De electrodomésticos y otras señales

Ayer, después de un día fatigoso, y de empezar a sufrir la astenia primaveral que me acosa cada año, llegué a casa pensando en los Bagels de Lolita, y me puse manos a la obra.
Me fascina el proceso de transformación que sufre la harina mezclada con los otros ingredientes durante el proceso de levado, así como el olor que desprende.
Todo iba bien, amasar, esperar, levar, volver a amasar, dar forma, hervir.. y al horno.
Fatídico momento.
Mi horno está descompuesto, conspirando contra mí, o proponiéndose sacarme de mis tímidas incursiones panaderas.
No me acordaba de que su fuego es fuerte, y que está descompensado, solo es por arriba.
Así que lo que prometían ser cuatro estupendas rosquillas para el desayuno, terminaron siento cuatro carboncitos duros como piedras.
Cuando abrí el horno y ví semejante resultado, solo articulé una palabra: mierdahornodeloscojones!!!
Respiré el humo carbonizado, lo que hizo que se me aclararan las ideas.
Y no, no me voy a dar por vencida!
Entonces caí en la cuenta, de que llevo días, acosada por una canción. Ponga donde ponga la oreja ahí está. Empecé escuchándola este 2009, y cada día llega a mí, de la manera más insospechada. Estos últimos días es más insistente. Ahora que estaba pensando en tomar ciertas decisiones.
Definitivamente es una señal.

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