El césped de aquí

Tenemos una especie de césped nueva. Al menos yo no la conocía.
Está por todos los jardines, glorietas, parterres… de donde vivo. Este césped es aparentemente como el común: es de tallo fino y aplanado, hay que plantarlo y esperar a que crezca, hay que cuidarlo podándolo cada quince días..
Es decir, necesita todos los cuidados que un césped normal requeriría, por lo cual hay toda una plantilla de jardineros prestando estos cuidados. La peculiaridad de este césped es que es de color amarillo. Sí, sí como lo escribo.
Los jardineros lo plantan, y lo riegan. Pero cuando crece, en lugar de tener el típico color verde de la hierba recién plantada, pues es de color amarillo canario.
¿A ver si va a ser una especie autóctona y yo soy tan inculta que no lo conozco?.
He estado haciendo búsquedas en el google, y lo único que aparece al respecto, es que cuando la hierba es de color amarillo es por dos motivos: porque le falta agua, y porque le da mucho el sol.
Estos dos motivos podrían darse aquí, porque llueve muy poquitito, porque tenemos sol durante las tres cuartas partes del año, y el agua que tenemos es tratada mediante depuradoras… Así que sería fácil concluir con el pensamiento de que no es que sea un césped distinto, sino que más bien está quemado por el clima de esta zona, y que plantar esta hierbita por aquí, sería como quemar dinero…
Pero esta conclusión no es válida, porque quienes se encargan de gestionar este tipo de cosas, o sea, nuestros dirigentes políticos, son muy listos, y están ahí para hacer lo mejor para el pueblo, gestionando nuestros impuestos como es debido, así que como les decía solo podemos llegar al punto del principio: Que aquí tenemos una variedad de césped nueva.

Ciruelas asesinas

Ayer por la noche volví a nacer, y lo digo (escribo) seriamente.
Después de una ligera cena, mi cuerpo me pedía “algo rico”. Me apetecía algo dulce, fresquito y en poca cantidad, porque solo necesitaba saciar ese pequeño agujerillo que queda después de una cena de productos light y en cantidades mínimas (lo que cuesta mantenerse en una talla, si le añadimos que no hago ejercicio ni a palos).
Me dirigí al cajón de las golosinas: chocolates, bizcochos, galletas, algunos bombones…. mi cara se transfiguró, los ojos fuera de las órbitas, se me salió la lengua y enseguida se formó un charco bajo mis pies. Mis manos iban descontroladas hacia la nocilla, pero pude cerrar rápidamente el cajón a tiempo. Tenía la esperanza que con solo haber olido el chocolate las ganas de “algo rico”, se hubieran pasado: Craso error.
Me decidí a abrir la nevera, a ver si allí encontraba algo adecuado para mi antojo, pero que no se transformara en sentimiento de culpa a medida que lo comía. Reparé en un pequeño bowl lleno de cerezasl. Un par de estas, estará bien, pensé.
Al mirarlas me percaté que eran grandes para ser la típicas cerezas que solemos comprar. De un golpe me metí una en la boca. La mordí, y ¡horror!, no eran cerezas. Eran ciruelas… muy chicas!!!, y yo, odio las ciruelas!!!!. Tenía que deshacerme rápidamente de ella, así que me la tragué.. con pipa y todo. Me acordé de que estas frutas tienen pipas cuando noté que la fácil tarea de respirar se complicaba bastante. La pipa se había quedado atorada en la garganta: ni para arriba ni para abajo, y yo sola en casa.Mi cara volvía a desfigurarse, ahora los ojos me lagrimeaban, la boca era como la de un pez fuera del agua, y mi piel iba de a poco poniéndose como mi nombre…Trufo me miraba y gruñía. Intenté darme una palmada en la espalda, lo que me provocó un tirón en el cuello, con lo cual ahora estaba inmóvil y seguía sin respirar. Tuve que hacer un ejercicio de autocontrol y poner mis neuronas a pensar.. un momento, ¿por qué no intentaba cerrar la boca y tragar?.La pipa pasó con cierta dificultad, lastimándome toda la garganta, bebí un poco de agua, y terminó por descender hasta el estómago.
Esta mañana estaba afónica. En el trabajo piensan que me fui de fiesta anoche, y ¿quien soy yo para contarles la verdad?.

Fin de curso

Hoy se clausuran los talleres que he impartido durante los últimos cuatro meses.
La experiencia ha sido gratificante y enriquecedora. Aunque en ocasiones he tenido ganas de cortar algo más que trozos de tela…
He confirmado que si no tener paciencia es un defecto, yo lo tengo; que si irritarse fácilmente es un problema, también lo tengo; que si necesito más que una respiración honda para tranquilizarme es que soy bastante nerviosa..
Total, que soy un cúmulo de defectos, que ha logrado llevar el patchwork a un montón de señoras (48 exactamente) con ganas de aprender.
Les doy las gracias por aguantarme que sé que no soy fácil. Las espero el año que viene para hacer más de lo mismo.
Si quieren ver el documento gráfico, está colocado en el álbum de fotos.

Diálogos I

– Déjame tu corazón. Te lo guardaré y cuidaré muy bien.
Se lo di.
Desapareció. Al tiempo:
-¿Quieres que te devuelva tu corazón?.
– ¿Lo estás cuidando bien?. ¿Le das de comer, lo sacas a pasear, le hablas?.
– Sí, claro. Hago todo eso, y además le canto canciones, y por las noches lo arropo. Y lo tomo en mis brazos cuando tiembla.
– Ah!, entonces quédatelo, creo que lo cuidas mejor que yo.

Canción gusano

Hace ya algún tiempo que escuche en el programa de Gemma Nierga (La Ventana), que a esas canciones que se te cuelan en la cabeza y que no desaparecen, de forma que estás todo el rato tarareándola, tanto en alto como en silencio, se les llama Canción Gusano.
Mi cerebro se ve constantemente invadido por este tipo de canciones. Unas veces, es una canción que he escuchado por gusto recientemente, otras veces es una tonadilla que hace mucho que no escucho y que de repente se me viene a la mente, y otras veces son canciones horribles que no me gustan nada, pero que no las puedo eliminar de mi disco duro.
Inciso: Tengo que reconocer que me he visto, mejor, oído, más de una vez tarareando: Lo he perdido todo, ya no tengo nada, lo único que hice fue quererte..
Y otras: Dame más gasolina…
Soy culpable de tararearlas alguna vez, y me avergüenzo por ello. En mi defensa he de decir que no es mi culpa, y que no me gustan nada, esta es la demostración más clara de lo que una canción gusano es capaz de hacer.
Mi canción gusano de hoy, empezó a sonar en mi cabeza desde esta mañana. En esta ocasión he de decir que la canción me gusta mucho, y que me resulta muy familiar. Aún así, he tardado cierto tiempo en ubicarla (autor, disco, época), y sé que esto no habla muy a mi favor.
Dejo por aquí la parte que oigo constantemente desde esta mañana.
Ya está bien, ya he sufrido bastante
pongo un punto y a parte
hoy quiero estar sin ti.
(…..)
Volveré a mi vida de amores indoloros
que se esfuman con el alba
pero no dejan tan solo
como cuando te he perdido
sin entender que ocurrió.
(….)

….

Los sábados me siento a coser.
Me pongo a pensar.
Hago conjuros, y hechizos.
Enciendo una vela, y me hago un té.
Vuelvo a tomar los patches entre mis manos y van tomando forma.
Veo una película. Dos películas.
Sigo pensando….
Cojo el móvil y marco.
Solo me hacen falta cuatro palabras para saber que todo sigue, que el mundo gira, y que yo giro con él.
No matter who I am, no matter where I’ll be, no matter how much distance are between u and me.
– “Un poco de hola..”

Otra vez

Y fui, y cogí un avión… y llegué muy tarde… y todos mis demonios estaban esperandome en el aeropuerto…. y me dio alegría ver a algunos de ellos… y no me dio tiempo de llamar a mis amigas de allí… y caminé mucho….. y di muchos abrazos….. y me dieron un montón de besos…. y lloré…. lloré….. de alegría, de pena, de nostalgia. Y comí bocadillos del Búho…. y me miraron con tanta complicidad que me asusté….. y fui a un concierto….. y volví a reír…. y volví a llorar.
Y volví al aeropuerto… y llegué de nuevo “a casa”…. y otra vez lloré… y otra vez me acordé de todos mis demonios… y otra vez sentí soledad… y otra vez dormí en la esquina de la cama para no sentir que no hay nadie… y otra vez estoy en el trabajo…. y otra vez siento que el techo, de un momento a otro se me caerá encima

Horas, horas, horas

No queríamos dormir
nos queríamos comer el mundo
No podíamos dejar
de estar a solas ni un segundo
Ida y vuelta de la cama
a la alfombra voladora
nos bastaba con dejar pasar
dejar pasar las horas
Horas, horas
colgados como dos computadoras
Horas, horas
venga a echar carbón a la locomotora
Recorriendo aquel edén
de sólo dos metros cuadrados
Qué será de aquel colchónd
e aquel colchón tan maltratado?
Allí íbamos tú y yo
llevados por el remolino
nos dejábamos caer, caer
caer hacia el destino
Durante horas, horas
colgados como dos computadoras
Horas, horas
venga a echar carbón a la locomotora
No queríamos dormir
nos queríamos comer a besos
No queramos dejar de cometer
ni un solo exceso
Nos venía a saludar en el balcón la luna llena
Nos bastaba con dejar morir
dejar morir la pena

Horas/Jorge Drexler
Porque en unas cuantas horas, las cosas que sueño, las que pienso y las que temo, se harán todas realidad….

Las estaciones

Donde yo vivo, se dan solamente dos estaciones: el verano y un invierno muy ligero.
Durante el invierno, la temperatura no suele descender más allá de los 18ºC. Sin embargo, este año el invierno dejó de pasar inadvertido para mostrarse como una estación distinta, que no conocíamos. Hizo frío desde noviembre hasta marzo. Frío de verdad, las temperaturas no superaban los 20ºC y llegaron a bajar hasta los 5ºC.
El verano promete ser igual de duro. Y aunque aún no llegó oficialmente, las temperaturas han subido bastante alcanzando casi los 30ºC. Aún no puede determinarse con precisión hasta donde llegará el termómetro.
Bien, pues aunque haya verano e invierno muy diferenciados, mi cuerpo no lo entiende. Mi cuerpo siempre tiene frío, mi cuerpo vive perpetuamente entre Groenlandia e Islandia. Todo el mundo anda por ahí con sandalias y con los hombros al aire, y yo enfundada en un vaquero y con camisas que llegan hasta las muñecas. La semana pasada me atreví con mis zapatos de tiritas con todo el pie al aire. Resultado: dedos morados y dientes castañeando.
Después de esta prueba de fuego, sacrificaré el sentirme atractiva mostrando mis hombros, por andar cómoda con mi cárdigan de color café. No sé que le pasa a mi cuerpo, que no se dio cuenta que aún, de que llegó el verano, y es que este año está más perezoso que nunca. Me pregunto cuándo llegará el momento en que me permita darme un baño en El Cotillo, o dejar que me de un baño de Sol, sin que luego tenga que tomar dos litros de té caliente para volver a tener temperatura corporal y salir de la hipotermia.