Música, punto y cheesecake

Es lunes, y primero de mes. Estoy flipada? Estoy flipada.
Vete para atrás, y lee, que lo he dicho un montón de veces. Me flipo con la hoja en blanco.
A estas horas, ya tengo tachada la mitad de la agenda de hoy. Cómo cambian las cosas cuando las acometo con ganas.
Aprovecho el descanso para venir aquí y dejar unas letras. Que hemos vivido otro fin de semana de esos de mucho hacer de todo.
El viernes tocó Guineo Colectivo, que si no lo has escuchado, no sé a qué estás esperando. Encima lo hizo en un escenario que tiene que ver con parte del trabajo que he hecho este verano. Es reconfortante ver que lo que hago no solo se queda en los papeles. Y ciertamente, el montaje quedó espectacular.
El concierto fue estupendo, como siempre. Los pies se te van solos, y ver a LaBajista ahí dándolo todo me llena de orgullo y satisfacción, como decía aquel.
Aprovechamos el paseo por el recinto para que MiMariposita se diera una vuelta por la fiesta. Siete años tiene, los mismos que ha estado sin ir a “los cochitos”. Aquí tengo un puesto de honor en la lista de malamadre. O eso me dice todo el mundo. Yo creo que ha vivido perfectamente y feliz, sin haber pasado por aquí.
Encontramos a una amiga suya, y sirvió de excusa para probar algunos, tampoco te creas que se flipó mucho. Mostró “interés colectivo” que suelo decir. No sé si esto sentará precedente, o pasará sin pena ni gloria. Espero, que más lo segundo que lo primero, por mi bien mental.
El resto del fin de semana entre otras obligaciones y paseos, hicimos una cheesecake de chocolate. Por deseo expreso de la pinche. He conseguido un molde pequeño, y con el libro de Alma Obregón de recetas, esto es coser y cantar, o cantar y cocinar, mejor dicho.
He visto lo entusiasmada que estaba Emma cocinando, y las ganas con las que se comió su trozo de tarta. Esto me ha dado una idea maravillosa, para conseguir que pruebe más comidas. No entiendo cómo no se me ha ocurrido antes.
Y ayer con silencio, calma y mucho bienestar, he terminado mis nuevos calcetines. Los he llamado Carabela Portuguesa. Los empecé hace unas semanas, y en tres días hice el primero y toda la pierna del segundo. Solo me quedaba el pie del segundo calcetín. Lo retomé, más pendiente de la serie que del patrón, y continué por donde no era. Me di cuenta al llegar a la puntera, y esta vez, y sin que sirva de precedente, no tiré de la hebra. He decidido salir de mi zona de confort, y abrazar mis errores. No sabes lo que me está costando, si te digo la verdad.
Es un gran patrón, y pese al fallo, estoy contentísima con el resultado y deseando estrenarlo.

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