El chal del 2022

Durante el mes de diciembre y casi derrapando terminé lo último que me quedaba en las agujas. Y digo derrapando porque fue un patrón que empecé en enero de ese año, o sea 2022. Y lo tejí a buen ritmo, hasta que llegué a la última sección.

Y ahí me paré.

Empecé la última parte, me equivoqué, tiré de la hebra.

Y así hasta por lo menos tres veces. Me harté, y lo dejé durmiendo el sueño de los justos.

Otro claro ejemplo de lo que es la comodidad y la incomodidad.

Con el punto jersey, con los calados, con el brioche básico, ahí me muevo cómoda. Luego llega un brioche con calado y no quepo. Me sumo en la más profunda incomodidad. Pero una de las cosas buenas que tiene cumplir años, es darte cuenta de cuándo es una incomodidad tóxica, de cuándo es solo incomodidad temporal.

Cuando me pasa esto con un patrón, sé que lo que tengo que hacer es distanciarme. La verdad es que muchas cosas las arreglo poniendo distancia, no sé si esto es muy maduro, pero para mi es una solución. Cierro la puerta y ya veré, out of sight, out of mind.

Durante todo el año no me acordé más de este patrón, hasta que llegó diciembre y me puse a hacer balance, ahí me lo encontré.

Tragué saliva y me centré en el patrón. Sin serie, sin podcast y sin ninguna distracción, como si estuviera manejando una bomba de protones. Y así, puse punto y final al chal del 2022. Sin darme tiempo a pensarlo mucho, lo metí en remojo y lo bloqueé.

Cada día lo miro un poquito, y con el frío que hace me parece que es totalmente útil, porque es de una fibra gustosa, 100% wool, y muy calentita, pero tiene una pega. Resulta que el chal en sí, tiene todo el sentido y la estética, sin embargo, no encuentro outfit apropiado que me lo admita. Y aquí vengo a darme de frente con otra cuestión que ya observé años atrás, y a la que no le había prestado atención. Muchas veces no me paro cuando veo un patrón, ni cuando voy a elegir las lanas. Tejo o “manufacturo” sin mucha conciencia. Solo impulsada por lo que se recomienda en el propio patrón, sin tener en cuenta mi propio armario. Así me he visto con jerseys preciosos que no tengo con qué acompañar, como me pasa con este chal.

Hoy por fin, creo que le encontré sitio. Vaqueros, jersey azul liso y tenis. Me parece que me quedó bien, y además estoy abrigada.

Desde que me di cuenta de esto, ya no dejo que me arrastren los impulsos cuando voy a elegir patrón y materiales. Ahora tengo en cuenta lo que tengo dentro del armario y cómo lo voy a combinar. Ya sé que esto le quita todo el romanticismo a la historia, pero hasta para esto necesito una poquita de planificación. Orden y planificación, mis pilares de este 2023.

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