Centrifugados estomacales y grandes propósitos

Este fin de semana he vuelto a padecer un “algo no identificado” de estómago. Lo vuelvo a relacionar con comer porquerías, o mejor dicho beber, ciertas porquerías. La primera vez que me pasó fue hace exactamente un mes, y fue después de beber una cerveza de malta (cosa-mas-mala). Al día siguiente el estómago es como una lavadora de las antiguas que en pleno proceso de centrifugado se sale por la ventana. Y todo para afuera, en sus distintas y posibles formas.
Esta vez, y desterrando de forma contundente la cerveza de malta de mi dieta, me bebí otro brebaje imposible: cocacola zero y sin cafeína. Qué pienso cuando compré estas dos latas, es un puro misterio. Pero a Dios pongo por testigo, de que otra porquería de éstas no volverá a entrar en mi nevera.
Después de un día a vómitos y demás, solo quedaba salir pitando para casa de mamá, y dejar que ella nos mimara con manzanita asada y papa sancochada, mientras dejaba descansar mi cuerpito hecho una miseria en uno de los sofás. Este tiempo de absoluta incapacidad de hacer nada, lo dediqué a terminar de leer la saga de Harry Potter. Después de tres meses viviendo con ellos, entre encantamientos, maleficios y maldiciones imperdonables, el sábado por la tarde quedé como huérfana y sintiéndome nada especial, un muggle vulgar y corriente.
Así que para combatir este sentimiento de anodina normalidad, me dispuse a hacer pequeñas cosas extraordinarias, y así contribuir a sentirme un poco mejor, terminando cosas pendientes (mi eterna montaña).
Mi pared de marcos queda más llena, añadiendo un bordado más. Tenía este bordado hecho desde que nació LaMariposita, hacen ya 19 meses. Pero no tenía claro cómo enmarcarlo. Después de unos viajes por Pinterest, encontré el marco y forma perfecta. Estoy super contenta con el resultado.
De todos los quilts que tengo a medias, el que más me apetecía terminar es este. No quiero hacer recuento de cómo ha ido pasando el tiempo a medida que lo he ido haciendo, porque fácil fácil, pasan 6 años. La cuestión es que ya está casi a puntito.
En un alarde de valentía, lo he metido a la máquina, y ya está acolchado. Me queda un remate que aún no está hecho porque no estoy del todo segura. Pero estoy convencida de que le daremos la bienvenida a la primavera arropadas con él.

Porque siempre hay un lugar

Nunca me ha gustado demasiado Febrero, no sé si es el frío, la escasa luz, los cielos plomizos, o qué, pero no conservo buenos recuerdos de ningún Febrero. Este ha pasado más o menos, hasta casi el final. En los últimos días de este mes, la paciencia se me ha ido consumiendo, la desidia ha ido haciéndose hueco, y casi casi tengo que abrirle la puerta a la melancolía. Los pequeños problemas parece que crecen, y la espera de soluciones, se eterniza.
De pronto, y como en un fogonazo de ideas, he sido consciente de lo que me estaba pasando.
He cogido la varita mágica y cerrado con un conjuro indestructible la puerta a la tristeza, he echado de forma permanente a la desidia, y con otro golpe y certero de varita, he hecho crecer de nuevo la paciencia.
Para darle fuerza a mi hechizo, me he subido en el coche y he conducido los escasos 40km que nos separan de MiNorte.  Una buena  manera de definir este sitio para mí, es como lo hace Jamiroquai.
Hay una cosa buena que tiene Febrero, y es que esa escasa luz y el cielo plomizo en el Norte, se ven espectaculares. Desde que te bajas del coche se huele la tranquilidad. Para mí no hay nada más efectivo que este olor: a mar, a sal, a reboso, a barcos en tierra… pero también se traduce en tranquilidad, en “todo estará bien”, en “nada malo puede pasar”. Ese olor es estado zen en cuestión de segundos.
Después de esta mini excursión y cinco horas seguidas de sueño, estamos listas para recibir Marzo, que seguro, seguro, traerá grandes sorpresas para nosotras.

Cumpliendo promesas con manos calientes y visitando a Tití

La semana pasada Cannnela pidió recetas de ensaladas ligeras, y yo me comprometí a darle algunas mías. Después, pensé que tal vez, el concepto de ligero, no lo tengo muy claro. Anyway, aquí están las recetas de las últimas ensaladas a las que me he aficionado. Ensalada tibia de coliflor con frutos secos. Mi receta es una variación de la publicada por Elena en delicioustories. La otra ensalada, que no sé si puede calificarse como tal, es un Tabulé. En ambas recetas, creo que el toque fundamental lo dan los aderezos, y así tengo que admitir que la sal Herbamare, como las vinagretas Deluxe del lidl, son un must en mi cocina.
Esta semana, y después de pasar un poco de frío cuando leo por la noche, decidí hacerme unos mitones. Aproveché un ovillo suelto que tenía de Katia Austral, y a las agujas. Una vez más, me quedé justísima de lana. La solución ha sido la peor de todas las que he tenido que afrontar en situaciones similares. Aunque como son mitones de andar por casa, lo voy superando. Su misión es calentarme las manos mientras leo, y eso lo cumplen, así que bien. Detalles en mi Rav.
Estos días estamos visitando con asiduidad a Tití, devolviéndole todo lo mucho que nos ha ayudado desde que somos dos. Amén de  que tiene un patio-porche que es una maravilla. Está lleno de plantas que se reproducen de forma espectacular, si yo fuera planta y me colocaran ahí, también florecería. Tiene 5 orquídeas, que en la actualidad todas están en proceso de floración. También tiene una perrita que es la locura de LaMariposita, yo creo que la estresa un poco, pero la perrilla lo lleva bien, de momento. Ahora que Troylo ya no está, no me gustaría que se perdiera el contacto perruno. Este patio va a dar mucho de sí de cara a la primavera y al buen tiempo… Nos veo sentadas plácidamente tomando té, tejiendo como si no hubiera mañana.

Del “ni de broma” al disfraz, solo hay una mariposita de por medio

 

La última vez que recuerdo haberme disfrazado fue hace ya 20 años (para ser exactos). Después de ese momento, he huido de los carnavales como de la peste. Durante esos años me fui afianzando cada vez más en mi persona y me resultaba tremendamente difícil salir de ella incluso para disfrazarme (y hasta aquí puedo leer). Cada vez que llegaba la época carnavalera esperaba con unos quintos y un bote de pepinillos mi Gala favorita, pero en secreto escuchaba la parranda Cuasquías, mientras se me iban los pies.
20 años más tarde, y con motivo-excusa de la fiesta de la manada,  había que idear un disfraz apto para las dos, y que al mismo tiempo fuera fácil de hacer. Bloggeando encontré este, que me encantó, y que me remitió a este. Así que sin mirar mucho más, el disfraz estaba decidido.
Busqué entre mis retales, y a cortar plumas se ha dicho. MiColegui, me cedió amablemente la camiseta negra sobre la que irían cosidas las plumas para LaMariposita, y  para mí busqué una de esas camisetas de propaganda que sirven de uniforme cuando uno se mete a limpiar-pintar-hacer grandes faenas. El gorro fue un patrón totalmente improvisado con restos de Katia Perú para la base, y unos acrílicos no identificados para los ojos y el pico.
Mientras los fui haciendo, disfruté como una enana, incluso algún baile nos marcamos con la música carnavalera de fondo.
Llegado el día de la fiesta, para allá que se fueron volando estas lechuzas, llevando un Pan Pulla bajo el ala.
Triunfamos! Tanto por nuestra indumentaria como por nuestro pan. Pero lo mejor de lo mejor, fue lo divertido que lo pasamos.
Ya estoy visualizando los próximos carnavales con LaBajista, ElPadrino, LaMadrina, LaPeque, ElAhíjado... y los que se sumen, todos en grupo disfrazados recorriendo la avenida siguiendo la Cabalgata.

Adaptandonos a las circunstancias

Hoy yo tenía una boda-exprés, y esta tarde una sesión de tetas y brazos. Mañana la cabalgata de Carnaval. El domingo un asadero de cumpleaños. Pero estamos en casa, con mocos, fiebre, malestar…. y muchas ojeras. Y todos los planes cancelados.
Este miércoles, tocaba revisión de los 18 meses. Allá que nos fuimos, ella muy contenta (inocente) y yo disfrazando mis miedos de una no conseguida indiferencia.
Ir al pediatra con LaMariposita, es como ponerse delante de una estampida de búfalos, a que te destrocen, por iniciativa propia.
Emma reconoce, a la pediatra, a la enfermera y hasta la consulta.
Fuera no tiene problema, pero en cuanto entramos a la consulta, me coge la mano y dice: mamá, ya’tá, amos..
Conseguir quitarle la ropa, que la observen, y que la vacunen, es toda una odisea.. Después de la cual, me siento inevitablemente, como si viniera de esa estampida que antes decía. Lograr pasar la revisión no puede ser de otra manera, más que teniendo superpoderes. Esos superpoderes que salen solos al ser mamá.
Cuando llegamos a casa, esa misma tarde, y después de observarla un poco y de oirla estornudar tres veces, mis superpoderes me decían: catarro a la vista.
Hoy, dos días más tarde, aquí estamos: resfriado + vacuna = niña molesta, pegada a mi como un monito araña.
Anoche, cuando aún el malestar no estaba confirmado, y viendo que la hora del sueño se acercaba rápidamente, mi cabeza empezó a volar.

Tiene pinta de dormirse rápido hoy. Qué bien! Apenas son las 8:20. Hoy me voy a cenar una ensalada de bulgur. Sí. Hoy voy a cenar bien, tranquila y con mi libro. No, mejor, me pongo una de las series que tengo abandonada. Uy! qué bien, ya tiene los ojos cerrados. Esta noche me va a dar tiempo hasta de tejer un poquito.


Y entonces, empezó el periplo: nariz taponada, niña que se revuelve en la cama porque no puede respirar. Intento aspirarla un poco. Tarea casi imposible, aunque una vez conseguida, parece que respira un poco mejor.

Casi las 9:00. El bulgur será para otro día. Hoy tendrá que ser algo que no se cocine: sandwich de atún y berros. Mmmm, sí eso también estará bien, con serie.. Sí, buen plan.


Intento colocar a la peque en la cama, ahora que parece que duerme. Imposible. En cuanto me muevo, se despierta y se agarra a mí como una garrapatilla. Intento volver a recostarme, mientras la oigo respirar otra vez mal.

Las 9:20. Creo que hoy no me va a dar tregua. A ver si me da tiempo a acostarla y hacerme un perrito caliente que será lo más rápido y se come deprisa también.


Empieza a llorar, vuelve a estar trancada. Le toco la frente y noto cierto calorcillo, que no me gusta nada, dicho sea de paso. Volvemos a luchar como locas para ponerle el termómetro. Yo se lo pongo, ella se lo quita. Desisto, sé que tiene fiebre, no mucha. De momento sé (o intuyo) que no llega a 38º, puestos así, ¿qué importan las décimas?.
Ni bulgur, ni sándwich, ni perrito caliente.. tres galletas del príncipe y un vaso de leche. De pie, con ella en brazos, y metiéndole jeringuillazos de apiretal mientras me como mis galletas.
Hasta las 2:00am, hemos estado paseando, dormitando en el sofá, y dando teta. A esa hora ha pillado el sueño más profundamente, cosa que también he hecho yo. Nos duró el sueño profundo unas tres horitas, tras las cuales hemos vuelto a dormitar en la cama, ella encima de mí, con muchos despertares.
Ahora está tranquila, viendo Caillou, sorbiendo el moquillo, y sin fiebre.
Yo mientras, escribo, con una sonrisa a medias, recapacitando en como se pueden ir cambiando los planes, en función de sus necesidades. Y digo sonrisilla, porque a mí esto de la maternidad me ha hecho cambiar tanto, que incluso estas cosas las encuentro vivibles.
Y de paso, aprovecho para dar gracias por poderlo vivir, por no tener que preocuparme de otra cosa más que de ella, y de que el cerebro me haya hecho un viraje de 180º para poder apreciar estos momentos y vivirlos con serenidad.

Trapillo, frío, viento y la creatividad a punto de nieve

Este sábado, poniéndole cara al viento frío que sacudía las palmeras de la capital, nos subimos al coche y nos fuimos al taller de MiColegui, donde estaba organizado un curso de trapillo por la profe de agujas por excelencia. Todas estabamos animadísimas a plantarle frente al desapacible tiempo con ayuda de un ovillo de trapillo y un gancho nº15. El té y los croasans corrieron de cuenta de MiColegui.
Las horas se pasaron volando, haciendo y deshaciendo magic-loops, y cadenetas que se trenzaban.
Lamone nos dio pequeños y grandes trucos para despertar la creatividad y perderle el miedo al tamaño tanto del ovillo como del gancho.
El trapillo es algo mágico, ya que aunque tengas una idea de lo que quieres hacer, el resultado siempre va a ser una sorpresa. Lo mejor para mí de esta aventura, es que en un par de horas tienes una labor terminada, y el abanico de cosas que se pueden hacer es muy extenso. El punto negativo es que el manejo del gancho requiere cierta fuerza, y al final las manos se quedan un poco doloridas. Es una labor de esfuerzo. Pero sin lugar a dudas, el resultado merece la pena.
El el cuarto ovillo de trapillo que gasto. El primero fue un cojín a dos agujas. El segundo fue una alfombra. El tercero fue un bolso, al que aún le faltan las asas, y que mucho me temo que desharé para hacer otro modelo. Y este último ovillo han sido dos cestas.
Hoy, luce un tímido sol, pero el frío sigue dejándonos sin ganas de salir a ningún lado. Además hay mucho que hacer en casa, que el martes tenemos la fiesta del martes de carnaval, y hay dos disfraces que no van a hacerse solos. Asi que a esta hora de la mañana tenemos ya la máquina de coser a pleno rendimiento.
Por cierto, a todas las que pidieron la receta del Butter Chicken, aquí les va. Que la disfruten!

Y no voy a coger la bandeja, porque yo por vivir entre los míos..

… hago lo que sea..

Se ha terminado Enero (por fin) en medio de un montón de impuestos, de resúmenes informativos, y de mucha porquería sacada a relucir mientras todos nos miramos con cara de tontos, sin saber ya muy bien qué esperar, y lo que es peor con la temible idea de que igual estar bajo las firmes cuerdas de un autoritario no fuera tan mala idea.
Se me viene a la mente, (demasiado) estos días, el poema de Lezcano:

.. me quedé plantado,
aquí nací, y de aquí nadie me echa..
Y no sé cómo, ni de qué forma, pero me niego a darle este mundo (este país-esta isla) a LaMariposita.
El mundo es otra cosa, y las personas también. Estos malditos mequetrefes que (aún no sé cómo) han llegado donde están no son mas que una minoría, y que nosotros no somos así. Quiero educarla con ilusión con esperanza y con confianza, y que éstos sean valores principales para ella.
Así que dejando de lado toda esta especie de neblina surrealista que nos rodea, lo mejor es sumergirse en la rutina y en esas pequeñas (o grandes) cosas que podemos hacer, para sentir que con nuestras manos podemos hacer mucho.
La mejor forma de evadirse de todo y dejar la mente en estado zen y alinear todos los chakras para sentirse un poquito en paz con el mundo, es tejer. Así que con el firme propósito de ir reduciendo el stash, me he puesto manos a las agujas con la lista de proyectos que quería tejer. El primero, un jersey de búhos para LaMariposita. Me ha encantado el resultado, aunque creo que para este invierno se ha quedado un poco grande, así que después de coserle todos los ojos (ejem) a los búhos, haremos la oportuna foto para documentar nuestro trabajo y hasta el frío que viene.
Después de tres meses de disfrute diario, nuestros jacintos han dicho “hasta aquí”, y ya los hemos sacado de la tierra, antes de que otros seres de asquerosa presencia se hagan cargo de ellas. Creo que solo uno ha dado un hijito, aunque no creo que sea productivo para el año que viene. Ahora mismo, lo que está en puro crecimiento son los tulipanes. Tienen un desarrollo lento, pero espero que sea igual de satisfactorio que los jacintos. Otra alegría de este invierno: los bulbos. 
He decidido que este mes de Febrero sea el mes del horneado. Tengo un montón de recetas de tartas y pastelitos que quiero probar, y que siempre estoy dejando en el cajón, por algún tipo de miedo inconsciente. La primera ha sido la Red Velvet Cake. Es la segunda que hago. El bizcocho bien, el frosting fatal. Así que a seguir probando. La foto es pésima, pero quiero que me sirva de palmadita en la espalda cuando por fin consiga hacer una decente, y poder comparar resultados y avances.
Y para terminar un fin de semana de reclusión interior (que no exterior) por pura necesidad de poner el alma un poquito a descansar, una receta que despierta los sentidos y que siempre sale bien si se tienen todas las especies: Butter chiken, sencilla y deliciosa.

Libros de papel y cuentos electrónicos

Hoy sábado deberíamos estar preparándonos para salir hacia el centro sur de la isla, al cumple de una pequeña de la familia Sin embargo, las ganas no son muchas, el viento intenso, y el piso está terriblemente confortable y calentito. Así que nos quedamos en casa. Disfrutando también de nuestras plantitas. Estoy requetecontenta y también un poco asombrada. La Violeta que compré en enero del año pasado ha florecido. Es la primera vez que logro que una planta de estas sobreviva más de un año y encima florezca. Esto es una señal, sin lugar a dudas.
Un sábado enterito en casa. Es probable que dentro de un rato tengamos que salir a la calle a coger un poco de aire fresco, porque a LaMariposita es difícil contenerla dentro de estos 65m2 demasiado tiempo seguido, aún así lo voy a intentar.
Recuerdo con cierta nostalgia aquellos sábados en MiNorte, con libro y manta.. Troylo a los pies, y los tímidos rayos del Sol entrando por el ventanal..
Solo han sido unos años, y ya hoy parecen de otra década, tan lejanos… Todo ha cambiado mucho. Troylo ya no está, el apartamento está en disfrute de otras personas, y LaMariposita no me deja estar en la cama ningún día más allá de las 7:30. Y pese al cambio, estoy contenta… Algunos cambios sientan bien.
En medio de todo este refrito de recuerdos, ando pensando que me gustaría que LaMariposita aprendiera a disfrutar del silencio, de la tranquilidad y la importancia de una casa acogedora, de una buena comida sin demasiadas florituras y de por supuesto, los libros.
A pesar de su corta edad, ya cuenta con unos cuantos títulos. Esta semana ha llegado a nuestras manos, el primer libro de la colección De la Cuna a la Luna. Los otros títulos irán llegando bajo pedido en nuestra librería habitual.
Le gustan los libros, aunque tengo que vigilarla de cerca, porque después de estudiar cada página, y de ver todos los dibujos, quiere comérselos, así que ese es el tiempo reglamentario de cambiar a otro.
Y mientras ella mira sus libros de cuentos, yo leo mi cuento particular en mi kindle.. Cada una con su juguete.
Y para rematar, hemos preparado picadillo habanero, no sé si ya les dije que estoy totalmente adicta a este blog, esperando cada receta como agua de mayo. Ya he hecho un buen número de ellas, y siempre salen estupendas.

Batiburrillo para no pensar

Anoche nos fuimos a la cama con un dolor de cabeza considerable debido a un asunto un tanto desagradable, pero imposible de dejar de lado.
Resulta que como ejerciente libre de profesión, estoy obligada a tener un seguro de responsabilidad civil que cubra las posibles catástofres que ocasione alguno de mis proyectos (catástrofes y no cagadas, porque si meto la pata me lo como con papas). Me dispuse a la búsqueda de la mejor oferta en las empresas aseguradoras, grandes y pequeñas. Y ¡Oh sorpresa!. Ninguna compañía puede ofrecerte una póliza de este tipo. 
Solo queda una alternativa: recurrir al Colegio de profesionales (algo que había evitado por todos lo medios hasta ahora, momento en el que me han obligado, amablemente). 
Hasta ahora, los proyectos que he entregado no requerían visado del colegio, con lo cual no hacía falta la colegiación, pero ahora que me piden RC pero no visado, se me obliga de forma indirecta a colegiarme. Para que el seguro cubra el proyecto, éste debe estar visado por el susodicho colegio. El negocio es redondo y por supuesto tremendamente caro.
Póliza de responsabilidad civil (paga), para lo que tienes que estar colegiada (paga), y para que el seguro cubra tu proyecto, haz visado (paga).. En un país normal, uno pagaría su segurito de marras y listo.. Aquí has de pagar visado (que suele ser un pico) y también colegiación (otro pico).
Lo dicho, asunto desagradable y descorazonador, donde no queda otra que tragar. Alegría alegría… y pan de Madagascar.
Y hoy, para que no me siguiera escociendo el paga-paga-paga.. Nos hemos alimentado estupendamente desde el desayuno, ahora que hay tomate negro, ideal para pasar por la plancha con un  poquito de sal y pimienta, y que los aguacates (por fin) han bajado de precio. Nos hemos puesto nuestro nuevo Waffle Hat, y hemos subido al coche, que está limpito y tiene una pita estupenda, y nos hemos ido a lucir palmito con nuestra nueva Modern Cardigan. Detalles en mi rav.

A veces no es fácil, aunque pongas todo tu empeño

Esta era yo en Mayo del 2009. Y éste era él.
El que ya no está, y el que ha vuelto a romperme el corazón en muchos trocitos, algunos de los cuales habían sido ya pegados con sumo cuidado.
La primera vez que sufrí de esta forma fue en Marzo del 2006, y fue Trufo el que me dejó.
Ahora ha sido Troylo. Lo he sentido de la misma manera, pero lo he vivido muy diferente.
Es difícil asumir que ya no está, no escucharle ladrar, no oirle bajar las escaleras atropelladamente, y no encontrarle al lado de Curro.
Estaba mayor, y también algo refunfuñón, supongo que los años hicieron que su carácter cambiara, y la llegada de Emma no ayudo demasiado.
La observaba con curiosidad, y se acercaba a ella tímidamente. La olía, la estudiaba, y se sentaba cerca de nosotras.
El 2012 se fue llevándose cosas, algunas de las cuales han dejado huecos imposibles de llenar.
El 2013 se ha presentado con sus vacíos, pero con muchas promesas. Soy optimista, y también creyente. Creo que este año no va a ser ingrato, y que va a cumplir con lo que promete, y lo quiero creer a pies juntillas, aunque a veces, no es fácil plantar una sonrisa y seguir.