He terminado de leer: Marina, de Carlos Ruíz Zafón.
Y tengo que decir que hacía mucho tiempo que no lograba descubrirme en un personaje literario como lo he hecho con este libro.
Me he descubierto en muchas páginas, en muchas situaciones. Yo soy Marina, y creo (ojo, creo) que he encontrado a Oscar.
Hoy tengo la sensación que dejan los buenos libros cuando se acaban, esa mezcla de emoción, melancolía y nostalgia.
Lástima que no pueda estar acurrucada en mi sillón, con la manta por encima, conmemorando páginas, y recordando lo que nunca pasó…
buscarnos en páginas… en personajes… ¿donde he visto eso?
buen noviembre!
Hooola =) qué crees? que ando por aqui de nuevo… te extrañaba… yo también ando recordando lo que nunca pasó…
Abrazos amiga!
violeta!
esa sensación de emoción, nostalgia y melancolía no la siento desde que temrine de leer “primavera con una esquina rota” de mario benedetti justamente el 28 de marzo.. aunque ahora me identifique con el libro “inventar ciudades” de maría luis puga (una feminista mexicana seguidora de virginia woolf) justamente cuando iba aterrizando en atlanta regresando de madrid…
ay extraño eso… pero por lo pronto estoy leyendo narnia y días de guardar del recién galardonado Carlos Monsiváis.
Me encanta que te guste leer y descrubir que nos descubrimos en la literatura.
Saludos
Es tan bella esa sensación que dejan los libros, es como volver a la realidad después de haber vivido en su mundo… saludos 🙂
Ciertamente un libro que yo fui fue “Demian” de Herman Hesse fui Demian y su amigo, las dos personalidades con 18 años, fui yo.
Fíjate, mientras leía ese maldito y bendito libro, hermoso siempre, tuve el repentino impulso de tirarlo contra la pared. ¿Sabes porqué? Porque me describía demasiado a mi mismo, ya no tan sólo mi parte cuerda, sino mi parte “loca” no tan sólo mi parte física sino la otra soñadora, que se funde con el universo y está y no está.
Fue muy fuerte leerme a mi mismo con 18 años. Tiré el lirbo contra la pared. Creo que eso es lo que nos tiene, a veces, que hacer un libro, hacernos sentir tanto y tan fuerte que nos haga llorar, reir, rabiar o tirarlo lejos de nosotros.
Luego, con calma, lo retomé y lo devoré.
Lo anterior lo escribí yo,
Heliodoro.
http://www.heliodoro.tk