Orientarse y esperar el viento

El jueves pasado se inauguró la Feria de Artesanía de Antigua. Este año el Ayuntamiento ha decidido cambiar el emplazamiento de la misma. Cuando recibí la noticia, (en lo que suele ser habitual en mí, que odio salir de mi zona de confort), me pareció un error. Y cuando fui a visitarla, me tuve que dar la consabida colleja por haber pensado tan negativamente en principio. Este año se celebró en las inmediaciones del Molino de Antigua, junto al museo del Queso Majorero. Así que la excursión nos sirvió para dar un paseo por los tres sitios: la feria, el museo y el molino.
La feria muy bien, con 100 artesanos más que el año pasado, lo que hacía un total de 300 puestos. La calidad y el nivel de los artesanos también ha mejorado muchísimo, lo que me hace muy feliz. Porque llevamos una rachita en que lo de ser artesano es un chiste y las artesanías una chapuza. Este año se ha notado mucho la diferencia. Mi puesto favorito, este año también, ha sido el de Pisaverde. También había varios joyeros que tenían piezas muy bonitas usando plata y piedra volcánica. Madera, cristal, cerámica, cuero y madera. Este año, como novedad había también varios maestros herreros, alguno incluso con una demostración de su taller de forja, haciendo herraduras.
El museo del queso está ubicado al lado del molino, en una casa de construcción típica canaria, con jardines llenos de cactus. Lo que hizo que Emma estuviera encantada paseando por allí. El museo me trasladó a la casa de mis abuelos, cuando era pequeña. Se me vinieron a la mente imágenes claras de mi abuelo ordeñando y mi abuela haciendo queso. Solo faltaba el olor para que fuera un viaje en el tiempo.
El molino, está restaurado, arreglado, y muy conservado. Preciosos, tanto el molino de gofio como el molino de agua. Qué importancia tienen los molinos en esta isla, y hasta hace bien poco, que poquito caso se les ha hecho.
Hay un video fantástico sobre el viento, y lo que podemos sacar de él. Fuerteventura es viento, que de ahí le viene el nombre. Y estamos perdiendo una oportunidad tremenda de coger lo que nada cuesta y lo que es inagotable.
Y voy despidiendo un fin de semana muy agitado. Con pan recién horneado, requesón de la leche de las cabras de mi tía-abuela, mermelada casera de tomate, un poco de crochet y de fondo: la telenovela.
Ya estoy lista para recibir lo que el viento de la nueva semana, me vaya a traer.

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