Ese músculo que late

Llevo varios días pensando. Pensando profundamente, y ¿saben qué?, no llegué a ninguna conclusión.

He estado pensando en la necesidad que tengo como ser humano, como persona, de la compañía de otro ser humano, de otra persona.

Desde que tengo uso de razón, estoy estudiando. En la infancia, era porque si no sabías leer y escribir eras como un borrego; los que sean de mi generación recordaran aquel maravilloso programa de televisión llamado “La bola de cristal”, había un sketch en el que salía un rebaño de borregos, y decían: “si no quieres ser como estos, lee”; aquello se me clavó en la mente, y desde entonces devoro libros, lo que me ha sido muy útil para desenvolverme en la vida, para ser más curiosa y preguntar por todo…. pero no encontré en ningún libro la solución al desamor, a la dependencia de otro ser, a la necesidad de otro cuerpo… no obstante, no pierdo la esperanza de encontrar este gran secreto en algún volúmen que me quede por descubrir.

Luego pasé al bachiller, ahí la razón para seguir estudiando era seguir aumentando tus conocimientos, no encerrarte en la isla primero y en el archipiélago después. Tampoco durante estos años conseguí que los demás dejaran de hacerme daño con algún comentario, y tampoco pude eliminar mis necesidades de que me AMARAN, así con letras en mayúsculas.

Más tarde, llegó la hora de decidir qué iba a ser en la vida, como iba a dejar de depender económicamente de mis padres para desenvolverme yo sola, (qué bien sonaba esto!!!), y estudié, y me peleé con ecuaciones y fórmulas; y en mis ratos libres intentaba encontrar la solución a esos ratos melancólicos, a ese sentimiento de extrañar a alguien. Siempre sin frutos.

Finalmente, hay que estudiar para ser un buen profesional, para poder destacarte del montón de iguales a tí…. Y en este punto me encuentro, y ahora , me pregunto ¿Y todo esto para qué?, sigo siendo la misma persona frágil y sentida, que una palabra más alta que otra le hace daño; la misma que necesita que le digan que soy la flor del corazón de alguien; la misma que busca en los ojos del que tengo en frente la complicidad, el amor. La misma que cada noche mira a la Luna y le pide fuerzas y protección.

Toda la vida me la pasé estudiando, soy una buena profesional, y aún no encontré la medicina que he de dar a este músculo, feo y redondo que late dentro de mi metro y medio. Este músculo al que no le afectó que le dejara de alimentar y al que sin embargo la indiferencia, la soledad, y la angustia, hacen que de un momento a otro decida que ya no puede seguir latiendo.

A ver si alguien ha encontrado la medicina, me ofrezco voluntaria para fabricarla y darla gratuitamente a todos esos músculos que laten sin compás.

Mi tierra

Aunque lo parezca, no voy a escribir la canción de Gloria Estefan.

Solo voy a publicar unas fotos por aquí, porque día a día, me estoy re-enamorando de este paraje. Que a simple vista parece árido, desértico… indeseable.

Dicen por ahí, que el que viene a Fuerteventura viene llorando (no hace tanto que esto era un destierro del país), y que pasado el tiempo y tiene que coger las maletas de nuevo, lo hacen llorando también.

Es un sitio que le cuesta dejarse querer, pero luego… ¿cómo se puede quitar uno a una amante del corazón, sin que este se le haga pedazos en el intento?.

Juzguen y vean, espero que me digan lo que les parece.

Estoy de los nervios!!!!

Como dice un gran amigo mío: Estoy que me llevan los demonios.

Hoy quería escribir sobre la madre naturaleza y cómo nos sorprende cada día. Me iba a poner a ello, cuando he escuchado en la radio una entrevista a Teddy Bautista, el director de la SGAE (sociedad general de autores)… y en cuestión de segundos, este señor ha hecho que me hierva la sangre.

No entiendo cómo se puede ser tan hipócrita y demagogo al mismo tiempo.

Dice este señor, que hoy día los discos son el material cultural más barato, más barato que un libro, me pregunto ¿dónde los compra?, porque yo miro y re-miro, y veo libros a 6€ y discos que no bajan de 15€; y encima dice que es el precio mínimo.

Sé de muy buena tinta cuánto se gasta en hacer un disco, autoproducido y con una tirada pequeña (es decir, la opción más cara), así que no quiero ni hacer cuentas para saber cuánto le cuesta a la Sony hacer una tiradita de cientos de miles de copias. El problema es que todo el mundo quiere comer de un pastelito, con lo cual no queda más remedio que subir el precio, para que la porción que le toque a cada uno sea considerable.

Es decir, que no me creo su discursito para nada, y que me parece una auténtica desvergüenza que nos intente convencer de ello con estos argumentos.

Soy feliz… soy un hombre feliz

Vivo en un país libre

cual solamente puede ser libre en esta tierra,

en este instante,

y soy feliz,

porque soy gigante.

Amo a una mujer clara

que amo y me ama sin pedir nada

o casi nada (que no es lo mismo) pero es igual.

Y si esto fuera poco

tengo mis cantos que,

poco a poco muelo e rehago

habitando el tiempo

como le cuadra a un hombre despierto.

Soy feliz, soy un hombre feliz,

y quiero que me perdonen

por este día los muertos de mi felicidad.



Silvio Rodríguez/Pequeña serenata diurna



Quién me iba a decir que después de dos semanas en un trabajo que me gusta, que me realiza, yo iba a estar tan feliz. Pensaba, ilusa de mí, que no iba a poder con la gente, con la casa, con la distancia de un amor que tengo clavado en el alma…. Sin embargo, con la mirada hacia atrás me doy cuenta de que he podido con todo eso. Solo para ser feliz necesito sentirme útil. Qué cosas te enseña la vida!!

Lo importante es volver

Después de tres semanas en este lugar, he pasado un fin de semana en mi casa, en donde siento mi hogar.

La travesía en barco fue agradable; Trufo se portó muy bien… y yo no logré quedarme dormida, pero pude leer mucho de un libro que encuentro revelador en estos precisos momentos en los que se desarrolla mi vida.

Desembarqué sin novedad, y según tomé la carretera que debía llevarme de regreso a casa, pude advertir los primeros y más mínimos detalles del cambio. Nuestra alcaldesa con su equipo de concejales… han decidido colocar una serie de carteles luminosos a lo largo de toda la autovía. El primero advertía del peligro de la combinación entre el alcohol y el coche (muy acertado este mensaje en estas noches de verano); el segundo decía simplemente: lo importante es volver.

Fue como si un mensaje del mismo Dios me hubiera llegado. Era como si me hablara una voz del más allá. Alguien que supiera exactamente por el trance por el que paso.

Puede que sea simplemente casualidad, pero ¿por qué he de conformarme con esta explicación?. La vida está llena de señales, y esta era directamente para mí. ¿Qué importa el tiempo que pase fuera?…. Lo importante, siempre, será volver.

Eres…

No das respuesta

ni luz a mi jardín.

Y no hay guerrero

que descanse en ti.

No hay luna de agosto

ni lluvia de abril

que no haya dormido

antes en ti.

Eres pequeña

como una estrella fugaz,

como el universo

antes de estallar.

Vuelas como la risa,

como el diente de león.

Si yo te miento

tu lo haces mejor.

Eres la copa rota,

el mar en que me adentro,

viento que susurra,

el tálamo desecho,

ácido en mis ojos,

el café de mis mañanas,

la mano en el sexo,

el rumor de batalla.

No das respuestas

ni luz a mi jardín.

Y no hay guerrero

que descanse en tí

Eres/Ismael Serrano

Eso eres, eso y mucho más. Echo de menos aquellas madrugadas en los que eras portador de noticias… “una buena y una mala”… ¿te acuerdas?.

Pasarán más de mil años, muchos más… y yo, no sé tú…. seguiré acordándome…

Te quiero un mundo.


La dualidad de mi persona

Llevo dos días escuchando la misma frase: “no te entiendo, como puedes cambiar de parecer tan rápidamente, en unas horas”.

Y la verdad, ya me canso. No me siento con ganas de explicar que no soy un ser unipersonal. En mi cuerpo habitan dos violetas, que a veces están de acuerdo, pero que la mayoría del tiempo se pelean por prevalecer la una sobre la otra. Son como dos mellizas, unidas por un cuerpo, pero con dos cerebros para pensar y dos corazones para sentir. Así, ante una misma situación una puede sentir dolor y la otra sufrir un ataque de ira. Han de pasar unos segundos para que el cerebro central verifique qué sensación es la más intensa. Yo creo que es fácil de entender, y me parece mucho más original que el resto de la gente, soy rara, distinta, especial….me da igual. Creo que hay doctores que hasta le han puesto nombre: trastorno bipolar, le dicen. El nombre supongo que es lo de menos, la realidad es que soy dos, y esto al parecer a todo el mundo no le gusta ni lo entiende. Pero aún así, yo seguiré siendo dos violetas encerradas en un cuerpo con el que tampoco estoy contenta, ni yo ni ellas. Un momento, yo, ellas… ¿cuál de las dos soy yo?. Claro, yo soy las dos, soy una, soy la que al final prevalece.