Tengo la mala costumbre de quejarme cuando las cosas se empiezan a torcer, y cuando lo que imagino y lo que es difieren como dos polos opuestos. Me voy concienciando de ir aceptando las cosas como van viniendo, y adaptándome a ellas como me es posible, aún así, siempre llega un día, en el que cuando pongo el pie izquierdo en el suelo al salir de la cama, la chola no está donde debiera, y ahí todo se desata, y por mi boca solo salen quejas a montones.. sí, lo sé… me estoy tratando.
Cuando pasa un día de estos, al llegar de nuevo a la cama, mi cuerpo comienza a temblar como si fuera un flan de gelatina. Empiezo a tomar conciencia de que todo lo que me quejé va a cambiar, y voy a tener que quejarme por exactamente lo contrario.. así ha sido lo que va de semana, y seguramente terminará igual. Me levanté el lunes maldiciendo mi precaria vida laboral, más que nada porque no existe, y media hora más tarde mi teléfono empezó a sonar.. no ha parado ni de noche. Y sí, ya no me voy a quejar más, ni aunque llegue con la lengua fuera. Empiezan a salir cosas tremendamente interesantes, y aunque estoy contenta, y probablemente siga los sabios consejos de Mishima: apretaré los dientes y tiraré para adelante, pero eso no va a quitar el miedo o la angustia que pueda sentir.
Así, que después de la mañana de infarto del lunes, decidí poner un punto y aparte y volcarme en las agujas para desestresar. Así quedó oficialmente fundada la tarde de los lunes en la piscina a tejer. Primero unos largos para poner las piernas en forma, y después de una ducha tonificante, pasamos a la cafetería a darle rienda suelta a las agujas. Mi prima, que últimamente me acompaña en mis locuras quilteras, de punto de cruz, y ahora también laneras (estoy pensando que tal vez ella esté más loca en estos sentidos que yo…) en la foto superior, comenzó un cuello en una lana Stop matizada muy chula. Y yo, a la derecha, empecé el socorrido pañuelo al cuello que no puedo especificar bien como es, ni para quien porque es para un regalito..
Así que aunque Fuertelana esté un poco en decadencia por la ausencia de reuniones, o más bien de miembras, las agujas por Fuerte se siguen moviendo. Desde aquí convoco a cuanta tejedora suelta ande por estos lares, y quiera unirse a esta nueva modalidad de sacar las agujas al aire, a ponerse en contacto con nosotras por aquí, y rapidito organizamos algo.. Se tienen que dar muchas cosas para que esto ocurra, pero después de cómo se ha ido desarrollando la semana, pues….
Bien te entiendo!!! si es que yo cuando no me quejo de una cosa me quejo de la contraria. Que cansina que soy.
Siempre me acuerdo del dia en que yo estaba llorando como una magdalena y mi hermano, flipando me pregunto: ¿pero tu porque lloras, porque te han dado un contrato mejor? y tuve que dejar de llorar y de quejarme, que aquello no tenia sentido!!!
En fin, tu a trabajar en todo lo que te salga, que en todas partes aprenderas cosas interesantes y conoceras a gente y te enriqueceras, no?
Y las agujas que no paren de moverse, con o sin compañia. Ya sabes que si nos acercamos a la isla vecina, llevaremos las nuestras para animarte!!!!
Besitos.
Uuuuuyyy eso me suena. Yo también soy así. Cuando tengo blanco quiero negro(bueno negro no, grisito claro) y cuando no, lo contrario. La verdad es que por una u otra siempre queremos estar haciendo otra cosa. Oye, no te desanimes que igual alguuunnn día no muy lejano, nos toca un pellizquito de algo y nos pasamos el día haciendo labores y viviendo a cuerpo de reina (lo que somos vamos), entonces ni yo me quejaría, je,je. Bueno, de todo lo que nos pasa aprendemos algo y por lo menos si encuentras un trabajo con buenos compañeros pues mejor. Mucho ánimo y besos.
me gusta mucho la idea de reunirse en fuerte….a ver, si podeis disfrutar de las agujas (y de este frapuccino) en grupito…..
Si señora, hay que resucitar las quedadas de Fuerte!!!
Y ya sabes, podría ser peor, podrías apellidarte Bush….
Ay, nena!!! La vida nos va dando sorpresas grandes y chicas. Yo últimente estoy en la fase de transformación de lo malo a bueno. Me concentro mucho y procuro acabar viendo el vaso medio lleno.
Y como fieles perros guardianes, las agujas…
Muy buena solución, esa de canalizar toda la rabia y la frustración a través de las agujas. Como si de un maravilloso lienzo se tratara, la labor va creciendo, tomando forma en algo que es un fín en sí mismo, algo que nos permite no derrochar toda esa energía e invertirla en algo bueno y bello.