Estas semanas he tenido un encontronazo con un libro. “El pan de la guerra”. En su trasera pone: A partir de 12 años.Es el libro que han obligado a leer a mi hermana pequeña en el colegio. No había manera de que lo acabara, así que lo he leído yo para saber el por que. En cuanto lo leí, quedé horrorizada. Es un libro durísimo sobre la guerra de los talibanes. Por supuesto del todo inapropiado para una niña de 12 años. Hay frases como: “los sables cayeron sobre las manos de los ladrones y la sangre brotó por todos lados, salpicándolo todo”; o “venderemos huesos que sacaremos del cementerio, así que a cavar”. Lo único que veo apto para una niña de 12 años, es que el libro tiene 150 páginas y que la protagonista tiene la misma edad. Si la finalidad de obligar a leer a esta edad es fomentar la lectura, con este libro se garantizan lo contrario. Yo, desde luego no volvería a coger un libro por si acaso.Me parece que para ver y descubrir este tipo de cosas siempre hay tiempo. La vida son muchas cosas y cada una debe vivirse a la edad correspondiente, vamos, creo yo.Mi enfado era tan grande al terminar la dichosa lectura, que me fui corriendo a ver a la profesora que había recomendado semejante cosa. Su respuesta fue: ” La verdad es que es un poco duro… errores los cometemos todos… uno llega de novato…”.Bien, pues el problema es que el error lo van a pagar niños de 12 años que son nuestro futuro. ¿Qué futuro estamos haciendo, si les enseñamos a correr antes de que se pongan de pie?. Si a los 12 les quitamos las ilusiones y la inocencia, ¿Cómo no vamos a ver normal que los psicólogos no tengan paro?. No sé a donde vamos, pero creo que por este camino, yo no voy más.
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Vuelve a llover
El cielo, de repente se ha quedado negro.
Durante todo el día ha lucido el Sol, sin embargo los rayos eran tan débiles que no llegaban a calentar el ambiente. Ahora el Sol, ya no está. Desde mi oficina puedo ver una pequeña porción del cielo que nos tapa cada día, y ahora de pronto lo único que hay es un fondo de color gris oscuro.
Poco a poco empiezan a caer una tímidas gotas, que parece que ni si quiera llegan al suelo. Según van pasando los minutos, estas gotas se hacen poderosas, de forma que ya son charcos en el pavimento de la fábrica.
Hace el mismo frío, pero ahora llueve.
El día se muestra solidario conmigo, y se transforma como un camaleón. Ahora los dos estamos del mismo color.
Mi caja de caudales
Tengo una caja de caudales, ubicada en algún sitio de mi cuerpo. No sé donde está, ni cómo localizarla. Sé que existe porque cada cierto tiempo, y como respuesta a un acontecimiento externo a mi persona, hace una liquidación de intereses, y me devuelve los dividendos, haciéndome sentir muy rica.
Ayer, hubo liquidación.
Primero hablé por teléfono con una anitigua vecina. Por diversas circunstancias dejamos de vivir en el mismo bloque y por esto la frecuencia de nuestras conversaciones y encuentros se han mermado. Cuando pasa esto, sientes que tal vez el cariño, amistad, confianza… todos los pilares en los que se funda una amistad, se han mermado también. Y sigues adelante, creyendo que la vida se compone de eso, de gente que viene y va por tu vida, dependiendo del momento. Sin embargo, luego se dan conversaciones como la que mantuvimos ayer, donde comparten contigo una noticia maravillosa… y entonces tu caja de caudales hace liquidación y te devuelve todo los intereses que una vez pusiste en esa amistad, y te da ganancias en forma de alegría. Y caes en la cuenta de que te sientes muy feliz por la noticia, y por ellos. Es maravilloso recoger estas ganancias. Por cierto, muchas muchas felicidades!!!.
Y segundo, lees un mensajito en la web, de gente que mantienes en mente, pero que por dejadez o desidia, no ves, o no llamas…. Siempre piensas, que qué pena, cuando las tenía a mano no compartí todo lo que teníamos en común, y ahora que están lejos me doy cuenta de la gran amistad que se ha consolidado, de lo afines que son a mi, y de lo mucho que las echo de menos, aún cuando las tenía cerca y no las veía mucho. De nuevo vuelvo a recoger dividendos, que me hacen sentir millonaria.
Gracias a toda esa gente que está por ahí, y que saben quines son.
Aunque mi caja de caudales esté en algún lado de mí, donde no pueda alcanzarla cuando quiero, sé que dentro voy ingresando mucho cariño y amistad por gente, a la que me cuesta mucho expresar lo que siento por ellos.
La media vuelta
Te vas porque yo quiero que te vayas
A la hora que yo quiera te detengo
Yo se que mi cariño te hace falta
Porque quieras o no yo soy tu dueño
Yo quiero que te vayas por el mundo
Y quiero que conozcas mucha gente
Yo quiero que te besen otros labios
Para que me compares hoy como siempre
Si encuentras un amor que te comprenda
Y sientes que te quiere mas que nadie
Entonces yo dare la media vuelta
Y me ire con el sol cuando muera la tarde
Si encuentras un amor que te comprenda
Y sientes que te quiere mas que nadie
Entonces yo dare la media vuelta
Y me ire con el sol cuando muera la tarde
Tal día como hoy….
Hace exactamente 21 años, tal día como hoy, mi padre estaba en casa, cosa especial en aquella época, no piensen mal, trabajaba fuera de casa.
Nos levantó a mi y a mi hermano Luis y nos llevó al colegio, cuando nos dejó allí, nos dijo que seguramente hoy nacería nuestro nuevo hermanito.
A las doce y media del medio día, estaba lloviendo, cosa especial también aquí, que no llueve casi nunca. Mi padre tenía puesto un plumas de color marrón cuando nos recogió del colegio. Fuimos directamente al hospital. Mi padre se bajó del coche y nos dijo que esperáramos allí.
Cuando volvió al coche, tenía una sonrisa amplia, de satisfacción. Era una niña, y bastante gordita, mi mama estaba bien y la nena también.
Nos fuimos derechitos a casa de mi abuela, que estaba esperando noticias tranquilamente, cosa especial porque es la mujer más nerviosa que conozco. Le comunicamos las buenas nuevas y nos dio de comer unas papas con huevo porque con la emoción, mi papa se había olvidado de alimentarnos.
Pasaron algunos días hasta que la nena tuvo nombre: Aceysele. Nombre especial también.
Y tuvo que pasar más de una semana hasta que la pudimos ver Luis y yo, porque la chiquitina “ingirió líquido amniótico teñido de meconio”, nunca nunca, he sabido lo que es, pero no me he podido olvidar de eso.
Pues como ven, ese día se dieron varias “cosas especiales”, y así es ella. Muy muy especial, por su inteligencia, por su madurez, por su forma de pensar, pero sobre todo por su mala leche ;))
Guapa, Feliz Cumpleaños!!!!
¿Dónde está mi príncipe?
Tengo un amigo que siempre me dice princesa, princesita, para ser exactos. Tanto me lo ha dicho, que a estas alturas de mi cuento, yo me lo he creído. Y eso que hay infinidad de cosas que atestiguan lo contrario. Sin embargo es tal la fuerza de sus palabras y el empeño en las frases, que como les cuento me lo he creído.
Así que he asumido mi puesto, y aquí me hallo, embutida en unos vaqueros; porque las princesas del siglo XXI van en vaqueros y no con los incómodos trajes con cancán que se enredan en todos lados; delante de un ordenador trabajando, porque las princesas de este siglo han de ganarse el pan para vivir, en lugar de la vida contemplativa que llevaban antes. Conduzco un citroen saxo, porque aunque tengo corcel, se hace impracticable llevar un carro con caballos por las calles de este siglo. Mi castillo se ha convertido en un piso primero de 65 m2 que aún no me ha entregado la constructora, porque en este siglo el negocio es la especulación con el suelo, así que mi castillo se ha visto muy reducido por la imposibilidad de pagar la tremenda extensión de tierra que una princesa de mi categoría debería poseer.
Así que lo único que me falta es el príncipe!!! Dios-mío, ¿a ver si ahora no voy a poder ser princesa por no tener un príncipe de la época?. Porque las princesas de verdad tienen un príncipe con mallas, normalmente de color azul (por eso del príncipe azul), que ha de venir de lejos con un matrimonio pactado con los papis, dispuesto a desposarlas para que dedique su vida a cuidarle.
Casi que estoy pensando que como yo no soy la princesa tradicional, mi príncipe tampoco lo será. El príncipe que se adapta a esta princesa debería tener autonomía (tanta como la mía), y no debería esperar a que yo le haga las cosas, ni tendríamos que vernos a diario, ni tendríamos que compartir todo… Un momento!!! un príncipe de estos sí que tengo!!!.
Por Dios ¡qué susto! por un momento creí que perdía el título, ¡con lo bien que me queda!.
Pequeños Placeres
Hace tiempo leí un libro (me acabo de dar cuenta de lo que me repito!!!, bien es cierto que uno es lo que lee, ¿no?), llamado “Pequeñas infamias” de Carmen Posadas. Dicho libro ganó el Premio Planeta en 1.998 (valga como dato). La sinopsis del texto no se las voy a dar porque terminaría por destriparlo y no es esa mi intención. La cuestión es, que a mí como lección de esta lectura me quedó que no hay nada en la vida que no tenga importancia, ni las verdades, ni las mentiras, ni las infamias, ni los halagos.
Esto viene a cuento, porque hoy me siento analítica, y he hecho una lista de las cosas que me hacen muy feliz. Me hace tremendamente feliz recibir un paquete por correo, esos instantes antes de abrirlo en los que le das vuelta, relees el remitente, lo tocas, lo hueles… rompes el papel y sacas su contenido…¡Ah! Placer!; Me hace tremendamente feliz escuchar a varios cantautores, esos primeros acordes, las primeras frases, el canto que se te cuela por los oídos… y de repente te sientes totalmente comprendido e identificado por lo que se canta…¡Ah! Placer; Me hace tremendamente feliz despertarme a las 3:00 am, y ver el reloj, para hacer un cálculo rápido y caer en la cuenta de que aún me quedan otras tres horas más hasta que suene el despertador. Esto último me causaba tanta alegría que cuando me acompaña de noche el ángel de la Guarda, me despierta para que vea cuantas horas me quedan aún, dándome siempre la buena noticia… ¡Ah! Placer!. Me hace tremendamente feliz recibir una llamada de madrugada, para que alguien con voz de trapo me salude un poco, me cuente como han ido el trabajo, y al final temine adoptando una personalidad infantil que precisa mis mimos… ¡Ah! Placer!…. Y así una lista de pequeñas cosas que me hacen tremendamente feliz. Y aquí viene el análisis: Si todo eso me hace sentir bien, ¿por qué no me acuerdo cuando me siento mal?.
Cuando no puedes con el enemigo…..
Mi madre me encomendó a la virgen de Guadalupe
tomé mi guitarra, mis cosas y me fuí rumbo al norte
cruzé la aduana de Guatemala con más miedo que ganas.
Entré recogiendo las musas que dejaron tiradas
Chava Flores, José Alfredo y el mismo Agustín Lara
y con los restos fuí formando un Quién Diría
y una Primera Vez, y estaba Solo
con un Jesús Verbo No Sustantivo en la garganta…
Estaba en México,sin un centavo me sentía un hombre de éxito
México, México,
el destino me pintó el camino
que me trajo hasta aquí…
No sé si fueron los tequilas pero hablé con Negrete
aquella noche en el Tenampa que acabó al otro día
y en División del Norte tomé un taxi que después fue canción…
Estaba tan desesperado esperando su turno
con una ensarta de canciones el Animal Nocturno
y el miedo se convertía en respeto
por cantarles aquí, en la misma tierra
de Manzanero, la Beltrán y Pedro Vargas…
Caminando en la alameda, me platicaba una anciana
“Pedro Infante está vivo, pasa todas las mañanas,”
y es que aquí, lo que se ama nunca muere…
Trufo y yo
Este es Trufo.
Antonio Gala dice que la palabra perro suena como mal. Y tiene razón. A un ser al que se le tiene tanto cariño, llamarle perro, suena no sé.. como a insulto.
Así que dejémoslo en: este es Trufo.
Hoy me siento con la necesidad de presentárselo, porque este animalito ha sacado mucho bueno de mí, y hoy está malito. Nada grave, pero un poco de capa caída.
Hace un año, pasamos por un episodio espantoso, que prefiero no recordar, y que gracias al Universo, yo no presencié, pero hoy al verlo así tan triste me he acordado. La persona que lo sufrió con él también está algo mimoso hoy, así que se los dedico a los dos, aunque en la foto solo salgamos Trufo y yo.
Como les decía Trufo ha vivido conmigo estos últimos tres años, y casi tenemos relatos para escribir un pequeño libro: la llegada a Fuerte, ataque de gatos, peleas por la comida, algunos ataques de celos incontrolables, viajes en barco, avión y coche…. En breve volveremos a coger los bártulos e irnos a nuestra casita, y por la cara que pone cuando se lo digo, tiene casi más ganas que yo. Algunas cosas más que tendremos que vivir…. Ya no me imagino mi vida sin él. Pase lo que pase, sé que mañana él estará a los pies de mi cama tirando de la manta, y aunque parezca mentira esto me da mucha tranquilidad.