Dando vueltas por el Caribe con John

La música es una magia poderosa. Conozco a John Mayer hace ya unos años. Fue ElFlaco quien me lo presentó. Su primer disco, está asociado inevitablemente en mi memoria a esas charlas sobre libros, música y mudanzas, con él.
El Battle Studies es otra cosa. Lo compré, junto con otros dos discos más (porque yo compraba discos hasta que llegó a mi vida el Spotify) un viernes de camino al Sur de GranCa, a un fin de semana que yo esperaba que fuera revelador, como si me fuera a adentrar en la selva de Perú y fuera a tomar la ayahuasca. Nada más lejos de la realidad, recuerdo volver por la autopista con el disco de Ben Harper a todo volumen, y el corazón un poco más rotito.. qué cosas!
La cuestión, es que pasó más de un mes de esa desastrosa experiencia hasta que lo escuché por primera vez.
Y una vez más, como me suele pasar siempre con John,  fue amor a primera escucha. Creo que lo tuve puesto en el coche durante casi cuatro meses. Y en mi memoria está vinculado totalmente a ese tiempo.
A los amaneceres en Vecindario; a los atardeceres de Pozo Izquierdo, con el viento alborotándome el pelo y refrescándome el corazón; a las tostadas con mantequilla para desayunar… a MiTrinchera con sabor al Caribe.
Esta semana, y en vista de que ya está el último disco de John en el Spotify, me he puesto en el coche el Battle Studies.. Todo ha venido a mi mente, todo de golpe.. Los kilómetros de autopista, en coches separados para llegar a destiempo, y los terribles cafés de máquina con miradas cómplices. En lugar de nostalgia, tristeza, o angustia, lo que he sentido es alegría… He tenido la gran fortuna de encontrar a un amigo en medio de tanto destrozo, un amigo que me tendió la mano, y recuperó mi alma. Y me siento afortunada, porque sé que está, siempre está…. El Caribe siempre acoge, El Caribe siempre salva.

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