Estos días en casa, recluídas por culpa del catarro y del frío de afuera (ya sé que llamarle frío a nuestros 20º es como ofender de plano, el invierno nórdico por ejemplo, pero para nuestro Caribe particular y nosotras es nuestro frío, y no le quiero hacer de menos), me he metido en la cocina y me he puesto a experimentar.
Previendo las fechas que se acercan y sabiendo que la ingesta proteica va a ser inevitable, me he preparado una ensalada para compensar. Es una ensalada César muy particular. Aprovecho para recomendar poner un César en la vida. Yo tengo uno, que me llama fea en los momentos menos esperados y que hace que me parta de risa. MiCésar es fuerte, listo, y muy bruto, pero todo eso no es más que un cascarón para envolver a una persona buena, firme, y leal. Mi vida es distinta y muy agradable desde que tengo un César.
Esta ensalada la preparo con una mezcla de hojas verdes, un huevo duro, dátiles, pepinillos, queso y pollo. Y aquí es donde está el truco. El pollo lo salpimiento y le pongo comino molido. Luego lo rebozo con pan rallado y lo pongo a la plancha con una gota de aceite. La ensalada se aliña al gusto y a la mesa!.
Gracias a Jackie, que hace que me quiera ir a vivir a sus fotos que son mucho más cálidas que la fría realidad canadiense, he conocido a Elena, y me he enamorado completamente de su blog. Ya he probado dos de las muchísimas recetas que me he guardado e impreso, y que serán próximamente probadas. De momento he hecho los nudos de cardamomo con un éxito rotundo. Son fáciles de hacer aunque su aspecto indiquen lo contrario, y deliciosos con ese toque de cardamomo. La siguiente receta que he puesto en práctica es la Clafoutis de ciruela. Aquí no podemos hablar de éxito total porque me confundí en la cantidad de azúcar que llevaba, y para mi gusto está demasiado dulce. Aunque los otros probadores oficiales afirman que estaba buena, y no demasiado dulce. Cuestión de gustos.
Con la barriguita llena, y mientras LaMariposita disfruta de su serie preferida (Caillou) he tejido este gorro de elfo que me ha encantado el resultado. Ya estoy pensando en darle uso a muchas de esos restos de madejas de calcetines que tengo por casa.
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It’s begining to look a lot like Christmas
1.- La corona de la puerta, que nos acompaña desde el año 2001. Mi vecina del piso de GC me instó a que la quitara de la puerta cuando la coloqué, porque “animaba a que entraran en el portal a robármela”. Se quedaría a cuadros si supiera que pongo una corona en la puerta en cada estación!
2- Calendario de Adviento de calcetines. Tejida durante el mes de Diciembre del año pasado, con la mariposita dormitanto encima de mí. Dentro tienen bombones austriacos, traídos por los abuelos, y que me olvido de comerme a diario.. Así que luego me acuerdo y me pongo al día comiendo varios seguidos.
3.- Árbol de Navidad, y Calendario de Adviento de Nancy Halvorsen. Nuestro árbol va necesitando un trabajo de lavado de cara, al que lo someteremos para el próximo año. Este año no hay luces, por motivos obvios, que esta niña es puro espíritu de exploración y las luces son un peligro en potencia.
4.- Pesebre de patchwork. Cosido y acolchado allá por el 2007, dando mis primeros pasos en el acolchado a máquina. Patrón de Nancy Halvorsen también.
5.- Árbol para la puerta, con cascabeles. Lleva como 30, y yo que soy floja por naturaleza en la cuestión de coser botones, abalorios, o cascabeles, me cansé cuando había cosido 9.. En algún momento cogeré el toro por los cuernos y coseré el resto… o no.
6.- Mi pequeña-ayudante. Este año tiene tantísimo trabajo. El año pasado no se enteró bien de qué pasaba por estas fechas, pero este año tiene ideas y autonomía para ir haciendo y deshaciendo según se le antoje. Su tarea favorita es ir cogiendo los Papanoeles de los tiradores del mueble: yo los cuelgo, ella los descuelga.. y así todo el día.
Pues de esta manera y con Michel Bubblé de fondo cantándonos It´s begining to look a lot like Christmas, estamos oficialmente preparadas para festejar estos días, siempre y cuando estos malditos viruses que nos acompañan nos dejen libres de una buena vez.
Esperando a que broten los tulipanes
Este pasado Noviembre, se cumplieron 7 años desde que estoy-estamos en el piso.
Siempre he tenido la sensación de que no sería ésta la casa donde viviría para los restos, y parece que se va confirmando conforme pasan los meses, solo hay que esperar un poco más, que las cosas de Palacio, van despacio.
Aún así, aquí estamos muy bien. Este pisito de 63m2 nos da todo lo que necesitamos. Aunque a LaMariposita se le hace pequeño para correr sus maratones matutinos y vespertinos.
Recuerdo, que según empecé a amueblarlo iba cogiendo color a “casa”, pero sentía que le faltaba algo. No fue hasta las Navidades, cuando LaMamma me regaló una flor de Pascua cuando me dí cuenta de qué faltaba en mi hogar: las plantas.
Desde entonces ha habido algunas, que con las mudanzas de isla se han visto perjudicadas. Ya hace casi dos años desde que retorné, en aquel viaje en barco con una Mariposita de 13 semanas, 41 bultos y las dos plantitas. Hoy solo queda una de aquellas dos, pero se han sumado otras.
Ahora mismo tenemos dos orquídeas nuevas (hay sincronías dignas de estudio y la adquisición de estas dos plantas es una de ellas, las compramos del mismo color y casi a la misma hora MyGirlfriend y yo), y dos violetas. En estos días la orquídea que traje de GC está pocha, mustia, y con pocas ganas de vivir. Me he hecho una experta sobre su cultivo, y esta tarde voy a iniciar un plan de reanimación urgente para ver si consigo sacarla de su agonía. He estudiado concienzudamente el proceso: sacar del tiesto (tercera vez en mes y medio), cortar raíces muertas, espolvorear con canela (antifungicida) y dejarla al aire, sin tierra durante un tiempo, hasta que le vuelvan a salir raíces nuevas. Mientras la iré regando con Benerva (vitamina B, de farmacia). A ver si da resultado. Ahora lo importante es que reviva, ya luego a ver si se anima y nos da flores.
Y lo que ahora me tiene entusiasmada, son los bulbos. Desde Francia, y con mucho amor, nos trajeron bulbos de tulipanes y jacintos. Desafiando a los entendidos y a la propia naturaleza, los he plantado aquí, que tenemos un invierno flojito (para lo que ellos están acostumbrados). Primero he tenido los bulbos tres semanas en la nevera, y luego los he plantado. Los tulipanes en la jardinera, y los jacintos en maceta.
Los jacintos están todos brotando!, y ya me imagino el perfume que va a recorrer el piso la próxima primavera! y los tulipanes, bueno.. ahí están.. A veces me impaciento, y me dan ganas de escarbar en la tierra, a ver si siguen ahí, o se han ido… o se han estropeado los bulbos, o por el contrario están empezando a echar raíces.. Lo que pasa en esa jardinera es todo un misterio.
Mientras espero a que broten los tulipanes, imagino el patio de la nueva casa, y la de plantas que voy a poder colocar allí.
Carta abierta a LaMariposita
Hoy, lunes, 3 de Diciembre de 2012, a punto de cumplir tus 16 meses y de cumplirse los dos años desde que la ilusión se hizo latido, te he dejado con abueba, para ir a una entrevista de trabajo trámite administrativo, con más frustración que ganas. Ha sido eso, un mero trámite. Creo que me llamaron porque se comprometieron a hacerlo, y muestro mi total y profundo agradecimiento a quien tiene mi teléfono, me recomienda y cree en mi.
En mi espera en la sala, busqué los nervios en la barriga, típicos ante un examen. No hallé nada más que preocupación por cómo estuvieras tu.
Pasamos al despacho, donde un veterano de profesión nos arengó sobre el ejercicio de la profesión libre, y el infortunio de esta, aún en ciernes, crisis… Yo puse cara de prestar atención, aunque en mi cabeza solo tenía la pregunta de si estarías viendo Caillou o ya te habrías camelado a la abuela.
Entonces, se nos informó del trabajo a ejecutar y del tiempo para hacerlo, no me asusté, acostumbrada a bregar con empresas mayores; y luego se nos comunicó el horario. Presté atención, mucha atención, me concentré en las horas, hice un cálculo mental de las horas y las raciones de leche que no iba a poder dedicarte, y ya no hizo falta saber el sueldo. Por un tiempo definido, no estoy dispuesta a destetarte.
Hemos estado pegadas todo este tiempo, hemos ido a medir, a presupuestar, y yo he sacrificado noches y siestas para entregar trabajos y proyectos, para ganar muy poquito, porque entre el Colegio y los impuestos, nos dejan apenas para las facturas, pero aún por eso lo hacemos.
Soy autónoma, y pago un buen de eurillos para poder seguir lactando, durmiendo contigo, despertarme contigo, y estar en cada una de tus horas, y si este trabajo fuera así, podría contemplar la posibilidad de acometerlo. Pero no siendo el caso, he cogido el teléfono y de buena manera he dicho que la oferta no es para nosotras.
Hay muchas cosas con las que siento ese miedo a “estaré haciendo lo correcto?”, “me tocará arrepentirme después?”.
Hoy sé, que siempre que te ponga a tí por delante, no hay cabida a dudas ni a arrepentimientos.
Te quiero Mariposita, y mientras tengamos lo que tenemos no nos va a faltar lechita.
Los miércoles por la tarde, un trozo de trapo
Vamos dejando atrás viruses, toses y mocos, poco a poco pero parece que de forma cierta.
Es la primera vez que LaMariposita toma antibiótico, y me ha dado algún que otro dolor de cabeza este asunto. Después de leer, pedir información y asesoramiento, creo que hay cosas que no se pueden evitar, y luchar de forma seria con una otitis creo que es una de ellas. De a poquitos, vamos volviendo a nuestras rutinas, a la música y a bailar por las mañanas, a las noches más tranquilas y a las ganas de jugar y alborotar.
Los miércoles por la tarde, vamos al taller de MiColegui, a coser un ratito. Yo me he propuesto terminar los doscientos cuarenta y cinco mil proyectos que tengo a medias, tanto grandes como chicos.
Poco a poco voy dando matarile a cosas que no recordaba siquiera haber empezado. Qué bien sienta decir: terminado!.
Me encantan las tardes de los miércoles, porque aunque no aproveche el tiempo como lo hacía antes, son especiales. Me voy a coser con LaMariposita y con mi mamá. Entre las dos nos hacemos cargo del trastillo que tengo por niña, para que las dos podamos avanzar un poquito en nuestros proyectos.
Ella, que ya ha empezado a casi correr, tiene muchísimo trabajo en el taller: organizar hilos y bobinas, tocar tooooodas las telas, y recoger cada retalito que cae al suelo. Creo que aquí tengo a una futura quilter-tejedora en potencia.
Libro 3 – 2012
Para reforzar la opinión que me dio el primer tomo, he terminado el segundo, y si… sigo opinando lo mismo, y para variar no soy la única. Aquí el mejor resumen de la segunda parte. Si quieren leerse el libro completo, no seré yo quien se los impida, aunque la verdad, creo que el resumen es mejor que el completo.
Estoy con el tercero, como no podía ser de otra manera, con esta maldita costumbre que tengo de no dejar las cosas a mitad. La ventaja, es que como se lee en diagonal, se acaba bastante pronto.
Terminando tareas, y luchando contra los viruses
Hace unas semanas, MiColegui, propuso un monográfico para ir haciendo boca al tiempo que se acerca: Me encantan este tipo de monográficos, porque compras el material para hacer el trabajo en cuestión, que en este caso era un camino de mesa, y pasas la mañana del sábado cosiéndolo en el taller, por el mismo precio.
Yo a parte del camino de mesa, quise hacer también dos individuales, para tener las mesas a juego.
Ese día, nos agasajaron con un delicioso desayuno a base de café, croissants y un peach-crumble que trajo Natalia, que estaba para recoger cada una de las migas!.
Ese día me llevé la mayor parte del trabajo hecho, a falta solo de unas puntadas de aplicación y poco más.
Tengo que decir, que el acolchado, ha sido cortesía de MiColegui, que está hecha una experta en cuestiones de acolchados a máquina.
Así que ya hoy lucen elegantemente, o así me lo parece, en mis mesas.
De paso, por fin, he terminado mi Color Affection, que lleva un buen número de meses en las agujas. Ha quedado grande, pesadito y bonito de ver. Claro que mirándolo con mayor profundidad, tiene ciertos pliegues que no me terminan de llenar, y que me parece que con el bloqueo no se van a ir. Suerte que al llevarlo encima, no se notan tanto.
Llevamos dos días encerradas en casa, intentando combatir un dichoso virus griposo, que nos tiene a las dos bastante tocadas. Ella con otitis, y yo con un quebranto-tos-dolor de garganta espectacular. Aquí estamos, las dos tomando el mismo frasquito de antibiótico que nos recetó la pediatra. Momento que por cierto, quiero olvidar. Chiquito show que armó la Mariposita desde que entró a consulta. Aún no le había hablado la doctora, y ya estaba haciendo pucheros, no se imaginan como se puso cuando la fue a tocar…
Estamos pasando los días como podemos, ella está griposa, pero eso no impide que quiera estar andando todo el día, que lo quiera coger todo, que quiera jugar.. Y yo, voy arrastrándome detrás de ella para vigilar que no se haga daño con nada, porque a esta edad todo es un peligro!
Estos días, no sé si habrá sido por la fiebre, he estado muy reflexiva. Están a punto de cumplirse los dos años desde que la maternidad se hizo un huequito en mi vida para terminar de llenarla por completo. Hay cosas increíbles, todo es una aventura, y ver como avanza en su crecimiento, aprendizaje, logros, no tiene palabras. No obstante, tiene algo negativo. Recuerdo cuando estaba en El Mirador, hablando con un jefe de obra, que ya era papá. Le conté la noticia, y después de darme las sinceras felicitaciones me dijo: ahora vas a saber lo que es de verdad querer y que te quieran, amor de verdad… Pero también vas a saber lo que es el miedo… Miedo de verdad.
En ese momento, o no quise atenderle o no quise escucharle… Ahora, después de 15 meses, y estos días viéndola tan chafadita, resuenan, con muchísima razón, sus palabras en mi mente.
Dando vueltas por el Caribe con John
La música es una magia poderosa. Conozco a John Mayer hace ya unos años. Fue ElFlaco quien me lo presentó. Su primer disco, está asociado inevitablemente en mi memoria a esas charlas sobre libros, música y mudanzas, con él.
El Battle Studies es otra cosa. Lo compré, junto con otros dos discos más (porque yo compraba discos hasta que llegó a mi vida el Spotify) un viernes de camino al Sur de GranCa, a un fin de semana que yo esperaba que fuera revelador, como si me fuera a adentrar en la selva de Perú y fuera a tomar la ayahuasca. Nada más lejos de la realidad, recuerdo volver por la autopista con el disco de Ben Harper a todo volumen, y el corazón un poco más rotito.. qué cosas!
La cuestión, es que pasó más de un mes de esa desastrosa experiencia hasta que lo escuché por primera vez.
Y una vez más, como me suele pasar siempre con John, fue amor a primera escucha. Creo que lo tuve puesto en el coche durante casi cuatro meses. Y en mi memoria está vinculado totalmente a ese tiempo.
A los amaneceres en Vecindario; a los atardeceres de Pozo Izquierdo, con el viento alborotándome el pelo y refrescándome el corazón; a las tostadas con mantequilla para desayunar… a MiTrinchera con sabor al Caribe.
Esta semana, y en vista de que ya está el último disco de John en el Spotify, me he puesto en el coche el Battle Studies.. Todo ha venido a mi mente, todo de golpe.. Los kilómetros de autopista, en coches separados para llegar a destiempo, y los terribles cafés de máquina con miradas cómplices. En lugar de nostalgia, tristeza, o angustia, lo que he sentido es alegría… He tenido la gran fortuna de encontrar a un amigo en medio de tanto destrozo, un amigo que me tendió la mano, y recuperó mi alma. Y me siento afortunada, porque sé que está, siempre está…. El Caribe siempre acoge, El Caribe siempre salva.
Libro 2 – 2012
Sí, leyendo esto… Podría hacer una crítica, un resumen, y dar mi opinión.. Pero hay alguien que ya lo ha hecho, y es más, lo ha hecho divinamente, secundo cada una de sus comas.
Si has leído este libro, lee esta entrada, no tiene desperdicio.
Y sí, también voy a leer los otros dos libros, para poder reafirmarme en lo que ya pienso de esta trilogía, que queriendo llegar a la Saga Crepúsculo, no le llega ni al índice de capítulos.
Lo mío puede que sea un poco de sado… pero del de verdad. Chiquito truño!
Libro 1 – 2012
Desde que nació LaMariposita, el tiempo que le dedico a mis aficiones, se ha visto lógicamente reducido. Así, una de mis pasiones, como es leer, se ha visto relegada al final de la lista de cosas que hacía y no hago. Todo ese desaguisado se ha arreglado como por arte de magia, desde que tengo mi Kindle.
El primer libro que he leído en él es este: Dormir sin lágrimas (Rosa Jové). LaMariposita siempre ha dormido mal, bueno, exactamente lo que le pasa es que le cuesta conciliar el sueño. Una vez dormida, duerme tranquilamente, aunque se despierta cada tanto para tomar su ración de leche y sigue durmiendo.
Todo esto lo tenía contemplado, y asumido. El problema ha sido el tremendo tiempo que pasa desde que yo digo: vamos a dormir, hasta que finalmente cae rendida. Ha habido días en que ese tiempo ha sido de 2h. Tiempo en el cual pasa de todo: la acuno, la mezo, la acuesto en la cama, le cuento un cuento, me quedo callada, le doy toquecitos, le doy leche… y mi estado de ánimo cambia igualmente: resignada, tolerante, frustrada.. He probado casi de todo lo que se me puede ocurrir, menos dejarla sola y que llore.
Después de leer el libro, he aprendido algunas cosas, y he puesto en práctica algunos de los consejos que da. Hemos conseguido reducir el tiempo a 45 minutos, en el peor de los casos, y espero que siga reduciéndose. Ir a la cama ahora, porque yo estoy más concienciada, es más calmado y tranquilo. Y sin lágrimas. No las había antes, y tampoco las hay ahora.