Ya hace un mes que estoy “trabajando” fuera de casa. Los lunes y los miércoles salgo a las 7 de la tarde, con el turbo puesto para ir a recoger a Emma y llevarla corriendo a casa para la ducha y la cena. La mayoría de las veces, tengo que ir cantando a pleno pulmón para que no se duerma antes de llegar. Corriendo la ducha, despacio la cena. Hablamos, contamos, y recogemos. Y el paseillo a la cama ya se hace dando tumbos.
Emma sigue sorprendiéndome cada día (hoy justo, hoy, se cumplen tres años de la primera ecografía, la primera vez que nos vimos). Me voy a trabajar, a la voz de “adiós mamá, tadepués”. Y se queda tan tranquila. Me encanta que sea tan independiente, y tan segura. Aunque, para ser sinceros, hay una mamá con los brazos en jarra, dentro de mí que me dice bajito: oye, y ni te echa de menos!! Como son estas inseguridades que salen a flote con la maternidad… Con una sacudida breve pero firme, de cabeza, elimino a esa mamá toca narices que no quiero ser.
Este miércoles, me tomé tres segundos después de salir, para admirar el espectáculo. Al salir de la academia, la vista de todo mi pueblo es espectacular. El sol que se empieza a ir, y las luces que se empiezan a enceder. Me tomé tres segundos para sacar las fotos, y también para respirar. Hay días que me olvido de cerrar los ojos y respirar.
Los fines de semana siguen siendo fructíferos, cuando no me voy por las ramas, y me enredo en listas interminables de las cosas que quiero hacer, y en las que pierdo el tiempo sin darle el uso adecuado poniéndome manos a la obra. Y me pierdo en los cajones buscando el retal perfecto, o la cajita donde guardaba aquellos botones tan apropiados para este trabajo en concreto. Así me encontré una bolsa con un montón de trocitos de lana, y el tapete de flores que hice hace ya un montón de años. Ahora que está tan de moda, voy a dejarlos a la vista a ver qué se me ocurre..
Lo malo de empezar grandes proyectos, es que el avance suele ser lento, y a veces se necesita hacer algo de empezar y acabar en horas, para seguir sintiendo que no todo está paralizado, y que tus manos siguen siendo efectivas. Así me topé con este lindo Flamenco. Es el proyecto perfecto para estos casos. Nuestro pequeño grupo de animales cada día es más variado y numeroso.
Y Emma, deseando que se acabe la sesión de fotos para ponerse a jugar con ellos.
Me ha encantado el flamenquito.
Oye, que horizonte! Qué paisaje! Qué ganas dan de pasar-se por alli unos dias a conocerte!
jajajaja ya la imagino ahí impaciente!!!!
a mí la luz que más me gusta de Fuerteventura es la del amanecer, es impresionante!!!!
No sé q me han gustado más si las fotos o los animalitos…q preciosidad, como todo lo q sale de tus manos!
Espero q sea satisfactorio este trabajo fuera de casa.
Buena semana!
PERO QUE COSAS MAS RECHULAS!!!
Espero que te vaya muy bien!!!
Besos!!