Vomitando letras

Mientras me peleo con el grafting, el punto Kitchener y toda su santa familia… Ando vomitando letras.
Vomitando letras a todas horas, como si hubiera estado comiendo abecedarios enteros, en Arial, Times New Roman, cursiva, negrita..
Letras a borbotones, que salen unidas por pensamientos inconexos, sin principio ni fin, pero con un punto en común.
Algunas letras consiguen quedar fijas en papel, en mails, incluso en sms, otras tratan de juntarse, aliarse para formar palabras y tener peso ante la marea inevitable que termina por ahogarlas.
Hay letras que tienen fuerza magnética y se atraen, enfrentan sus polos y quedan unidas..
Sol, arena, mar…. Faro

Aquí pagamos todos

La semana pasada al acercarme a la máquina del café, me encontré este comunicado.
Al parecer, alguien bien avispado, abría cada día la máquina, de forma cuidadosa y meticulosa, se hacía con la caja, y de la misma forma la volvía a cerrar, como si nada hubiera pasado.
Esta mañana al ir a buscar un café me encontré un hueco vacío.
Al parecer, el dueño de la máquina, harto ya de venir cada día, a reponer de café y líquido la máquina, y encontrarse que otro más rápido, que no más listo, se había llevado la caja un día más, se llevó la máquina.
Ahora nadie en la obra tiene café, y el rápido, que no listo, ahora no tiene ni botín ni café…
Ya se sabe, la avaricia rompe el saco.. y luego, pagan justos por pecadores..

Es que no lo puedo evitar

Heme aquí, de nuevo.
Después de unos cuantos meses de extravío.. y porque este final de mes me parece un buen momento para retomar proyectos, ver en qué estado están, y revolverme un poco entre ellos y con ellos.. Han caído en mis manos, nuevamente, los viejos Pomatomus.
Patrón líoso, y liante, pero de resultado espectacular.. Si se consigue hacer la primera repetición del chart, y no dejas pasar dos meses entre repetición y repetición, puede ser hasta agradable de tejer.
Cuando me lo probé la primera vez, y ver el efecto que hacía el patrón, se me ocurrió tejerlos en medida larga, en lugar de calcetines.
Y, aquí estoy otra vez, metida en medio del tejido hasta las rodillas, y mirando de reojo lo que queda del ovillo, a ver si da para la media derecha.
Símiles podría hacer muchos.
Seguro que un estudio de la personalidad también, igual descubro que soy una temeraria en cubierta, demasiado miedosa para hacerlo en la vida real, desarrollando mi vicio oculto solo con la lana,… podría ser.
Aunque lo más probable, es que simplemente, sea una inconsciente..
Y, símiles podría hacer muchos.

Con un emperador por GranCa

Sigo descubriedo rincones de esta isla, que a medida que la voy conociendo, más me asombra.
Uno se cree, que conoce el terreno, porque ha pasado mucho tiempo en él, pero en algún momento, si uno observa con detenimiento, llega a la conclusión de que conocer algo al 100% es casi imposible, todo, todos, estamos en continuo movimiento. Pero en ese movimiento, hay constantes y variables, solo hay que identificarlas.
Este fin de semana, descubrí un sitio en medio de un barranco, donde me dieron de comer rico, y no solo por los platos, también influyó la compañía.
Tengo un Emperador, que elegí yo, y que me apropio de él cada vez que me da la gana, porque su madre, que es la única mujer que de momento tiene autoridad sobre él, me lo presta, cuando haya otra mujer, acordaremos un régimen de visitas.
César, llegó a mi encuentro, hace ya más de 4 años, y empezamos una relación de trabajo, que nos hacía coincidir cada mes. Dejamos de tener que tratar temas de trabajo, con lo que dimos paso a los temas personales.
No ha habido nadie que me haga reír como él, con sus brutalidades, con sus anécdotas, pero sobre todo con sus refranes y sus lecciones magistrales sobre relaciones personales.
Me llevó a comer a un sitio cuyo nombre no recuerdo, y a golpe de: come hostias!; con su inconfundible tono, devoramos todo lo que nos pusieron en los platos.
Pasamos un sábado estupendo, poniéndonos al día.
Yo echo de menos sus gracias, él echa de menos mi arroz.
Pero lo mejor, es que no importa ni cómo ni cuándo, y sin necesidad de excusas, al otro lado del teléfono, simpre estamos dispuestos a oír al otro, o salir corriendo si hace falta.

Tan fino como un hilo

Inmersa en un nuevo proyecto tejeril, la cabeza se me va volando, ideando, comparando, conjeturando….
Cuando estuve en Houston el año pasado, vine cargada de lanas, creo que esto ya lo he dicho alguna que otra vez. La lana más novedosa que traje, fue de mi visita al stand de Habu. Desde Octubre, hasta este fin de semana, todo lo que compré en Habu ha entrado y salido del cajón, sin pasar por las agujas. No me atrevía a meterle la mano. Pero esta semana, he vencido los miedos, y me he dado a la tarea, siguiendo el patrón al pie de la letra, también algo totalmente novedoso en mi persona.
El patrón elegido es la Kusha kusha scarf. Es una bufanda larga y estrecha, compuesta una parte por dos tipos de lanas distintas, una hebra de merino, y otra de seda con acero.. sí, fibra de acero inoxidable. La otra parte está tejida solo en la seda con acero. Se teje con distintos tipos de agujas, y se supone que al final he de afieltrarla. Aún no lo tengo claro.
Es bastante difícil, acostumbrarse a tejer algo tan fino. Tiene el grosor de cualquier hilo que se usa para coser. Al principio es extraño, y parece que el hilo se te escapa de las manos, luego y de forma bastante asombrosa, te acostumbras, y hasta encuentras confortable el proceso de tejido.
Una bufanda hecha de un hilo.. un hilo fino.
Igual de fina es la línea que separa una situación de armonía, de una situación de hostilidad.
Ayer di una orden, directa y clara… me pagan para eso. Ayer el receptor de esa orden, en lugar de acatarla, pisó sobre ella, e hizo lo que le dio la gana.
Hoy tuve que tomar medidas. Sé que hago lo que debo, sin embargo no me siento bien.
La distancia entre el respeto y la ausencia del mismo es fina como el hilo que tejo, pero esa distancia tiene que estar ahí, tiene que verse para poder seguir haciendo mi trabajo, y cuando alguien trata de eliminarla, no me queda más remedio que despejar la zona, para que se vea bien dónde y cómo está cada uno.

Exótico fin de semana

Empezar el descanso del fin de semana tejiendo en la playa, debería estar recetado contra el estrés laboral, familiar, y de la vida.. Pero si encima, se teje en una playa artificial, (!!!!!), con un suelo que es imprevisible, y un fondo marino que puede desaparecer o engullirte en cualquier momento… es empezar un fin de semana de forma exótica!Terminar el sábado comiendo pasta de colores a la carbonara, que estaba tan buena que ni tiempo de fotos dio, aliñarla con el último capítulo de Lost, y de Hay alguien ahí?, convierte una cena cualquiera, en una cena… exótica!
Comenzar el domingo recibiendo visitas para desayunar, pasar el día bebiendo té, bloqueando un shawl tejido con lana de calcetines, y preparando el nuevo proyecto tejeril,… es de lo más exótico!.

Una saga de un mes

Hace como un año, mi hermana la más chica, que no es nada fan de la lectura, ni nada que tenga que ver con eso, devoraba compulsivamente las páginas de un libro oscuro, con trazos rojos.
Al ser espectador de aquella inusual escena, quise averiguar qué tipo de libro era el causante de que ella, que no tenía costumbre de leer, fuera capaz de tomarlo entre sus manos y digerir sus más de 600 páginas.
Me contó por encima la historia, y yo, con mi toque natural de prepotencia, le espeté: si quieres leer buenas historias de vampiros, lee Anne Rice.
Aunque por dentro, pensaba que al menos esos libros conseguían que leyera algo.
Ha pasado un año, y de la misma manera compulsiva con que ella devoró los dos primeros, yo he devorado los cuatro.
No me han arreglado la vida, no me han removido por dentro, no me han descubierto el mundo…
Sin embargo, me han tenido entretenida, me han puesto nerviosa, me han devuelto levemente la fé, y me han sacado alguna sonrisa y alguna que otra lágrima.
He tardado poco más de un mes en leerlos y acabar con la saga, y sí me han gustado.
Y ahora voy a darme a la lectura de libros menos largos, algún libro menor de 400 páginas estará bien, antes de darme a la última recomendación que me hizo una amiga tejedora.
Y claro, en la lista de “por leer” ya tengo apuntado los de Stieg Larsson.

Acabando cosas

Gracias al el reto, sé que hoy cumplo 200 días.
Parece que me voy quitando prejuicios conforme van pasando los días, y ya no me fastidia tanto cumplir. Queda mucho por hacer pero estoy bastante conforme con lo logrado hasta ahora.
La semana fue movida, supongo que la Luna Llena tuvo algo que ver. La cuestión es que el viernes fue un día como para recordar, donde todo se rompió, todo se atrasó, se modificaron demasiadas cosas, se rebelaron algunos individuos,.. es decir, que tuve que ponerme en un papel que no me agrada demasiado pero que forma parte de todo lo que hago.
Acabé agotada, y como revancha, me regalé un fin de semana de playa y lanas.
Necesitaba ver terminado alguno de los proyectos que tenía a medias, y me entusiasmé con los Búhos. El patrón está muy bien explicado, y desde el principio sentí una atracción irrefrenable por hacerlo. Los últimos proyectos tipo jersey o cárdigan que he hecho son top-down, con la manga tipo ranglan, y éste, es down-top y sin costuras. Después de probar a tejer en redondo, cuando veo un patrón con costuras, me sale una matemática que hace cálculos sin yo pedirlos para adaptarlo, al tiempo de que cuando pienso en costuras me sale como una especie de sarpullido.
Además, tiene disminuciones y aumentos en la parte trasera y delantera, haciendo que al final el jersey quede adaptado al cuerpo perfectamente.
Lo he tejido en Katia Perú, que es puro placer para tejer. Y no descarto en absoluto volver a tejer otro jersey de este tipo, sin costuras por supuesto, con esta misma calidad de lana.
Ahora solo falta ir a comprar ojos para estos búhos, que ya como vamos, verán la calle para el invierno que viene.
Y como viene siendo habitual, de unos pocos fines de semana para acá, toda la lana viene acompañada de Lost, de Bella Swan (solo me quedan 100 páginas para acabar el último libro y me está dando hasta pena), y llamadas de teléfono a modo despertador, que me alegran el fin de semana, y que están haciendo que poco a poco, vaya recuperando la fé.