Faltan pocos días para que de forma oficial llegue el verano.
Los días ya son largos, las tardes invitan a siesta en la arena o en el césped, aunque yo las pase sobre-dosificándome de café, para no morir de un ataque de narcolepsia frente a este teclado, o lo que sería peor, en medio de un palet de bloques.
Parece que la Primavera pasó sin ser, solo algunas flores dieron acuse de recibo de su llegada; el césped también aportó su pincelada de color para hacerse paso entre tanto gris del invierno.
Marzo terminó temerario. Abril me dejó lastimada. Mayo me adormeció, tanto que ha pasado casi sin sentirlo.
Y llegó Junio, y esta primavera sigue dejándome en estado cuasi-catatónico, como si quisiera pasar sin que yo me diera cuenta. La rutina sigue imponiéndose de forma implacable, haciéndome trabajar jornadas demasiado largas. Mientras tanto, yo intento luchar contra ella. Contra la rutina, contra la Primavera, y contra el tiempo que pasa implacable, robándome demasiadas cosas.
Vengaaaaaaa! p! Up! UP!
el verano ya está aquí! es mi estación favorita: los días son más largos y puedo ir sin calcetines! me encanta!
muchos ánimos
Ay… nena… hoy te leo desangelada… Ahora que lo dices, mi primavera también ha sido rara. Pensaba que estos meses se me harían largos. Eternos. Y se están yendo en un soplido. Ya se sabe que el invierno y tú, no sois buenos cómplices. El verano será otra cosa. Ya lo verás.