Lo volví a hacer.
Cuatro años más tarde, volví a Corralejo, a ver a Machttel.
Ella, con sus brazos tatuados, su tranquilidad al hablar y su acento belga, puso manos a la máquina, y realizó su delicado trabajo en uno de mis minúsculos tobillos.
Dolió.
No recordaba que doliera tanto.
Probablemente fuera la zona, o tal vez el dibujo, o puede, que tal vez fuera yo.
Que últimamente estoy más sensible de lo normal.
No alcanzo a entender qué me pasa exactamente, y por qué de un tiempo a esta parte me siento desubicada.
Estoy haciendo esfuerzos, estoy trabajando en ello, aunque los resultados parece que no llegan.
Pero de unos días para acá, de día y de noche, no hago otra cosa, que buscar motivos.
Ténganme paciencia, a los que este trabajo les toca de cerca, en un ratito voy a sentirme en mi sitio, ubicada y con mi faro.
Ya siento que me va llegando la luz.
Y no tenemos foto de esa "repetición" ^_^
eso, eso…una foto…