Ví la portada y no pude resistirme.
Sabía que dentro iba a encontrar muchos diminutos espejos en los que mirarme y comprenderme mejor.
Imaginar la estética del relato, es inmiscuirse de forma inevitable en una película de Tim Burton. Es surrealista, estrafalario, un poco cursi, pero irrmediablemente cercano, ni siquiera con una prótesis como corazón, estamos a salvo de sentir, y por extensión, sufrir.
En la noche más fría del mundo, nace Jack, con tanto frío su corazón no late, está helado.
Su madre adoptiva, una mezcla entre bruja, matrona, madre estéril y mujer extraña, le injerta un reloj de cuco para que su corazón vuelva a latir.
Como manual de instrucciones le recomienda:
– No toques las agujas de tu reloj.
– Controla tu ira.
– Jamás de los jamases te enamores.
Como toca esperar, es imposible seguir al pie de la letra las instrucciones que se le piden.
La historia me ha hecho reír, me ha puesto a punto la imaginación, me ha sacado más de una lágrima, y me ha devuelto al gris mundo de la resignación: haga lo que haga, nunca estaré exenta de sentir (sufrir).
Dándo al traste con todas mis hipótesis de que sin corazón u órgano emotivo, sería más feliz.
Buena lectura, buen lenguaje, buen ratito de distracción. Ahora a esperar la peli.
Tiene pinta de ser una historia muy original.
Besos
Ya veo. 😉
Jejeje… esa portada es de Benjamín Lacombe, verdad??