Giving up on love

I was so crazy about you, everyone knew
I couldn’t sleep when I found out, yeah
You feel the way you do
So maybe it’s my turn now
To show you how I feel
So listen to what I say
’cos these feelings I can’t conceal
I’m giving up on love
’cos I’ve been hurt before
Giving up on love
And I don’t want you no more
I’m giving up on love
’cos I’ve been hurt before
Giving up on love
And I don’t want you no more

Giving up con love/Rick Astley
Hace una semana que me cogí a mí misma y empecé a andar.
Hoy estoy convencida del camino que estoy siguiendo, y aunque duele me siento bien. Siento que hago lo que debo.
Duele, y duele mucho.
Pero sé que en el dolor también está la paz, también está la calma, la tranqulidad.
De momento, cojo mis cosas y echo a andar… sigo andando.

Trato personal

Una de las cosas buenas que tiene el vivir en una pseudo-ciudad, es el trato con el resto de los habitantes, al menos con una parte de ellos. El llegar a un establecimiento y que te conozcan, y te traten por tu nombre, que muchas veces no tengas que explicar exactamente qué es lo que necesitas, porque ellos están al tanto de algunas de tus cosas, o que si necesitas ayuda, se esmeren un poco más que con el resto para ofrecértela. Hay veces incluso, que la relación puede afianzarse y en esas personas puedes encontrar grandes amigos, como me ha pasado no hace tanto.
Me gusta que cuando voy a comprar el pan, la chica que atiende, me pregunte cómo estoy y lo haga con una sonrisa, y así sin preguntar me ponga lo que llevo cada día, tanto el pan, como el periódico.
Me siento bien, cuando voy a la peluquería, y mi peluquera me llama por mi nombre, y ni si quiera me pregunte cómo quiero el peinado, ya me conoce lo suficiente como para no tener que hacerlo.
Es una tranquilidad enorme, cuando llego al médico, y tanto la doctora como la enfermera, me saludan por mi nombre, me mandan pasar, y no tengo que volverles a contar todo lo que me pasa, se limitan a preguntarme cómo me encuentro en estos últimos días.
Y quien siempre consigue arrancarme una sonrisa es el dueño de un restaurante al que voy asiduamente, no conozco a ningún hostelero que se esmere tanto por cuidar su clientela. No solo nos conoce de vista, sino que sabe perfectamente que es lo que tomamos de beber, y cómo lo queremos (con/sin hielo, en vaso grande/pequeño), y cuando llegamos a la mesa, ya tenemos puesto el “picoteo”, es una forma de agasajar que no tiene precio, y que hace que la propina salga sola del monedero.
Y así con una pequeña, pero importante cantidad de personas, muchas relacionadas con el trabajo, y que ayudan a que me sienta arropada. Aún en estos días donde parece que llegó el invierno de Siberia.

Hace tanto tiempo ya

El principal sentimiento que me llenaba esa noche era imposible de definir. Era una mezcla a partes iguales entre rabia y culpa. La culpa por no haberme portado como debía, y la rabia por ser consciente de mi mal comportamiento.
El recuerdo que me evoca siempre aquella tarde, es el sonido de unas uñas rascando unas cuerdas de guitarra, y de pronto la sensación de que todo a mi alrededor se empezaba a parar como a cámara lenta. No había ruido, no había nadie.. Solamente aquellos acordes, que viajaban certeros a mis oídos.
No sabía quién interpretaba, no sabía qué canción era aquella… En ese momento solo me eran conocidos mis sentimientos internos, los que siempre me habían acompañado.
El eco de aquella voz en la sala, aún retumba en mi cabeza. Si consigo estar en completo silencio, en cualquier lado, a cualquier hora, soy capaz de escucharlo. Con tal profundidad se guardó en mi registro.
La música logró desvanecer la rabia que traía, la voz logró borrar la culpa.. Fue como encontrar la paz.
De aquella noche, tan importante, donde todo comenzó, recuerdo el frío, y el sabor a un café… Un café que me he empeñado en encontrar, pero que no he tenido éxito en la búsqueda.
¿ya nunca podré tener de nuevo ese sabor en mi lengua, en mi boca, en mi alma?.

Siempre regresa

Estaba tranquila. Estaba casi feliz.
Me sentía satisfecha por lo que he logrado hasta hoy… hasta anoche.
Y es que no puedo sentirme así, porque cada vez que lo hago, regresa.
No me puedo olvidar de este gran gigante, que se esconde, hasta que yo creo que no está, que ha desaparecido. Es entonces cuando vuelve a aparecer.
Vuelvo a verlo en todos lados, vuelve a martillearme la cabeza con cálculos, contando, una y otra vez…
Creí, que podría decir que esto se había acabado, pero me doy cuenta de que no. De que tengo que aprender a vivir con él, con este mal…
Creí que se había ido, pero hoy vuelve con el recuento..
Mejor será que yo me ponga a contar con él, y que aprenda a vivir contando.
Y mejor, que ya nunca crea nada..
Y no estoy triste, solo estoy resignada..

El don de la Invisibilidad

Hacía 21 meses que no me cortaba el pelo.
La última vez que lo hice fue de forma muy radical, y después de 45 minutos en las manos de Octavio (mi peluquero, al que le he sido fiel durante 11 años), terminé hecha un chicazo. No estaba rapada, pero poco faltaba. Cada cabello medía aproximadamente 2.5cm.
Nunca lo había llevado tan corto. Pero como confío plenamente en el criterio y en el hacer de Octavio, me dejé llevar.
Cuando salí de allí, ya no tenía remedio.
Las reacciones fueron muy variadas. Yo, personalmente, me encontraba rara, muy rara, aunque la comodidad de tenerlo de este tamaño era una maravilla.
Han pasado un montón de meses, ya Octavio no está por aquí, y mi pelo estaba dando gritos.
Sin pensarlo mucho, le di un voto de confianza a una peluquera, conocida de hace muchos años.
Teniendo en cuenta de que cuando entré el pelo me llegaba por debajo de los hombros y que ahora ni si quiera me puedo poner una trabita… creo que le di más que un voto de confianza.
Mis cabellos vuelven a dejar al descubierto mi cuello, y mis orejas. Aproximadamente miden 5cm.
Y otra vez, me vuelvo a sentir cómoda pero algo desmejorada, aunque a estas alturas, ya no me importa tanto estar guapa como estar cómoda.
El caso es que después de salir de la peluquería, esperaba de nuevo las reacciones de mis familiares y amigos…
Cuál ha sido mi sorpresa cuando casi nadie se ha dado cuenta. Ni en el trabajo, ni en la calle, ni los vecinos del tercero.. solo mi hermana se aventuró a decir: ¡Ay! ¿te cortaste el pelo?.
Es inevitable que me pare a pensar, ¿realmente no se han dado cuenta?, ¿o es que nadie se fija?, ¿tal vez pase del todo desapercibido el corte como mi persona?, ¿o puede que finalmente haya adquirido el don de la invisibilidad?.

Cinco extraños hábitos

REGLAS DEL JUEGO:
Se comienza este juego con el título “Cinco extraños hábitos de … (tu nombre). Las personas que son invitadas a escribir un post a próposito de sus extraños hábitos, deben también indicar claramente esta regla. Al final se escogen cinco nuevas personas y se añade el link de su blog o diario web. No se olviden de dejar un comentario en su blog o diario web con el mensaje “has sido elegido” y añadir que lean el vuestro.

MIS CINCO EXTRAÑOS HÁBITOS:
– Soy incapaz de salir de casa si antes no me he lavado los dientes, da igual que lo haya hecho poco antes, necesito salir con el sabor de la pasta dental en la boca.
– Soy adictas a las libretas, de cualquier tipo, compro muchas. Tengo la casa llena de libretas con cosas escritas sin ningún orden. Y también me vuelven loca las latas, chicas o grandes, me encantan.
– Antes de dormirme, me miro largo rato las manos, y arreglo cualquier imperfección que haya.
– En mi casa el café que me hago siempre es descafeinado. Y no tomo más que una taza de café de verdad en el trabajo, durante la semana procuro no tomar nada con cafeína, porque me altera el sueño. Los viernes, a media tarde ya estoy tomando coca-cola y mate, y ya el domingo por la tarde empiezo de nuevo la desintoxicación.
– No me siento a comer, hasta que la mesa está completamente puesta y no falte de nada. No puedo comer con la mesa desaliñada o mal puesta. Y soy muy estricta con los horarios de la comida, si se me hace tarde, me pongo de mal humor.

Si lo sé.. no vengo!

Empecé el 2006 haciéndome un firme propósito, uno por encima del resto: Cuidar mi salud.
Y dejar de lado los miedos, el dinero, las apetencias..
Bien, lo primero que tenía pendiente era el dentista. Hice cálculos, sumé, resté.. y bueno pedí cita. Afortunadamente las listas están muy saturadas y hasta dentro de unos meses no tendré que visitar la consulta, espero que mientras, me de tiempo a mentalizarme de lo que voy a pasar.
Lo siguiente pendiente era la consulta del alergólogo. Que por cierto me toca hoy. Y sé que debo hacerlo, pero aún así el mal humor no me lo quita nadie. Mi doctora no es que digamos muy simpática, y yo que al hospital siempre voy a la defensiva.. pues obviamente el resultado es una relación tirante, puramente profesional, donde no puedo quejarme ni rechistarle todo lo mal que me parece las cosas que me dice, entre ellas que debo deshacerme de Trufo porque principalmente es el causante de algunos de mis episodios alérgicos… ya le dije una vez, que si una madre tenía estrés y ansiedad producido por tener un hijo hiperactivo.. ¿dónde era que tenía que devolverlo?? (por la mirada fulminante que me echó, creo que no le hizo ninguna gracia).
Y por último, mi enfermera, que se llama Mónica y que es un encanto, en algún momento les hablo de ella, me recordaba cada vez que pasaba a su consulta para el control quincenal, que tenía pendiente la vacuna del Tétanos. Como he podido la he ido esquivando, pero como me propuse este 2006 hacer todo lo que debo al respecto, pues ayer fui.
Mónica, sabiendo de mi flojera continua, y de lo quejosa que siempre ando, me aconsejó ponerme la vacuna en el tercio superior de mi nalga (si.. en el culo), que ahí me haría menos daño.
Me advirtió que en los próximos días podría sentir alguna molestia… ñalsdkjghasdjkghasjkñdfjañs
Estoy coja!!, no me puedo sentar sobre el lado derecho, ni acostarme por ese lado tampoco, y esté como esté, continuamente siento una molestia, que hace que pueda concentrarme en otra cosa que no sea el dolor que siento.
Y total, esta vacuna es buena por si un día me corto, o tengo algún accidente o algo similar.. ¿Yo? Si siempre soy super-prudente.. En fin, que me parece que de estas no me pongo otra, por muchos propósitos que me haya hecho.
Estoy pensando que tal vez… pueda cancelar la cita con el dentista…

Preparada y lista.. ¿Ya?

Me dediqué a perderte
Y me ausente en momentos que se han ido para siempre
Me dediqué a no verte
Y me encerré en mi mundo y no pudiste detenerme
Y me alejé mil veces
Y cuando regresé te había perdido para siempre
Y quise detenerte y entonces descubrí que ya mirabas diferente
Me dediqué a perderte
Me dediqué a perderte

Me dediqué a perderte/Alejandro Fernández
Y luego ya no valdrán los arrepentimientos, ni las excusas, ni las miradas, ni las palabras… Luego ya no valdrá nada.
Mis caminos son siempre de ida, raramente vuelvo por ellos, y este es uno de esos.
Lo he andado en las dos direcciones más de una vez, y ahora.. si ahora hecho a andar, quiero caminar por otros senderos.
Tengo la mochila lista, las botas puestas, solo necesito el disparo que anuncie mi salida… Si no estás seguro no lo des, porque si me paro y empiezo a caminar…. pues…. difícilmente me voy a detener.

La cuesta de enero

Todos los años, en enero, después de las fiestas, una de las frases más populares, es la de: Y ahora la cuesta de enero.
Pues eso, que de toda la vida he oído yo que enero quedaba allá arriba, después de la cuesta.
Hasta ahora la cuesta en sí, no ha sido nada insalvable, me refiero a que costaba más levantarse e ir a trabajar, seguir la rutina, arreglar los desperfectos en las cuentas corrientes.. pero como digo, con pereza eso sí, pero se superaba.
Este año, la pendiente de la cuesta de enero resulta impracticable. Son demasiados los gastos que afrontar, y muy pocas las ganas de trabajar.
Las cuestiones pendientes parece que se amontonan en la bandeja de espera, el sueño en aumento, y los gastos se siguen multiplicando (ya lo dije??).
Ante tal panorama, he decidido reorganizar mi agenda, para que así me de tiempo de hacer todo lo que pueda al día, de esta forma aumentaré mis horas productivas, en detrimento de mis horas de sueño, (aumentarán las ojeras, pero tengo un bote entero sin estrenar de un corrector espectacular), y con ellas los ingresos en mi cuenta, para que de esta manera, los gastos no me superen, y la cuenta entre gastos e ingresos al menos quede compensada. (Lo de obtener beneficios ni me lo planteo por ahora).
Solo falta que las cosas se den como las he diseñado en mi fabuloso Planning, y que nada, absolutamente nada se “descojone”.
(Estoy en conversaciones y trámites para convencer a mi coche de los convenientes de no jubilarse todavía)