Un día estrellado

Ayer, MiColegui, hizo el día del UFO en su tienda. Nos animó a llevar cualquiera de nuestros trabajos no acabados a la tienda y que pasáramos el día allí, acabándolos, dándole a la máquina, la lengua, y a la cuchara.
A mi me pareció la excusa perfecta para acabar mi Lone Star, que llevaba 7 años dando vueltas por mis cajones.
Empecé el día desayunando un buen café y una porción de una tarta francesa de manzana, que preparé la noche anterior. Era la primera vez que hacía la receta, y una vez más, un resultado más que satisfactorio. Perfecta para paladares como el mío que prefiere el bizcocho a las cremas.
Salí corriendo a la tienda, pasando por casa de Maba para dejar a Emma.
Sin dilación alguna sacamos las máquinas de coser, y cada una se puso manos a la obra.
Mi Lone Star es otra de esas antigüedades que alojaba mi armario. Creo (no estoy del todo segura, empieza a fallarme la memoria), que traje las telas de Chicago en el 2005, y le metí el cutter en el 2006. Aunque la primera entrada gráfica que he encontrado en el blog es del 2008. Da un poco igual, en este punto. La cuestión es que por fin, ya está terminada. Me ha costado muchísimo coger carrerilla y darle el finiquito. Aunque al final, una vez más, la paciencia y la constancia es el quid de la cuestión.
Ayer, volví a coser en grupo, después de mucho tiempo dando puntadas en soledad. Es divertido coser en grupo. Oir conversaciones cruzadas, reírte con anécdotas y cuentos, cotillear lo que cosen las demás, dar y recibir ideas… Es casi una terapia.
Después de terminar de acolchar el quilt a máquina, y de jurar en arameo.. No pienso volver a acolchar a máquina mientras me acuerde (este año he acolchado tres quilts enteros a máquina: enough!!). Recogí a Emma y nos vinimos a casa.
Tuve que esperar hasta esta mañana para sacar fotos medio decentes, que anoche la luz no me acompañaba.
Al llegar a casa, el cielo nos dio una sorpresa. No puedo dejar de admirar el cielo que nos regalan estas tardes. Es impresionante. Y por cierto, por estas tierras, ni lluvia, ni vientos, ni ciclones ni huracanes.. Es como si fuéramos la excepción a cualquier previsión meteorlógica propia de esta estación.
El día terminó con una llamada de teléfono deliciosa, que hace se que me recoloquen los pulsos, y que me salgan estrellitas hasta de los ojos.

6 opiniones en “Un día estrellado”

  1. ¡Qué bien sienta acabar algo que lleva tanto tiempo contigo! Es cómo reconciliarse con el paso del tiempo. Seguro que el quilt lleva muchos pedacitos de ti y de tu historia. Acabar algo en lo que has invertido tanto recarga mucho las energías y da ganas de empezar algo nuevo.
    Lo de la "terapia de grupo" siempre va bien. Las risas son las mejores compañeras para un proyecto tedioso

  2. Que iniciativa más bonita, yo no soy de demasiada manualidad, y cuando las hago también la desarrollo en soledad o a mucho tirar con mi vecina que también hace algo de vez en cuando.
    Quizás por eso me parece asombroso eso de tener algo 7 años ahí esperando a ser terminado pero claro conociéndote… con todas las cosas que haces es normal!
    Bueno. parece que lo has terminado o aún queda algo… al menos has avanzado no?

    Un besote, me encanta visitarte!!

  3. Colegui, a mi me encanta coser contigo, creo que la primera vez fué cuando vine de vacaciones a tuNorte, y aun recuerdo el apartamento lleno de telas 😉
    muackssssssssssssss

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