Puente de excursión y buena comida

Hoy es festivo en la isla. Es el día de la Patrona: la Vírgen de la Peña. Es más que probable que ya haya hablado aquí de esta fiesta. Donde la gente (toda la gente o su gran mayoría), se pone un calzado apropiado y sale caminado desde donde esté, hacia la Vega de Río Palma. Debería ser una romería, e ir adecuadamente ataviado de romero, y bla bla bla… La realidad es que desde esta mañana bien temprano, hasta mañana por la mañana los majoreros y visitantes, van llegando a la Vega, unos en mejor estado que otros. Los que celebran el día, fueron hoy tempranito caminando. Los que se van a pegar la gran juerga, van a ir esta noche. Y los ciclistas que van a medir sus fuerzas y la paciencia de los conductores, van durante todo el día. El camino que sigue la gran mayoría sale desde Antigua, sube y baja una montaña, por un pequeñito sendero, y luego se caminan unos cuantos km por carretera hasta que se llega a la iglesia. Una buena pateada sí.
Aquí una que ya tiene unas cuántas décadas, empezó yendo con sus padres, solo el tramo de carretera. En los años siguientes hizo el camino entero desde Antigua, con padres y familia por la tardecita. Un poco más tarde, lo hizo con amigos durante la noche cerrada. Y las últimas veces que fui caminando lo hice bien temprano por la mañana. Desde que tengo a Emma, voy por la mañana temprano, pero en coche, y siempre y cuando, me lleven. Porque la carretera es de esas estrechas, de subir y bajar por la montaña, con un millón y medio de curvas.
Este año, fuimos temprano. Hicimos una parada técnica para asentar estómagos, y coger aire. Nos sacamos unas fotos con Guize y Ayoze, y Emma pudo regodearse leyendo todos los carteles informativos que se encuentran en el mirador… y llegamos a la Peña.
La plaza siempre la encuentras llena de los peregrinos del camino. Aunque tanto el año pasado, como este, queda patente la moda ciclista que llena la isla. Este año la plaza y la iglesia estaban tomadas por ciclistas, para mi completo asombro.
Allí nos comimos unos roscos de naranjas, que no dio tiempo ni a sacarles las fotos, nos refrescamos con agua. y emprendimos el camino de vuelta a casa.
Ya que estábamos fuera, y que nos llevaban, fuimos a uno de los restaurantes más típicos de la isla. Casa Frasquita. Está en Caleta de Fuste, un sitio completamente turístico, con una playa medio artificial medio natural, que acaban de arreglar, con un dudoso resultado. Vamos, que nosotras ahí no nos bañamos. Pero que al turista europeo parece que le vale.
Bueno, pues en medio de todo ese conjunto turístico se encuentra este restaurante. Yo recuerdo ir de pequeña, y me gusta el recuerdo que me trae a la mente, porque es el último que tengo de mi Padrino, antes de que enfermara y se fuera.
Ahora el restaurante está recién reformado y acaba de abrir puertas hace apenas un par de meses. Es curioso, que aún no teniendo nada que ver con lo que fue, estéticamente hablando, el comida es la misma. Y es muy buena.
Pescado fresco, fresquísimo. Tomates de Tiscamanita, que saben a tomates de verdad, aliñados, y escaldón de gofio.
Una buena escudilla de gofio escaldao, que como manda la tradición se come con cebolla. Y está rico. Riquísimo. Es probable que tarde en digerir todo lo que comí un par de días, pero ha merecido totalmente la pena.
Y ahora, a disfrutar de dos días de fiesta que aún tenemos por delante.

El Puchero

Es 1 de Septiembre. Para los que hemos pasado casi la mitad de nuestra vida enredados en los libros, este día es cuando realmente empieza el año. He intentado ser una personal normal y adulta, y transformar mis biorritmos. Entender realmente que el año empieza en Enero, pero oye, los hábitos arraigados cuestan mucho de erradicar. Y cuando va llegando Septiembre a mi me entra prisa y ansia. Por poner a punto la mesa de estudio, por ponerme a hacer ejercicio, por empezar a leer, vamos, lo que viene siendo una lista intensa y enorme de nuevos propósitos. Ya no lucho por evitarlo. Es más, me deleito en estos momentos.
A esta hora ya he hecho una planificación minuciosa del mes, que probablemente la semana que viene me la esté pasando por la peineta, y ande corriendo de un lado a otro para llegar a todo. Pero hasta ese momento, aquí estoy, contenta e inspirada.
Estoy aprovechando un descanso para actualizar mi bloguito. Que como no puede ser menos, también está en mis propósitos: actualizar más a menudo. Veremos.
Acabo de poner el nuevo disco de Marwan, que por fin ha salido. Ya había agotado el número de reproducciones posibles del único single que salió antes del disco. Si no lo has oído, corre a Spotify!
Me he puesto a ver fotos, y me encontré con las fotos del Puchero. Y me he dado cuenta de que nunca he hablado del puchero. Nuestro puchero.
El puchero es el plato típico de fiestas de pueblo. Es decir, cuando se celebra el día del Patrón o la Patrona del pueblo, de cualquier pueblo, del tuyo, por ejemplo; la comida de celebración es el Puchero. Y da igual que sea una comida hipercalórica y grasa, típica de los días fríos. Si la fiesta es en Agosto, se mata una cabra, se prepara el caldero y se hace un puchero, porque así se celebraba antes, y ahora se celebra de igual manera.
Mi pueblo, es MiNorte, ya todo el mundo lo sabe. La Patrona de MiNorte es la Virgen del Buen Viaje. Aquí te lo voy a decir, es una coincidencia (o tal vez no, tendría que investigar sobre este hecho), que el pueblo con gente más viajera, tenga de patrona a la Virgen del Buen Viaje. Y es curioso, porque la mayor parte del pueblo, de los nativos en él, han salido. Se van, y se seguirán yendo en algún momento de sus vidas. Pero el tercer domingo de Agosto, da igual donde residas, donde te encuentres, o que planes tengas. Ese día vuelas, o nadas, para estar allí.
Y si has llegado a tiempo, esto es, el viernes, es probable que el domingo sobre las 12, estés en la terraza del Antiguo Bar Playa (ahora El Callao), de la Vaca Azul, o la del Mirador… pasando la resaca de la acumulación fiestera de dos noches seguidas de verbena y playa. 
Previamente, el sábado a la tarde noche, en casa se ha preparado un montón de verdura: calabaza, zanahoria, calabacín, col, habichuelas, papas. Se ponen los garbanzos en remojo. Y se sala la carne de cabra. Sobre las 5-6 de la mañana, se enciende el fogón grande, que en la mayoría de las casas se encuentra en el garaje, donde se establece el centro de operaciones. Se pone el gran caldero al fuego con la carne y los garbanzos primero, y algunos condimentos (una cabeza de ajos, una cebolla con clavos, un puerro). Cuando estén los garbanzos sacando el ombligo (así le decía mi abuela), se añade más agua si hiciera falta, y toda la verdura. Cuando ya esté cerca de estar terminado de guisarse, se saca caldo, mucho caldo, y se hace la sopa. A esta hora, rondará el medio día, y a quien se ha encargado de hacer todo este trabajo, le da tiempo justo para apagar el fuego, darse una duchita rápida y salir corriendo a rendir homenaje a la Patrona, en solemne función religiosa.
La función consiste en ir a la iglesia, y acompañar a la Virgen al muelle. Allí, se reúnen resacosos, visitantes, los que hicieron el puchero, y todos los invitados que van a comérselo.
Se sube a la Virgen a un barco, y se le da un paseo por el muelle chico y el grande. Algunos aprovechan el paseo para darse un baño refrescante, que el calor y el puchero de después no hacen más que multiplicar el calor ya de por sí, normal en pleno Agosto. 
Y mientras suben la Virgen al barco, Yolanda, se encarga de dar su típico grito: Viva la Virgen del Buen Viaje, y todo el mundo le contesta: Viva. Tres veces seguidas, siempre igual, desde hace, no sé… probablemente desde antes de los años que yo tengo. Y fíjate que MiNorte no es un pueblo especialmente católico, ni cristiano, más bien todo lo contrario, pero a la Virgen del Buen Viaje, no hay gato que no la vitoree.
Y se hace el silencio, en el que supongo que todos hacen lo que yo: pensar bajito y para dentro. Y Yolanda vuelve a gritar. El barquillo zarpa, y da su recorrido por la bahía. 30 minutos más o menos dura la travesía, momento aprovechado para refrescar gargantas y cuerpos.  Y el barquillo vuelve, y la Virgen con él. Se repite el mismo ritual. Yolanda volverá a gritar tres series de tres gritos. Y los presentes responderán. Luego se genera un aplauso largo, y continuo, que dura hasta que la procesión sale del puerto, de camino de nuevo a la Iglesia.
Todos los presentes empiezan a dispersarse. Se dirigen todos a la tarea ahora de degustar el puchero, que ha reposado y estará en su punto.
En mi casa este año comieron 17 personas, y fue uno de los años que menos. Hasta 25 han llegado algunos años. La terraza es el sitio perfecto para degustar este suculento almuerzo. Con una sobremesa que pasa entre licores, aguas con gas, y anécdotas varias. Se empata con el café y los dulces de media tarde, y así hasta las 7-8 de la noche, en que la gente se va retirando. Los invitados vuelven a sus casas, y los anfitriones ponen al fuego el puchero otra vez para hervirlo, y preservarlo.
Los que nos quedamos, rezamos fuerte para que el puchero haya sido bien calculado, y no sobre demasiado. Porque eso significa estar comiendo tumbito tres días. Por suerte, mi madre, que ya tiene harta práctica haciendo puchero, tiene la medida cogida, y solo un día más para tumbo nos dio.
Y se lavan los calderos, se guarda el fogón, y hasta el año que viene.

6 años y MiMariposita que ya vuela

Llegó Agosto, y con él, el momento más esperado por MiMariposita. Su cumpleaños es un acontecimiento importantísimo para ella. Cumplir 6 años no es cosa de broma. Ya es muy independiente para casi todo, jugar, comer, asearse, pensar.. Esta es una de las mejores partes de verla crecer. Observar cómo razona, y cómo conforma sus opiniones sobre cualquier cosa, y sobre la vida en general. Sigue siendo una niña, mi niña, pero cada día da un paso más para convertirse en persona.  Este año, celebró con sus supercompis y con la familia. Sopló velas, cantó, bailó y abrió regalos. Y dio buena cuenta de una bandeja de cupcakes, que resulta que le encantan.
Finalizando la fiesta, ella misma hizo su maletita, y decidió que ya estaba lista para irse de vacaciones. Están siendo unas vacaciones de verdad, no solo para ella, sino también para mí, que por fin he tomado la firme determinación de poner el cartelito de “Cerrado por Vacaciones”. Una también va madurando en según qué cosas.
Estamos dándonos unos paseos increíbles a primera hora de la mañana, y se puede decir que nos pasamos el día a remojo, en varias playas. Cafés y colacaos a media tarde, charlas trascendentales a media mañana, y muchos libros. Apenas he tocado las agujas, porque voy a necesitar reponer los cables de mis knitpicks, que decidieron romperse todos en la misma semana y aún me dura el enfado.
He aprovechado para sacar las fotos a Emma con uno de las últimas prendas que he tejido para ella. Tengo que subir detalles al ravelry, pero eso será cuando encuentre las ganas, que de momento, solo me dan para ir poniendome el bikini, y salir pitando para El Charco.

Tejer, coser, leer

¿Te acuerdas de la película de Julia Roberts?, pues la estoy versionando.
Aquí cada una se busca sus vías de escape, o sus momentos zen, porque si no, la vida te arrastra por lugares poco recomendables, en donde manda el señor dinero, dirigido por el señor reloj, y controlado todo por el señor estrés. Y como ya he estado ahí, y no me ha gustado nada el paseo por cierto, ando poniendo muy en claro los caminos que recorro.
Cuando voy acercándome a un agujero negro de esos de ansiedad y agobio, respiro pausadamente y ATPC.
Tengo que reconocer que es una de las técnicas más efectivas que conozco. Te voy a explicar cómo hay que hacerlo, porque todo requiere su técnica. Imagina uno de esos momentos en los que el plano que estás terminando, está casi listo, y te llama el cliente, y te dice que mejor el baño en la otra esquina, y que la entrada.. que no sabe aún, que la dejes pendiente. Y todo lo que has hecho no vale para nada. Y caes en la cuenta de que es viernes, que son las 11 de la mañana y que llevas tres horas delante del ordenador que no han servido para mucho. Bien, ese es el momento. Cierras todo lo relacionado con el trabajo. Abres el spotify. Respiras profundo. Mantienes. Y cuando sueltas el aire, lo haces diciendo: atomarporculo. 100% efectivo. Te lo aseguro.
Cada vez que venga un pensamiento relacionado con el estrés laboral a tu cabeza, repites esta depurada técnica.
El lunes va a estar todo en el mismo sitio que lo dejaste, y total, te habrás llevado un fin de semana tranquilo y relajado.
¿Y qué voy a hacer el fin de semana?. Bueno, este no me sirve de ejemplo porque tenemos planes.. pla-nes, que ya te contaré el lunes. Pero te puedo contar lo que he hecho los anteriores, porque te voy a decir, cada viernes repito lo mismo.
Como te cuento, estoy con mi tejer, coser, leer. Que debería ir a partes iguales, pero últimamente es mucho leer, poco tejer, y poquitisimo coser. Pero estoy trabajando en equilibrar las partes.
Me he comprado unas telas africanas maravillosas, que se convertirán en un vestido y una falda en algún momento de este año. Espero, y deseo que sea pronto. También he sacado de su bolsa del reposo mi building blocs. Lo dejé parado porque le cogí miedo al brioche stitch. Y ahí estuvo, durmiendo el sueño de los justos. Hace unos días lo pillé por banda, después de un gran ATPC y oye, ni tan mal. Hasta me ha gustado la técnica, y no descarto volver a coger algún proyecto que la tenga.
También me he hecho con unos ovillos para unas chaquetas para mí y para Emma, y también calcetines. 
Y leer. Parece que todo el tiempo que saco libre lo estoy dedicando a leer. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto leyendo. Leyendo en general, de todo. En mis propósitos de año nuevo, esta acción ocupaba un lugar de privilegio. Y voy cumpliendo con lo que me propuse en aquel momento. Me he hecho un perfil en goodreads  que me ayuda a llevar un control y curiosear. Sí, curiosear mucho.
Estos seis son los que me gustaría leer este verano. Aunque ya he acabado con alguno de los que están ahí. Y seguro, añadiré alguno más.
Y nos vamos corriendo, que mañana una niña cumple 6 años, y hay mucho que organizar. 

De cuando la tierra brilló como una joya

Transcurren los días lentos, y llenos de cosas.
El secreto mejor guardado desde hace unos meses es un proceso de organización y planificación minuciosa, que hasta deja espacio previsto para la improvisación posible.
No siempre es fácil, pero si no lo intentas siquiera, pues ya ni hablamos. Los domingos son el día de hojas y libretas, de decidir menús, actividades, y de balance de tareas laborales. Todo queda encajado como una escaleta.
Cuento a favor, con los días claros, largos y calurosos. Me gusta el calor. Me siento feliz con 30º y con no tener que ir cargando con una rebeca o un chal, porque por debajo de esta temperatura siempre tengo frío. Siempre.
Y con los días así, y la luz… la maravillosa luz de esta tierra, hace que mires, y te fijes. Y a la hora del crepúsculo, parece que todo se transforma en oro, y la tierra brilla.
El encanto de una tierra que brilla cuando se va el sol, que la aridez de todas las montañas transforma la tierra en un reflejo que hace daño a la vista, de la hermosura que desprende.
No hace falta nada más para celebrar, porque ya esto en sí, es una gran razón para hacer una reunión de cuatro y que terminemos en fiesta. Como decía García Márquez, en Noticia de un secuestro.
Hemos caído, de pie en un grupo de gente que mantiene firme este espíritu celebrativo, y que improvisa asaderos y mojitos en un santiamén. Y también esto es un motivo para celebrar. Descubriendo como descubro, muy a mi pesar, de lo carente de sentido que tienen algunas cabezas.
Y ya hoy, domingo de planificación, he montado la semana próxima, y la encaro con alegría y esperanza. Porque la esperanza se ha renovado este fin de semana.
Volvió mi amigo, uno que estaba aquí, pero estaba perdido. Muy perdido.
Pero volvió, y me trajo un mensaje de amor, esperanza y fé, que es como si me hubieran reseteado, y hasta ahora no me daba cuenta de lo mucho que lo necesitaba.
Y me voy corriendo, que me acaba de sonar la alarma del rato de cosquillas y risas, y estas cosas, no se pueden retrasar.

Make up experience 2017 GC

Todo empezó el año pasado por esta misma época, cuando LucíaBe, sacó el RedMonday. Ana Albiol hizo una review del labial y del esmalte de uñas. Y ahí conocí a Ana, y ahí mismo sufrí un crush total por ella. A tal punto que empecé a seguirla en redes, YouTube, Facebook e IG. Y el crush no ha hecho más que crecer en estos meses, casi el año. Porque, te iba a decir qué de cosas estupendas tiene Ana, pero lo mejor es que vayas a su canal de YouTube y la miras, y luego me dices.
Pero así a grandes rasgos, puedo decirte que Ana es una profesional del maquillaje, que comunica como pocas Youtubers, y que encima está muy interesada en que no solo nos veamos bien por fuera, sino que te impulsa a que te cultives por dentro, y a mí eso, pues me tocó. Porque si no lo sabes, te lo digo, soy una constante aprendiz de todo aquello que me puede aportar por dentro. Ya sea una práctica de yoga, una sesión de coaching, o una meditación guiada.
En otro momento te voy a contar todo lo que me ha pasado con mi cara, mi rosácea, y todo lo que me ha costado llegar a un punto de equilibrio con ella. Ahora mismo estoy en un punto muy bueno, y los brotes están controlados, casi.
Siempre he tenido muy interiorizado lo de cuidarme la cara, y maquillarme. Y desde el año pasado, por fin, puedo volver a salir con mi base de maquillaje y la pestaña pintada.
Después de ver los videos de Ana, compré su curso de automaquillaje, que habré visto unas cuantas veces. Y fue este febrero cuando Ana inició su Make up Experience 2017, y anunció que una de los sitios a donde iba a ir era Tenerife. Dos de mis neuronas colapsaron, y empezaron a aplaudir dando saltitos a la voz de: vamos! vamos! vamos!.
Y me marqué el día en la agenda en que salían las plazas de los cursos a la venta. Y entre un día y otro, se empieza a hacer patente una demanda interesante, del curso en Gran Canaria. A los pocos días, se hizo oficial, y el curso sería también en Las Palmas de Gran Canaria. Ahí lo tuve claro: quiero ir! quiero ir!.
El día en cuestión, salieron las plazas y yo llevaba dandole a “refrescar” la página, casi una hora antes. Ni siquiera sé bien qué angelito estuvo al lado mío, pero pude conseguir una plaza. De las 16 que se pusieron en Gran Canaria. No me lo podía creer.
Desde que conseguí la plaza, hasta el momento del curso, cada vez que lo pensaba me ponía nerviosa. Primero no podía creer la suerte que había tenido de coger una, y segundo, iba a ver a Ana en persona. Ya sé que esto es de muy friky-fan.. y mira, bien contenta que estoy con ello.
La cosa es que llegó junio, y llegó el día. El curso duró 5 horas prácticamente, en las que Ana no paró de hablar, y nosotras de escucharla. Ana es una apasionada del maquillaje, y se nota en cada una de sus palabras, y eso, es lo que hace que te llegue de verdad. Aprendí lo que creí que no iba a ser capaz de aprender, y me llevé unos tips maravillosos, que ya he puesto en práctica desde entonces.
Y ahora vamos a lo práctico. Probé allí la famosa Pure Radiant, la Hot Sand, y el Jungle Red. Todo de Nars, y ya lo tengo en la lista de mis próximas compras, cuando vaya agotando lo que tengo. Yo he usado siempre los productos de BobbiBrown. Me acuerdo de cuando solo lo encontraba en Madrid, y  de la alegría tan grande cuando pusieron un stand en El Corte Inglés de Mesa y López. Recuerdo que allí había un maquillador, al que le he perdido la pista, pero que se llamaba Ángel Márquez, y que me maquilló un par de veces, con resultados maravillosos y que yo nunca pude reproducir.
Una de las cosas que me ha quedado clara a la hora de maquillarme es la necesidad de que la cara esté muy hidratada. Fíjate que yo me ponía mi crema, y esperaba a que se absorbiera bien, luego me ponía el primer, y volvía a repetir la misma operación. Con este curso he aprendido a poner la base encima de las cremas, y que la cara esté como húmeda. El resultado es espectacular.
Otra cosa que pude probar, y a la que hasta ahora no le había dado demasiada importancia: el rizador de pestañas, concretamente el de la marca Surratt. La diferencia es tan notable que merece la pena cada euro que vale. Esta semana, sin darle muchas vueltas lo he pedido, junto con una brocha tipo Yachiyo, que es versátil y muy necesaria.
Por primera vez en mi vida, me maquillé las cejas, y oye, pues sí que se nota, y marca diferencia. Y por primera vez también me hice un eye-liner. Que tendré que practicar hasta el infinito para poder hacerlo bien.
Otra cosa que aprendí, y que no me ponía por miedo a parecer Donatella Versace, es los polvos bronceadores, el iluminador y el colorete. Todo en su justa medida y en el punto exacto donde va. También pude comprobar la importancia del sellado del maquillaje con los polvos traslúcidos, a los que hasta ahora les tenía como manía, porque me parecía que me taponaban la cara.. Pero nada que ver, solo hay que elegir un buen polvo, y controlarlo… ¡como casi siempre, en la vida!.
Salí del curso y pude darle un abrazo rápido a mi amiga Adi, que me llevó corriendo para el aeropuerto, y cuando llegué a casa, aún tenía esa cara. La Pure Radiant aguanta perfectamente todo el día. Y da una cara muy natural, que me dejó totalmente flasheada. No me quedaba carmín ya, pero a quien le importa a las ocho de la noche. La única tristeza que tenía, era que me tenía que desmaquillar.
Me llevo un recuerdo maravilloso de esta experiencia, que repetiría sin dudarlo un segundo.

WWIPD 2017

Un año más, llega el día de tejer en público. El espíritu de este día es sacar las agujas a la calle, y no tejer escondida en casa, por el miedo a sentir el dedo acusador de: tejes!!! como una abuela.
Es una especie de día del Orgullo, pero del orgullo tejedor.
La cosa es que desde ayer, hay un virus extraño en esta casa, que nos pide estar cerca de un aseo. Así que dadas las circunstancias, en lugar de tejer en el exterior, voy a tejer en el interior, pero con público. Emma va a ser mi público hoy.
Después del almuerzo, pusimos Ratatouille y a darle al calcetín que tenía a medias. El momento tremendo lo puso Emma, al preguntarme cuándo iba a ser el momento en el que ella pudiera coger las agujas. Exploté instantáneamente ante su pregunta, me repuse rápidamente, y le dije que pronto, que cuando ella quiera. Ella, muy juiciosa, ha dicho que el próximo fin de semana, que éste está concentrada en la actuación de mañana. (Mañana actúa con su nueva clase de ballet)
Para ser honesta, tenía la bolsa de las labores perdida. No toco una aguja desde hace por lo menos mes y medio. Varios son los motivos, pero el fundamental ahora mismo, es que siento necesidad de leer. Y estoy devorando con fruición casi todo lo que tengo en el kindle.
A finales del año pasado, y rompiendo una de esas barreras ridículas que tengo en mi cabeza, me apunté a un club de lectura virtual. Gracias a él, leí una serie de títulos que no hubieran caído en mis manos de forma normal. Y la experiencia estuvo bien. Pero luego llegó el comienzo de año, y el trabajo se enloqueció, o bueno enloquecí yo, y me di cuenta de que no iba a poder cumplir con el compromiso que requería el club. Así que me desapunté. Pero me quedó el gustillo de la buena experiencia, y las ganas de retomarla, a ser posible en la vida 1.0
Y como el Universo tiene como premisa lo de Your wish is my command.. A finales de marzo, me propusieron formar parte de un club de lectura. Físico, y que se reúne una vez al mes. Formado por mujeres, que después de hablar del libro que hayan elegido, se van a cenar. Imagínate mi cara: libro y cena… ¿dónde me apunto?.
Hasta ahora, los libros elegidos, son relecturas para mí, pero que he disfrutado muchísimo. Y este es el libro para el mes de Junio. Aún no lo he empezado, porque justamente ayer terminé de leer La noche que no paró de llover. Que me enganchó desde la primera página, y que he disfrutado hasta la última.
Así que hoy, nos hemos hecho unos polos de batido de frutas, que ya empieza a hacer acto de presencia el calor, y vamos a seguir dándole a las agujas y a las letras… Alternándolo con la cantidad de canales nuevos que tenemos, que esta mañana vino el señor de movistar a instalarnos la fibra, y aún no hemos sido capaces de ver la cantidad de cosas disponibles que tenemos para visualizar.

Día de Canarias fuera de estándares

Hoy estamos celebrando el día de Canarias, y desde anoche se oyen isas y polcas con más frecuencia y volumen de lo normal. Un día vamos a tener que hablar de “lo normal”.
Porque lo normal en el coche de mi padre es oír siempre folklore canario, en el mío no, claro.
Entonces lo normal hoy, es que toda la música que se oye por las esquinas sean isas y seguidillas.
Y en las casas, se come hoy sancocho, o puchero, o costillas con papas y piñas; o si vas deprisa, un bocadillo de chorizo de Teror con un trozo de queso tierno.. Y se bebe clípper de fresa, y de postre frangollo.
Y anoche aquí se montó un fiestón. Y todo el mundo se atavió con sus ropas de “canario”, y cargados con cestas con huevos duros, papas arrugadas y mojo, se fueron al Baile de Taifas, y allí se dieron a la comida y a los quintillos. Y seguro, que casi todos se “echaron una pieza” con quien se le puso al lado. Y cada tanto, en la radio, suena esta canción. Pues eso, que con lo poco que nos cuesta aquí hacer una parranda, imagínate una fiesta donde se ensalce todo lo canario, vamos, es la fiesta del año, si me apuras.
Emma ayer se vistió de canaria para su cole, y jugaron al palo, y vieron lucha canaria, y comieron pellas de gofio. Así que ella tuvo ayer su día canario. Cuando le dije que por la noche nos volvíamos a poner los trajes y salíamos al baile, me dijo, literal: ni de broma.
Así que ni baile, ni piezas, ni papas compartidas. Nos quedamos en casa. Y hoy pues tampoco estábamos más canarias que otro día. Iba a contribuir con la música, por ambientarnos y eso, pero los vecinos se han encargado de ello. Han torturado ambientado al barrio completo.
Total, nos hemos quedado en casa, pintando, ganchilleando y cocinando.
Otra vez una caja de restos, y una manta a largo plazo. Esta vez, son restos de los ovillos de lana de calcetines. Durante un tiempo hacía los calcetines a media pierna, y me sobraba bastante del ovillo, casi como para hacer otro calcetín. Así que cuando fui cogiendo más práctica, fui alargando los calcetines, hasta casi convertirlos en medias, y no sobrándome más de un metro de lana. Pero de esos restos, fui haciendo mini granny squares. A día de hoy tengo 159 cuadraditos. Muy variados, y sin idea clara de cómo los voy a unir entre ellos. Eso será algo que resuelva la Violeta del futuro.
Y en lo que a la cocina se refiere, pues muy canarias, no estábamos. Hacía tiempo que le oigo a mi prima decir que ella las judías compuestas las hace con atún, en lugar de chorizo o bacon. Y yo que en cuanto a cocina se refiere, todo me gusta probarlo, pues allí que me he puesto hoy. Y tengo que decir, que a partir de ahora mis moros y cristianos van a ser siempre con atún. Qué ricas, y mucho menos pesadas.
Y ya de postre, brownie, con ésta receta. Y sí, es la-receta. Directa a mi libreta. Me estoy sintiendo como casi siempre, desubicada. Todo el personal comiendo bienmesabe, y yo tirando a los internacionalismos.
Venga va, sube los altavoces, que vamos a ponernos un poco en situación.

Hygge, Love, Sense8

El domingo pasado, tuve un día zen.
Mi coach (sí, ahora tengo una coach, ya te explicaré un día para qué), me trajo estas letras de regalo.
Y como si se hubiera desatado un encantamiento, desde que coloqué las letras sobre el mueble, se desparramó un aire de amor total por el piso.
Nos podemos poner todo lo incrédulos que quieras, pero la energía está ahí, a veces se puede hasta tocar.
Con ese ambiente tan propicio, una niña de excursión, y una madre con necesidad de silencio e introspección, me hice varios litros de té, otros tantos de gazpacho, y me coloqué delante del iPad con mi big square granny.
Esta colcha la empecé hace ya unos cuantos años, y surgió de la necesidad de ir quitando del medio un montón de restos de algodones. La cosa va así: voy haciendo cosas, y los algodones que me van sobrando, los pongo en una cesta. Cuando ya hay unos cuantos miniovillos, retomo la colcha y el ganchillo. Le doy como poseída hasta que se me acaban los restos. Entonces la meto en una bolsa bien cerrada para que no me de un super ataque de alergia cuando la vuelva a abrir.
En estos días tenía un montón de ovillos que emplear, así que el domingo me pareció una fabulosa tarea para acometer.
De mientras, hice una re-visión de la primera temporada de Sense8. La recomiendo, mucho, muy fuerte.
Es una serie bonita. Llena de amor. Llena de sentimientos.
Terminé la primera temporada, seguí con la segunda. Y me quedó un sentimiento de orfandad total. Así que el domingo y para aplacar un poco estos sentimientos, me dispuse a volver a verla. Y después de acabar la primera temporada, por segunda vez, me reafirmo en profesarle amor total a cada uno de los 8 personajes protagonistas.
Así fue mi domingo zen. No ha podido ser mas hygge.

XXX Feria de Artesanía

Abril y Mayo, aquí es pura feria. Bueno.. no tanto. Aunque nosotras, tenemos tres apuntadas en la agenda como citas ineludibles. Primero Feaga, luego La Feria del Libro, y por último la Feria de Artesanía.
Poco te puedo contar nuevo. Me gusta mucho el emplazamiento nuevo, y la gran cantidad de artesanos que acoge. Yo, de verdad te lo digo, qué arte hay por todos lados. Me asombra la capacidad de creación de las personas. Es asombroso y maravilloso.
Un año más pudimos ver a mi bisabuela, a la que Emma, de verla de año en año, ya la reconoce: mi tatarabuela!!!, y esta vez, al ver a la señora que estaba al lado, me preguntó curiosa quién era. Le expliqué que era la tía de Maba (así llama a mi madre, su abuela), y quedó satisfecha. La ubicó perfectamente, cuando le conté que era la señora que nos había regalado las cardas para la lana. Sí, tengo unas cardas de mi tía abuela Catalina, famosa por tejer en telar, y también por trabajar la lana de muchas maneras.. me gusta pensar que de alguna manera, en mi ADN tengo un poco del suyo.
Este año, había una muestra especial de sombrerería. Con la posibilidad de probarse unos pocos, y hacerse unas fotos. Ni que decir tiene que nos los probamos todos. No hay nada que me guste más que un sombrero, una pamela, hasta una boina.. Son maravillosos.
Hablamos un ratito con mi amiga Bianca, que sigue teniendo unos trabajos maravillosos, y me hice el propósito de buscar hueco y empezar a acabar algunos de mis UFO’s, que son muchos y muy variados. Es posible que en algún momento ponga rumbo sur, y me deje contagiar por la energía de ella misma y de sus alumnas, y coja impulso para poner la máquina de coser a pleno rendimiento.
También estuve un ratito hablando con otra quilter del sur de la isla: Junebell. Conocía algunos de sus trabajos por la red, y pude ver en directo la gran combinación de telas, y el marcado estilo tradicional que impera en sus trabajos. Me gustó mucho charlar con ella.
De último, compramos una cajita de galletas de gofio y plátano, clásicas en nuestra casa y los mercadillos tradicionales de la isla, y nos marcamos unos bailes al son de isas y seguidillas.
Ya en el coche de vuelta a casa, íbamos hablando de lo que nos había gustado más y lo que menos. Últimamente nuestras conversaciones no tienen desperdicio, y van dejando ver a una pequeña persona que va trazando su camino con su propio criterio. Ella quedó maravillada por los artesanos que elaboraban figuritas de cristal allí mismo, no tenía ni idea de que el cristal se fundiera, y se pudiera trabajar. Y entonces me doy cuenta de la cantidad de cosas que todavía le queda por aprender, y en las que yo no reparo porque me parecen obviedades.
Nos queda un camino fascinante por recorrer.