24h de reposo y todo se ve diferente

La semana pasada, Emma y yo cogimos nuestros atriles y nos fuimos a NuestroNorte. Nos predisponíamos a disfrutar de la primera escapada a solas, y con la previsión metereológica de nuestra parte. La idea era pasar toda la semana vacacional.
Al tiempo, aprovecharíamos para trabajar un poquito con ElGurú, ver a la sobrina más preciosa del mundo mundial, y alejarnos un poco de los virus que seguían pululando por casa de Maba. Las últimas noticias eran que IrisMari estaba también contagiada de varicela.
Así que nos fuimos, ella y yo, yo y ella.
Y ayer por la mañana, al despertarnos, me fijé que tenía un ronchita en la frente. A las horas, y con todas las señales de alarma activadas, le descubrí otra en la mano. No esperé un minuto más. De nuevo todo recogido, todo en el coche, y de nuevo para casa. No podía arriesgarme a que fuera realmente varicela, y tener a la sobri tan cerca, con menos de dos meses de vida.
Por el camino, no podía alejar de mí la frustración tan grande que sentía, que parecía que crecía según desandábamos los kilómetros. Da igual el empeño que ponga, y todo lo que me preocupe, a veces: shit happens.
Soy consciente, o creía que lo era, de cuáles son mis limitaciones como madre, no voy a poder protegerla de todo, no voy a poder planear todo. A veces, las cosas pasan, y da igual cómo te esfuerces en evitarlas.
La cuestión es que ayer estuve todo el día de mal humor, una mezcla de frustración-tristeza-enfado.
A 24h del momento crítico, Emma sigue igual, sin más ronchas, sin fiebre y sin rastro de ningún tipo de enfermedad. Falsa alarma, todo fue una falsa alarma.
Hoy venía dispuesta a vomitar todo esto aquí, pero entonces he descargado las fotos, y todo se ve distinto.
Cuando todo el mundo comienza a disfrutar de las vacaciones, nosotras las hemos acabado, esa era la sensación que tenía. Y qué equivocada estaba!
Para bien o para mal, soy autónoma, lo que tiene sus cosas malas, pero también tengo la suerte de no tener horarios. De momento nada nos impide coger el petate nuevamente el próximo lunes y plantarnos en NuestroNorte. Donde ya no habrá gente masificando la playa, ni poca agua corriente por el exceso de demanda. El Aguayre volverá a tener mesas libres, y en El Goloso, no tendrás que esperar mucho rato para tomarte tu café.
Y lo mejor de todo, es que aunque nuestra semana idílica y minuciosamente planeada, se haya visto interrumpida, no podemos perder de vista los días tan increíbles que hemos pasado. La playa era casi para nosotras solas, el tiempo estaba perfecto para disfrutar del frío Atlántico sin morir congeladas.
ElGurú nos preparó pastel con chocolate atemperado. Disfrutamos de nuestros almuerzos al tiempo en la terraza, se acabó lo de comer ella primero y yo después. Pintamos en el suelo, y ya tenemos casi claro en  Y estuvimos solas en casa de Maba, donde todo tiene aire vintage. La casa de Maba en ElNorte, tiene los cajones y armarios llenos de tesoros, de restos de las casas de las abuelas, de los tíos abuelos… Hay momentos en que todo me parece absolutamente fotografiable.
En fin, con resposo, y un poco de perspectiva siento que todo está en su sitio, y que yo he aprendido una lección importante.

Meanwhile.. en casa

Vamos saliendo poco a poco (muy lentamente bajo mi punto de vista) de este ambiente de medicamentos, hospitales y viruses. Las caras ya tienen mejor color, las piernas también, y el aire se empieza a percibir más primaveral. Los enfermos van recuperando la verticalidad y también la autonomía.
A cuenta de las enfermedades sufridas últimamente hay dos puntos que me rondan la cabeza estos días. Primero, el equipo médico que trató al Patrón. Desde el trauma hasta el auxiliar. Se han portado estupendamente y nos han atendido a todos la mar de bien. Aguantando nuestras preguntas, nuestras dudas, y nuestros nervios. Sigo diciendo que el Hospital de mi pueblo está lleno de gente super válida que hace muy bien su trabajo.
Y el segundo punto… el segundo punto me quita el sueño, me hace combustionar, me pone de muy mal humor, y se me sube hasta el azúcar. A saber, existe la varicela (qué novedad) que es causada por un virus (herpes zoster-varicela). Resulta que la varicela es una enfermedad benigna, que solo en un porcentaje no muy alto puede complicarse y terminar siendo grave. Resulta también que suele pasarse en la primera infancia (0-5 años) o en la segunda (antes de los 13). Cuando se pasa la varicela, resulta que el virus se queda alojado en el cuerpo de forma definitiva y latente; hasta que en tu vida suceden una serie de acontecimientos (estrés, shock, trauma) que te dejan en un estado de defensas muy bajo, y es ahí cuando el virus se reactiva y te origina el herpes zóster o culebrilla. Que después de ver a LaMamma sufrirlo, puedo asegurar que es una de las peores enfermedades que puedes pasar. Ya han pasado 15 días desde que el virus se diagnosticó y brotó, y aún no es capaz de dormir 5 horas seguidas, sin levantarse doblada por el dolor. Una persona que ha pasado la varicela es susceptible de sufrir un brote del herpes, en cualquier momento de su vida.
Fíjate tu por donde, existe una vacuna (varivax) que se venía administrando a los niños en dos dosis (a los 2 y a los 3 años) de forma privada, es decir, los padres eligen su administración o no, asumiendo su coste, por supuesto. Con el cambio de calendario de vacunas, emitido por una panda de tarados el Ministerio, se introduce la vacuna a los 12 años de manera obligatoria (a una edad a la cual la mayoría de los niños ha pasado la varicela), y han bloqueado su distribución en las farmacias. Es decir, aquí yo, que tenía claro para qué era esta vacuna y de qué estaba protegiendo a mi hija (no solo varicela, que puede resultar más o menos benigna, sino del herpes zóster), le administré la dosis de manera voluntaria  a los 2 años, y ahora necesito una segunda dosis para los 3 años y no se la puedo administrar porque en ninguna farmacia de mi Comunidad Autónoma me la venden. Y todo esto está muy bien explicadito en la página del Comité Asesor de vacunas de la AEP. Por qué es debido este bloqueo, es un misterio. Que este asunto está sacando lo peor de mí, una obviedad.
Tengo en marcha un complejo proyecto logístico con varios ramales, para aprovisionarme de una dosis, así que he decidido no poner más ira en este asunto, porque ya tengo una edad en la que no puedo permitirme el lujo de sumar demasiadas líneas de expresión del rostro, en un corto período de tiempo.
Así que aprovechando que los enfermitos nos dan el día libre, nos hemos pasado un domingo de lo más relajado y satisfactorio en casita.
Tengo claro que en el diseño de la nueva casa (ya falta menos) la cocina va a tener una clarísima importancia,  frente a las demás estancias. Me resulta bastante complicado calcular lo importante que es para mí cocinar, pero creo que me he ahorrado muchos euros en terapia con solo encender el horno y juntar una serie de ingredientes.
Hemos empezado el día con un buen té con leche y una tosta de centeno automático (receta de Ibán Yarza en Pan Casero) con atún y pimientos. Para el almuerzo he preparado borsch (lo hice la noche anterior). Tenía necesidad de comer remolachas, y hacer esta sopa ha sido un win. Es deliciosa, no necesita más calificativos. Y desde hoy va a pasar directa a mi recetario habitual. De segundo gratén de pollo y papas, otra receta fácil, y resultona. A Emma le ha encantado, y es una alternativa muy buena al típico pollo al horno o a la pechuga a la plancha que suelo darle a ella.
Hemos comido juntas, cada una de su plato, hemos hablado mucho, hemos puesto flores, y después de recoger la cocina, hemos compartido un cuento precioso. Y entonces me he dado cuenta de lo fácil que es llenar de felicidad este piso y a esta pequeña familia.

Primavera que todo lo alteras

La Primavera ha llegado a esta casa, o mejor a esta familia, de manera arrolladora, causando estragos.. O tal vez ha sido el Invierno, que ha querido ser especialmente duro este año, hasta cuando se iba?
Anyway, la cuestión que de pronto, en esta familia que hemos gozado de buenísima salud, se ha instalado la enfermedad. Todo empezó un viernes a medio día, en la que ElPatrón de un mal paso se rompió el tendón femoral: inmobilización-quirófano-más inmobilización-rehabilitación. Y cuando parecía que nos hacíamos idea de todos los cambios logísticos que iban a tener que darse, para que el engranaje familiar siguiera moviéndose, LaMamma cae fulminada por un herpes zóster, (y todavía me dicen que no me dan la segunda dosis de la vacuna de la varicela para Emma,.. dejo el tema que combustiono y pongo todo perdido.. aunque amenazo con volver con el tema).
De pronto y porrazo, los pilares de esta familia que ya tiene pseudofamilias, están en cama y con necesidad de ser ayudados, consolados, acompañados.
No me puedo quejar, entre los cuatro hemos salido raudos y veloces a posicionarnos en nuestros puestos para que el engranaje siguiera girando y para que ellos sigan evolucionando favorablemente, aunque por delante tengamos todavía algunas semanas de reposo relativo por ambas partes.
He de ser franca, no ha sido tan difícil. Hemos podido capear todas las situaciones. Pero… hay un pero..
Y como casi siempre ocurre conmigo, el pero no es tangible, no es visible, no es fácilmente explicable.
De repente he tomado conciencia de eso que se dice: que la salud es importante, y de que la ley de la vida es una y no tiene forma de alterarse. Asumir que los años pasan para todos, y que el camino es uno, que hay que asumirlo, conocerlo e incluso reconciliarse con él, no me está siendo del todo fácil.
Sé que tengo recursos suficientes para poder seguir andando, para acatar y entender. El tiempo me va a ayudar. Estos días he necesitado de un lugar seguro en el que esconderme, en el que sentirme abrigada y a salvo, y como si alguien monitoreara mis movimientos he sacado de un cajón perdido, la mini-manta que le cosí a mi abuela en el año 2001, y que volvió a mis manos cuando ella se fue. Es curiosa la sensación que me regala cuando me abrigo con ella.. La mente es poderosa, y los recuerdos.. o tal vez, sea la magia?
Formando parte de esos recursos terapéuticos, he sacado las telas. En medio de todo este trajín de ir y venir, se me ha emperejilado coser. Quiero coser. Pero no coser cualquier cosa. Quiero empezar a coser cosas que me pueda poner. Vestidos, faldas, blusas… Tengo unos cuantos metros de tela que son apropiados para esta tarea. Y tengo la idea clara, pero no ha terminado de llegar el arrojo necesario que me haga sacar las reglas y el papel de patrones. De momento tengo las telas a la vista, para que cuando venga la inspiración me encuentre totalmente preparada.
Por otro lado, he empezado a darme cuenta de que algo no está bien conmigo. Llevo tiempo observando que en cuanto llega la primavera me entran unas ganas tremendas por hacer-tejer-ganchillear mantas. Supongo que los inviernos, me dejan aterida y maltratada, y en cuanto se van pienso que “el año que viene no voy a pasar este frío”. Con este pensamiento en la cabeza, y el principio primero y más importante de este año: gastar el alijo lanero; me he puesto a ganchillear grannies con todos los restos de lana de calcetines que tenía por casa. Casi sin darme cuenta tengo ya 70. Y todavía hay restos! Parece que no se acaban nunca!
Pero si tengo que ser sincera, en estos días lo más terapeútico es coger el coche y poner rumbo Norte. Ver a la pequeña Olivia, comer con ElGurú y LaYogui, darnos paseos por la costa, y recoger margaritas.
Siempre tiro a la costa Este de mi norte, pero estos días que hay viento, y que el tiempo es un poco más fresco, es ideal hacerlo por la agreste costa Oeste… Y ese castillo.
Me doy cuenta estos días, que mi vida se divide en dos partes: cuando no era mamá y desde que soy mamá.
Cuando no era mamá, era habitual ponerme en modo mejillón, cada vez que las cosas se torcían o cada vez que el mundo me parecía un sitio hostil. Desde que soy mamá, el modo mejillón no es compatible… es más ni siquiera es apetecible. Pero tengo que admitir, que un castillo como el de MiNorte, donde quepamos las dos, se me antoja algo muy muy necesario en ciertas ocasiones.
Me conformo con poder sentarnos en su escalera, y contar las nubes.

Principios, finales,… y la vida como un Carnaval

Ay, no hay que llorar
Que la vida es un carnaval y es más bello vivir cantando
Oh oh oh ay no hay que llorar
que la vida es un carnaval y las penas se van cantando
oh oh oh ay no hay que llorar

Celia Cruz/La vida es un Carnaval
Tremendo este mes de Marzo, y mucho más tremendo este principio de Primavera.
Y qué bien que la Primavera ya está aquí, con sus flores, y sus alergias, y todo lo de en medio.
Y no me malinterpreten, que me gusta mucho la primavera, es más, este año estaba deseando que llegara. Solo que parece que al final, me hubiera cogido desprevenida.
Este mes de Marzo va a pasar a la historia como el mes del Destete.. Qué fea palabra.
Pero así es. Creo que puedo hacerlo oficial y público, aunque solo hayan pasado unos días desde la última tetada.
Qué curioso es el tiempo y la vida. Para todo hay un momento, incluso para las cosas buenas y felices que nos pasan. Llega un momento en el que sientes que las cosas se acaban y no lo hacen de forma trágica. Simplemente, sientes que es el momento exacto de que concluya. Y eso es justo lo que nos ha pasado. Yo siento que ya se ha acabado el tiempo de lactar y Emma empieza a querer la leche en un masito. Cuando Emma tenía un año y pensaba en dejar de lactar, sentía hasta palpitaciones. Al llegar a los dos años, me sentí bien, y con ganas de seguir lactando. Sin embargo, pasados ya los dos años y siete meses, mis sentimientos son otros, incluso he tenido contados instantes en los que he sentido hasta cierto rechazo al hecho de seguir amamantando. Parece que sigo siendo de manual, y ésto también les ha pasado a otras mamás. Anyway, la lactancia ha sido de las cosas más maravillosas que hemos podido compartir mi cachorrita y yo, y nos ha dado momentos inolvidables y muy profundos.
Acabando mi etapa como mamá lactante, parece que empieza mi etapa como Armadora. Han tenido que darse una conjunción de incidentes, como que ElPatrón se haya roto el tendón femoral, que la temporada de pesca empiece el lunes, y que haya aparecido una tripulación aparentemente capaz y con ganas para hacerse a la mar con el Planeta Neptuno Dos; para que aquí la menda lerenda, empiece a saltar a bordo cada vez con más facilidad y con más frecuencia.
Al mismo tiempo, mi presencia no sería necesaria si el Ministerio, empujado por intereses europeos que desconozco, no hubiera obligado a golpe de sanción, a cualquier embarcación que salga a faenar sin una caja azul y un diario electrónico a bordo. Dicho diario requiere de transmisiones de datos diarios, y de cumplimentación de pantallas nada asequibles para profesionales de la mar, y no de la informática. Un auténtico despropósito que tiene a la flota condenada a desaparecer.
Después de trabajar dos días, haciendo pruebas con el diario, llego a la conclusión de que hacer las cosas tal y como las pide la secretaría de pesca, enviando datos diariamente, haciendo recuento de las capturas, y de las navegaciones.. requeriría de una persona a bordo cuyo cometido exclusivo sería el trabajo con el diario. Algo totalmente inviable en un barco de 12m de eslora, que sale a faenar para traer a tierra 5-6 toneladas de pescado, en las mejores circunstancias. Así las cosas, está la flota al completo, jurando en arameo cada vez que tienen que encender el dichoso diario.
Pasadas las primeras 24h de las maniobras más delicadas para salir a faenar, podemos respirar con cierta tranquilidad, y tomar conciencia de todo lo que esto supone.
Me resulta incontrolable la carga emocional que pongo en casi todo lo que me rodea. Soy incapaz de poner mesura en los sentimientos que se me despiertan con cosas aparentemente simples, como lo es el hecho de que un barco se haga a la mar. Para poder explicarlo, racionalizarlo, y canalizarlo, debería desenredar la madeja de nudos que tiene hecha todas mis sensaciones en mi interior… pero para esto, aún no ha llegado el momento.
Y por eso, la mejor manera de distraerme, es meternos en el coche, Emma y yo, y poner rumbo Norte.
No sé cuántas veces lo habré dicho, seguramente la mitad de las veces que lo he pensado. No hay enfermedad que no me cure MiNorte. Y como estas cosas se heredan, Emma a su corta edad de dos años y siete meses, se sube al coche, y me dice: Mamá mámonos a totillo. Cada día, cada vez que se sube al coche.
Volvemos de la excursión tranquilas, y relajadas, sosegadas y calmadas. Y es el momento propicio para ponerle un poco de música a la vida. La Cabalgata de Carnaval nos dio la excusa perfecta. Aunque hemos decidido prolongar la fiesta, porque unas alas y una varita quedan bien en cualquier momento.


De colores, milagros y otras cotidianeidades

Otra vez sábado, otra vez una semana pasada como una exhalación. La semana ha sido tan intensa, que siendo que necesito al menos 12h de sueño reparador, y otras 12h para asimilar acontecimientos. Y no es que haya pasado nada extraordinario, o sí.. todavía no lo sé.
Hoy leyendo esto, me he sentido identificada en esa necesidad de poner por escrito todo lo que está pasando, porque se trata de algo único e importante, y porque presiento que no voy a poder dejarle toda la tarea a la memoria, para cuando me haga falta hacer uso de los recuerdos, y poder revivir toda esta cotidianidad que vivimos. Cada momento del día, me parece único e irrepetible, y la necesidad de grabármelo en la memoria llega a resultar por momentos muy estresante.
Dentro de las muchas cosas que hago a diario, y que necesito para seguir sintiendo que todo sigue girando a la velocidad y sentido debido, están todas esas horas que paso en la cocina. Esta semana he sentido un irrefrenable deseo de comer espaguetis negros. Yo no sé si a todo el mundo le pasan estas cosas, pero a mí me pasan. De pronto un día, tengo deseos o antojos, de comer algo concreto, y la necesidad es tal, que se me hace imposible comer otra cosa para acallar esa voz interior que me lo pide a gritos. No me queda otra que salir corriendo al super y aprovisionarme de estos deseos caprichosos. Antes, no me hacía caso. Me desoía olímpicamente. Después de quedarme embarazada, y aún sin saberlo, me levanté un sábado por la mañana con el deseo de comer boquerones. De hecho, casi como poseída (ahora creo que lo estaba) me fui al Mercadona habitual y me compré un paquete entero. Me pasé el fin de semana comiendo casi exclusivamente boquerones. El lunes supe que estaba embarazada, y ya no me pude quitar de la cabeza, la ingesta brutal de ácido fólico y omega3, de la que había dado cuenta gracias a mi “antojo”. Desde entonces tengo la firme creencia de que lo que me pide el cuerpo es lo que necesita, y yo que soy así, de natural bien mandada, me escucho y me concedo. No sé que me podrán aportar esta pasta con tinta de sepia, pero por si acaso, un buen plato me comí, con salsa de setas y nata.
De postre tarta Lindz. Hace mil años que andaba a la búsqueda y captura de la receta de esta tarta. Y cuando la encontré me di cuenta de que no tenía suficiente mermelada de frambuesa, me dio igual, la hice de albaricoques. Una vez más tenía la necesidad imperiosa de comerla. Y sí, por fin puedo poner en mi recetario esta receta, porque queda muy muy buena.
La mejor compañía para esta tarta Lindz, ha sido el patrón de estos mitones. El primero está listo, y el resultado me ha gustado mucho. El fair isle lo tenía medio atragantado, pero he encontrado este video, que me ha ayudado mucho a dejar una labor más limpia por el revés. También es cierto que la práctica ayuda mucho a mejorar resultados. Tejidos en katia austral rosa y chocolate. Sigo en mi empeño en reducir stash, y parece que poco a poco voy consiguiéndolo.
Y ya terminando el capítulo de cotidianeidades, puedo pasar al tema milagritos. Por tercera vez en mi vida, me he vuelto a topar con Él. Él, es un señor un poco mayor que yo, que ha aparecido en mi vida dos veces. En ambas ocasiones ha sido como encontrarme con el Buda dorado ese que te reenvían por whatsapp mil veces prometiéndote el oro y el moro. Para mí, Él es mi Buda de la suerte. Y por eso sé, que ahora que ha vuelto a aparecer, los puntos ciegos que tenía mi existencia van a recibir luz. Tengo esperanza, tengo fé y tengo un Buda dorado… Solo queda esperar el milagrito.

Guisar, tejer, comer, y atrasada con todo lo demás

Va terminando Febrero, y yo estoy más dispersa, distraída, y despistada que nunca.
Ya están las dos aquí: Miranda y Olivia. Cada una con sus respectivos papás, en sus respectivas casitas, haciendo las cosas típicas de bebés lactantes de menos de un mes.
Son taaaaaaaaan bonitas las dos, que yo no puedo sino poner cara de profundo amor mientras las miro.
Y será por todo lo que me está suponiendo ver de lejos todas estas situaciones que se generan, que no hace tanto que yo pasé, o será por el frío… pero el tiempo no me da. Y como soy de enredo fácil, no avanzo con lo que ya tengo entre manos, sino que sigo viendo cosas que quiero empezar y hacer.
En fin, lo que viene siendo un caso sin remedio.
Y el frío.. ay! el frío. Que les digo? Que estoy harta, muy harta. Yo soy de temperatura alta, me encuentro bien cuando estoy por encima de los 25º. Y llevamos mas de un mes que no alcanzamos ni los 20º. Y unos días vale, pero que ya va para dos meses! Enough for me!
Así que aunque luego venga el Sr. Soria, a darpor…  a molestar subiendo la tarifa eléctrica, pues no queda otra que encender los fogones, y hacer ricos manjares para entrar en calor.
Este fin de semana el menú ha estado compuesto por: ensalada tibia de garbanzos de receta improvisada. Yo le digo ensalada a cualquier cosa que lleve ingredientes crudos y que se pueda aliñar con aceite y vinagre. Ésta en concreto la hice con garbanzos que tenía guisados y que luego pasé por la sartén con un poco de cebolla. En crudo le puse: tomates, aguacate, aceitunas, orejones. Al final le puse un huevo duro, y el aliño. Que esta vez fue a base de mostaza, aceite de oliva y vinagre de manzana. Y tarta de manzana, que ya saben de dónde saqué. A que sí?. La verdad es que durante este invierno he hecho varias tartas de manzana, con más o menos resultados aceptables. Sin embargo, creo que esta es la mejor tarta de manzana para mi gusto, que prefiero bizcochos a tartas con cremas. Así que para mí, esta es la receta definitiva de tarta de manzana.
Y con la barriguita llena, coge una las agujas de muy buenas maneras. En Enero, casi a finales,  me enteré de este reto, y viendo también como estaba mi stash de lana, me pareció la mejor manera de ir acabando con él de una forma divertida y productiva: nunca tenemos suficientes calcetines. Ya lo empecé atrasada así que he tenido que darle a las agujas para ponerme al día, sin tocar casi nada más. Terminé Enero, y ya voy por el talón del segundo calcetín de Febrero. Estoy muy contenta con ambos pares, pero éste último me tiene más que contenta. Me encanta. Y el color es espectacular. Ni que decir tiene que la cámara no es capaz de captar la intensidad de este tono.
Esta semana que resta de Febrero promete estar llena de horas sin respiro, y de trayectos interminables con metros y carpetas. Estoy intentando hacer un conjuro para estirar las horas, a ver si me da tiempo de terminar lo que tengo a medias. Deséenme suerte!

Rosa flamenco y otras reflexiones

Ya hace un mes que estoy “trabajando” fuera de casa. Los lunes y los miércoles salgo a las 7 de la tarde, con el turbo puesto para ir a recoger a Emma y llevarla corriendo a casa para la ducha y la cena. La mayoría de las veces, tengo que ir cantando a pleno pulmón para que no se duerma antes de llegar. Corriendo la ducha, despacio la cena. Hablamos, contamos, y recogemos. Y el paseillo a la cama ya se hace dando tumbos.
Emma sigue sorprendiéndome cada día (hoy justo, hoy, se cumplen tres años de la primera ecografía, la primera vez que nos vimos). Me voy a trabajar, a la voz de “adiós mamá, tadepués”. Y se queda tan tranquila. Me encanta que sea tan independiente, y tan segura. Aunque, para ser sinceros, hay una mamá con los brazos en jarra, dentro de mí que me dice bajito: oye, y ni te echa de menos!! Como son estas inseguridades que salen a flote con la maternidad… Con una sacudida breve pero firme, de cabeza, elimino a esa mamá toca narices que no quiero ser.
Este miércoles, me tomé tres segundos después de salir, para admirar el espectáculo. Al salir de la academia, la vista de todo mi pueblo es espectacular. El sol que se empieza a ir, y las luces que se empiezan a enceder. Me tomé tres segundos para sacar las fotos, y también para respirar. Hay días que me olvido de cerrar los ojos y respirar.
Los fines de semana siguen siendo fructíferos, cuando no me voy por las ramas, y me enredo en listas interminables de las cosas que quiero hacer, y en las que pierdo el tiempo sin darle el uso adecuado poniéndome manos a la obra. Y me pierdo en los cajones buscando el retal perfecto, o la cajita donde guardaba aquellos botones tan apropiados para este trabajo en concreto. Así me encontré una bolsa con un montón de trocitos de lana, y el tapete de flores que hice hace ya un montón de años. Ahora que está tan de moda, voy a dejarlos a la vista a ver qué se me ocurre..
Lo malo de empezar grandes proyectos, es que el avance suele ser lento, y  a veces se necesita hacer algo de empezar y acabar en horas, para seguir sintiendo que no todo está paralizado, y que tus manos siguen siendo efectivas. Así me topé con este lindo Flamenco. Es el proyecto perfecto para estos casos. Nuestro pequeño grupo de animales cada día es más variado y numeroso.
Y Emma, deseando que se acabe la sesión de fotos para ponerse a jugar con ellos.

Scraps, stash, y una niña que crece por días

El sábado pasado y como premio a una semana llena de estrés y agobios, asistí a un taller de iniciación al scrapbooking. Fue mi primera experiencia con papeles, troqueles, y cinta de doble cara. Estuvimos tres horas midiendo y cortando, pegando y troquelando. El proyecto objetivo, era un álbum de fotos, de tres páginas, con decoraciones en ambas caras de cada página. Se supone que cuando lo terminemos, nos va a quedar algo muy bonito, aunque para eso, aún debemos ir al taller al menos otra vez más. Como digo el proyecto es muy bonito, pero quizás era algo demasiado ambicioso para siete alumnas con cero idea de scrap.
El taller fue divertido, porque asistimos todas conocidas, cuatro de mis primas, dos de mis amigas del grupo de patch y yo. O sea, como una reunión familiar, pero en la tienda de Adela. Ahora andamos concretando agendas para volver y terminarlo.
El mismo sábado, y después de ver unos cuantos de mis blogs habituales de tejido, ví que como cada principio de año, estaban subiendo fotos del stash de lanas. Hace años que me pica la curiosidad y tenia ganas de hacer un inventario de este tipo, pero en realidad, el sentimiento de culpa por acumular tanto, me lo impedía. Este año, he enfrentado ese momento, y de paso le he dado un orden a los cajones donde guardo mis lanas. Con grata sorpresa he descubierto tesoros que ya no recordaba tener (algunas madejas de seda, otras de alpaca, y otras de calcetines de colores maravillosos), y también con terrible sorpresa, he descubierto que tengo algunas madejas doradas, y otras con fibras brillantes, que no recuerdo ni haber comprado. Seguramente estaría poseída por vetetúasaber que tipo de espíritu tejedor barroco. Sea como fuere, aquí están, y este va a ser el año de darles salida, de una manera o de otra.
De momento, me he apuntado al reto de Irene. Que aunque lo cogí tarde, ya tengo hecho el primer calcetín del par de enero y prácticamente el primero también del de febrero. Cuanto más me propongo ser ordenada y disciplinada, más me disperso.
Y es que no puede ser de otra manera, me disperso mucho, y empiezo a creer que la culpa la tiene Emma. Antes era consciente de que el tiempo pasaba, que muchas veces se escurría de entre los dedos, pero que luego se tomaba como una especie de descanso y te daba tregua… Desde que Emma está aquí, y ya hacen 30 meses, el tiempo ha tomado velocidad y no se detiene, no para, no espera, como canta Drexler. Y aunque no quieras prestarle atención, ahí está, dejándote notas escritas en forma de detalles como zapatos que se quedan pequeños en dos meses, o pantalones que empiezan a ser pesqueros, cuando hace tres días le dabas la vuelta al bajo para que no los pisara. Y hay cambios más notables que la ropa o los zapatos que se quedan cortos, detalles como oirla hablar, que cada día es menos lenguatrapo, y es capaz de hacer frases completas, y de preguntar cosas que por momentos me dejan cara de vaca mirando al tren, y que me llevan varios segundos para que las neuronas vuelvan a hacer sinapsis y yo pueda responder.

Miranda y Olivia

Con una diferencia de una semana, el año pasado recibí dos noticias. Y con una semana de diferencia, este año seré tía dos veces, tía carnal, y tía postiza.
Es difícil de explicar las sensaciones que tengo ante tal acontecimiento. Vivir dos embarazos tan cerca y después de haber vivido el mío, es una mezcla de alegría, nostalgia, emoción y mucha felicidad.
Como era de esperar, mis manos no iban a quedarse quietas.
Desde el final de la primavera, tenía casi listas las cosas que iba a tejer y las lanas elegidas. Apenas iniciado el verano, ya tenía todo tejido, a la espera de remates y detalles.
Cada paquete está compuesto por una vine lace cardi, tejida con dmc natura; una mantita de granny square, con algodón de varios colores (dmc natura, panamá de katia, y mississipi 3 de katia).
Para Olivia, tejí también una poppy, que siguiendo el consejo de la mamá de Miranda, fue pelirroja, y la verdad no puedo estar más contenta con el resultado.
Hoy ya, ambos lotes están en manos de las mamás de las destinatarias. Uno después de una complicada operación de logística, y el otro después de una excursión a MiNorte, hoy mismo.
Ya no quedan más que semanas para conocer a estas dos esperadas niñas, y yo ya estoy muriéndome de ganas por verles las caritas.. Me imagino como están las mamás.

Nubes de tormenta, y casas calentitas

Frío, viento.. un poquito de lluvia, y mucho viento, y mucho frío.
Estamos teniendo un enero de lo más previsible.
Nuestras actividades se centran en salir lo justo y necesario y el resto lo pasamos resguardadas en casa.
En casa, se encienden velas, se come chocolate, se hornea un pastel, leemos, hablamos…
Y sacamos fotos, miles de fotos. Con suerte,  alguna sale bien.
En nuestra lista de deseos está una cámara nueva, y también un curso acelerado de fotografía.
Me he embarcado en un proyecto nuevo. Leí sobre el tema aquí y me fui a la página de origen. Estoy entusiasmada. Es perfecto para mí, que me vuelven loca las libretas, los colorines y los papelitos.
Y mientras tanto, las orquídeas aprecian esta bajada de temperatura, y florecen.
Nosotras esperaremos a la primavera, pero también floreceremos.