirroja, y la verdad no puedo estar más contenta con el resultado.
Hoy ya, ambos lotes están en manos de las mamás de las destinatarias. Uno después de una complicada operación de logística, y el otro después de una excursión a MiNorte, hoy mismo.
Ya no quedan más que semanas para conocer a estas dos esperadas niñas, y yo ya estoy muriéndome de ganas por verles las caritas.. Me imagino como están las mamás.

Nubes de tormenta, y casas calentitas

Frío, viento.. un poquito de lluvia, y mucho viento, y mucho frío.
Estamos teniendo un enero de lo más previsible.
Nuestras actividades se centran en salir lo justo y necesario y el resto lo pasamos resguardadas en casa.
En casa, se encienden velas, se come chocolate, se hornea un pastel, leemos, hablamos…
Y sacamos fotos, miles de fotos. Con suerte,  alguna sale bien.
En nuestra lista de deseos está una cámara nueva, y también un curso acelerado de fotografía.
Me he embarcado en un proyecto nuevo. Leí sobre el tema aquí y me fui a la página de origen. Estoy entusiasmada. Es perfecto para mí, que me vuelven loca las libretas, los colorines y los papelitos.
Y mientras tanto, las orquídeas aprecian esta bajada de temperatura, y florecen.
Nosotras esperaremos a la primavera, pero también floreceremos.

Cálida mecánica y otros trabajos manuales

Soy una persona mecánica, que no autómata. Me gusta saber cómo funcionan las cosas, cómo los engranajes engranan y comienza el movimiento. Porque absolutamente todo se reduce a que las piezas encajen, se engrasen, y se muevan. Y así estamos, dándole engrase a las piezas, para que no se ripien, para que no chirrien, y para que el movimiento sea constante y continuo.
El día mágico de Enero pasó. La primera cabalgata de Emma, y con pase VIP, fue un poco complicada la misión de distracción para que la magia hiciera su trabajo, y sus majestades fueran reales y no gente corriente. La edad de Emma es tal, que le llamó la atención mucho más ver a Dora en el muelle que a los propios reyes en sus camellos. Aún así, como experiencia fue estupenda.
Y por la noche pusimos los zapatos, y a la madrugada, los zapatos estaban llenos de paquetes. Aunque el mejor regalo de Emma estaba en una caja de cartón que necesitaba de una llave y unos planos para poder disfrutarlo.
Como tantas otras veces, ya son unas cuantas, ElPatrón y yo nos pusimos manos a la obra. Es divertido montar muebles con ElPatrón, nos entendemos bien, y al cabo un rato Emma nos hizo un café a todos en su cocina nueva. Sin duda alguna, el mejor momento del día fue ese, todo el mundo en la cocina de Maba, unos en pijama, otros estrenando el chándal nuevo que los reyes trajeron.. la familia: el verdadero regalo.
La verdad es que la cocina es muy bonita, aunque tendremos que ir tuneándola para que sea más personal. Con la cocina, vino también un carrito, que Emma pasea por toda la casa. Me llama muchísimo la atención como juega. Ella sola, con la cocina y el carro. Es algo increíble. Ella nunca ha ido en carro, sin embargo, coge a la muñeca, la mete dentro, la pasea, la saca, le da de comer, la abriga (cosa que tampoco hace ella…) Es increíble y estupendo verla. Amén de la tranquilidad que se respira por ratos en el piso. Se pasa largos ratos jugando ella sola.
Y con ese tiempo maravilloso, cortesía de los nuevos juegos, me he puesto manos a la obra con mi nuevo reto 2014. Top cosido en el 2004, y abandonado a su suerte al frío cajón durante 10 años. Tiempo suficiente para ponerle la trasera y la guata y empezar a acolchar. Ya no sé si son casualidades, sincronías, o pequeños guiños del destino.
Al mirar ahora el top, con sus 99 bloques cosidos a mano, da la sensación de profecía. Hay bloques que representan acontecimientos que han pasado después y que eran un absoluto misterio en el momento en que los cosí. Ha sido este detalle el que me ha hecho coger impulso y querer terminarlo.
Así que estas noches, después de largas jornadas de estudio de válvulas y redes (empiezo el año como maestra), me relajo comiéndome unos tomates a la crema, que ha sido uno de los mejores descubrimientos culinarios del año pasado, acompañados de un vinito blanco y mi pan de centeno; y escuchando la Cálida Mecánica de Fermín. Es una buenísima banda sonora para este frío enero.

.. si hay cuaderno de bitácora,
si hay opciones para otro cálculo,
en tu cálida mecánica,
brújula en la vía láctea..

Un poco de todo, y los Reyes en camino

Hoy ya se acaban las fiestas navideñas. Esta noche, pondremos los zapatos en la puerta de la escalera de la casa de Maba, y nos iremos a dormir. Hoy dormiremos en casa de los abuelos, porque es probable que nuestro piso esté un poco fuera de la ruta de Sus Majestades. Y por allí pasan seguro, llevan treinta y pico años pasando.
Hemos pasado unas Navidades bastante completas, y haciendo un esfuerzo titánico para que Emma valore más las reuniones y el ambiente, que los regalos. El esfuerzo merece la pena. Aún así, el 25 por la mañana, al llegar al salón y ver los dos paquetitos debajo del árbol, Emma me miró muy sorprendida y me dice: si mino, Papá Noel mino!!!!
Los días atrás, veía Dora y Caillou en sus respectivas Navidades. En algún momento, se me ocurrió decirle que iríamos a una fiesta en casa de Maba, y que luego por la noche, Papá Noel vendría de puntillas y dejaría un regalito en el árbol. Cada día que llegábamos a casa, al entrar miraba el árbol y me decía: no mino.
Después de jugar con los nuevos juguetes, y como llevamos haciendo ya 3 años, nos fuimos a ver el Belén municipal. El Belén de mi pueblo es muy grande, y está bastante trabajado. Es un sitio estupendo para pasar la tarde dando un paseo. A Emma le encantó. Las figuras son casi más grandes que Emma, quien tenía auténtica curiosidad por saltar los muros de piedra y llegar hasta ellas. Me pasé la tarde corriendo detrás de ella, atajándola.
También durante estos días hemos ido a la peluquería. La primera vez para Emma. Me sorprendió muchísimo lo tranquila que estuvo. Dejó que la peinaran, que le cortaran, incluso que le hicieran dos coletas. Tuvo algo que ver lo preparadas que están en la peluquería. Tenían desde cuentos hasta juguetes, además de un sillón apto para niños escapistas.
Para terminar el año, tuvimos una reunión-merienda en casa. Para la ocasión, preparé un bizcocho de peras y avellanas, que ya todo el mundo sabe de dónde saqué la receta. Está bueno, pero no desbanca a la tarta de ciruelas, del primer puesto del ránking de los bizcochos.
Esta vez en lugar de traer la costura, nos reunimos con una libreta, y con un montón de propósitos. Este año nos fue muy bien ponernos objetivos con fechas más o menos elásticas para ir cumpliendo y terminando cosas. Así, nos propusimos dos proyectos nuevos, y cada una fue sacando las cosas a medias que quisiera terminar este año.
De los proyectos nuevos, uno es A Woodland Christmas. Lo vamos a ir haciendo un bloque a la quincena. De momento, y con algunos inconvenientes (supongo que hacía demasiado tiempo que no tocaba la máquina de coser más que para acolchar), he terminado el mío. Por supuesto es muy mejorable, pero de momento se va a quedar así.
El segundo es un quilt a pieceo inglés llamado Crosses. Este lleva más trabajo, porque hay que cortar los hexágonos, hilvanarlos, y luego unirlos entre sí hasta formar la roseta, cada una de ellas tiene 48 piezas. El objetivo es ir haciendo una roseta a la semana. Así  está ahora la mía, tengo esta noche para terminarla y cumplir lo estipulado. Estoy super contenta de llevar las cosas al día, y de tener este pequeño grupo-tesoro en el que nos apoyamos para seguir cosiendo, y con el que comparto las demás cosillas que no son costuras.
Esta tarde nos vamos de aventura a la cabalgata de Reyes, tenemos pases vip, porque aquí SSMM vienen en barco, y el abuelo tiene el gran honor de traerlos hasta la capital, vía marítima. Así que podremos verlos en primera fila, y darles la carta en mano. A ver qué le parece a Emma la experiencia.

Cosas que pueden pasar en una peluquería

Hace un frío y un viento bastante propio de la época, así que no es propio quejarse, ni malhumorarse, ni demás cosas que suelen hacerse cuando hay mucho viento y mucho frío.
Estamos resguardadas en casa, tomando chocolate caliente y pintando. Emma ha empezado a desarrollar una capacidad asombrosa para estar sola. Quiere estarlo, e incluso parece que por momentos lo necesita. Tiene todos los colores y su block en el suelo en medio de sus piernas, y mientras se aparta el pelo de la cara, pinta arcoiris. Me he predispuesto a coger un color para pintar yo también, y me ha mirado muy seria y me ha dicho: no no no mamá, tu vas a cocoser… chao mamá
Me he quedado con cara de no saber muy bien qué decir o hacer, mientras la miraba interrogante. Ella parece tenerlo muy claro: chao mamá.
Pues nada, pues bien. Me ha quedado muy claro que es lo que quiere. Así que me he venido al pc a llorar mi momento ombligo: mi hija ya no me necesita!!! Y me he puesto a descargar las fotos que he hecho esta semana, lo que me ha recordado una entrada que quería publicar desde hace algunos días.
En mi pueblo-ciudad, hay un montón de gente interesante, que quiere hacer cosas, y que no se conforman con ir al cine o subir las fotos al facebook.
En concreto, muy cerca de mi casa hay una peluquería, donde además de cortarte, teñirte y asesorarte sobre tu imagen, te ofrecen entre otras cosas: cuentacuentos, talleres infantiles, recitales, lecturas, y hasta conciertos en directo. Está claro que cuando la gente tiene inquietudes y ganas, da igual el escenario o el entorno. Ojalá le copien la iniciativa y mi Puerto, sea un mejor puerto en el que atracar.
El lunes pasado a las cuatro de la tarde, y en estreno mundial, LaBajista se fue allí con su bajo inseparable, sus chicos (guitarra y voz) y se pusieron a cantar – tocar. La novedad del momento fue que Ella se estrenaba como cantante. Yo (hermanísima de toda la vida) nunca la había oído cantar, y aún hoy, una semana después sigo con la boca abierta.
El repertorio estaba compuesto por canciones de todo tipo: Melody Gardot, Jamiroquai, Laura Branigan, Pearl Jam, José González…
Oir cantar a mi hermana This corner of the earth y Ain’t no sunshine me puso los pelos de punta, y las lágrimas al borde de los ojos. Todavía hoy tengo esa sensación muy fresca en la retina y la memoria.
Hacía mucho tiempo que no iba a un concierto, y este ha sido una inmejorable forma de volver al circuito musical.
Seguramente me pillen las uvas y las campanadas antes de volver por aquí, así que Feliz año a todos, que la salud no nos falte, y el amor tampoco!

Santa Lucía y gingerbread cookies

Ya hace muchos años que aprovecho el puente de Diciembre, para sacar todas las cosas de Navidad y convertir la casa en un despliegue de luces, cascabeles, papá noeles y brillos.
Este año no fue la excepción, aunque sí que ha habido un cambio importante con respecto a años anteriores. Esta vez he contado con una manita ayudante muy colaboradora. A la voz de “mama yo te adudo”, fue alcanzándome las bolas, las cintas, los lazos… Se fue llenando la casa de tal empalagamiento o espíritu navideño, que terminé poniendo a cantar a Michael Bubble todos los villancicos de su disco. Que por cierto, para mí, que soy antivillancicos (no me sé ninguno, no me sale cantar, no me terminan de motivar, y cuando lo intento, me termino pareciendo al anuncio de la loteria de este año: un esperpento).
Sin embargo Michel Bubble es más mi estilo, es Navidad con otra onda.
La cuestión es que nos ha quedado la casa la mar de festiva. Emma está entusiasmada con el árbol de Navidad, aunque yo me he apuntado en la agenda la necesidad de renovar adornos, y luces. Creo que ésto ya me lo apunté el año pasado, aunque debí perder el papel.
A la tradición de la colocación de adornos en el puente, le sigue otra que consiste en encender las luces el día 13, día de Santa Lucía. El año pasado las luces hicieron flus y se fundieron todas. Este año me fui rápidamente a mi chino de confianza a buscar otra guirnalda lumínica que colmara mis necesidades y expectativas. Me encontré con la terrible sorpresa de que no quedaban. Fui de chino en chino hasta que encontré unas que me parecieron adecuadas.
Al llegar a casa descubro que las luces de la foto de la cajita, no son las que están dentro. Para este momento, sobre las 18:00 de la tarde, y después de transitar por varios establecimientos con una niña de dos años fácilmente estimulable y con la energía típica de haberse bebido dos cocacolas, (aunque nunca las haya probado), di por abortada la misión luces. Saqué unas cuantas velas y un mechero, y esa fue la luz que encendimos el día de Santa Lucía de este año.
Para acompañar las luces, y el fresquete que ha hecho estos días, nos hemos puesto a hacer gingerbread cookies. Esta receta es una de las mejores que he probado. La única modificación que he hecho, es las especies. Desde hace algunos años tengo esta maravillosa mezcla que ya se vende así. Tiene la mezcla exacta de mi gusto, de canela, clavo, jengibre y cardamomo. Me encanta, y la suelo usar bastante.
Para decorar las galletas, he usado un tubito de azúcar de esos que vienen en los paquetes de adornos culinarios. Los que venden en el Lidl y traen azúcar con formas, y de colores, y algún tubo de azúcar líquida con color.
A mi parecer han quedado bastante buenas, y la probadora oficial que tengo en casa les ha dado su visto bueno, se las come de dos en dos.

Un día estrellado

Ayer, MiColegui, hizo el día del UFO en su tienda. Nos animó a llevar cualquiera de nuestros trabajos no acabados a la tienda y que pasáramos el día allí, acabándolos, dándole a la máquina, la lengua, y a la cuchara.
A mi me pareció la excusa perfecta para acabar mi Lone Star, que llevaba 7 años dando vueltas por mis cajones.
Empecé el día desayunando un buen café y una porción de una tarta francesa de manzana, que preparé la noche anterior. Era la primera vez que hacía la receta, y una vez más, un resultado más que satisfactorio. Perfecta para paladares como el mío que prefiere el bizcocho a las cremas.
Salí corriendo a la tienda, pasando por casa de Maba para dejar a Emma.
Sin dilación alguna sacamos las máquinas de coser, y cada una se puso manos a la obra.
Mi Lone Star es otra de esas antigüedades que alojaba mi armario. Creo (no estoy del todo segura, empieza a fallarme la memoria), que traje las telas de Chicago en el 2005, y le metí el cutter en el 2006. Aunque la primera entrada gráfica que he encontrado en el blog es del 2008. Da un poco igual, en este punto. La cuestión es que por fin, ya está terminada. Me ha costado muchísimo coger carrerilla y darle el finiquito. Aunque al final, una vez más, la paciencia y la constancia es el quid de la cuestión.
Ayer, volví a coser en grupo, después de mucho tiempo dando puntadas en soledad. Es divertido coser en grupo. Oir conversaciones cruzadas, reírte con anécdotas y cuentos, cotillear lo que cosen las demás, dar y recibir ideas… Es casi una terapia.
Después de terminar de acolchar el quilt a máquina, y de jurar en arameo.. No pienso volver a acolchar a máquina mientras me acuerde (este año he acolchado tres quilts enteros a máquina: enough!!). Recogí a Emma y nos vinimos a casa.
Tuve que esperar hasta esta mañana para sacar fotos medio decentes, que anoche la luz no me acompañaba.
Al llegar a casa, el cielo nos dio una sorpresa. No puedo dejar de admirar el cielo que nos regalan estas tardes. Es impresionante. Y por cierto, por estas tierras, ni lluvia, ni vientos, ni ciclones ni huracanes.. Es como si fuéramos la excepción a cualquier previsión meteorlógica propia de esta estación.
El día terminó con una llamada de teléfono deliciosa, que hace se que me recoloquen los pulsos, y que me salgan estrellitas hasta de los ojos.