No sé a tu pero yo he llegado aquí derrapando. Mira que me lo curro, y me mentalizo y me organizo, y al final siempre me queda un poso de sensación de estrés y agobio. Siento que la vida empieza a pasar muy deprisa y aunque hago lo que quiero, me voy a la cama con cierta sensación de no haber aprovechado estas 24 horas que me regalan cada día de la mejor manera.
Es una sensación agridulce porque de verdad que durante el día estoy a tope, con lo que tengo y quiero hacer. ¿Por qué esta sensación cuando llega la noche, de vaso medio vacío?
Probablemente tenga que ver con lo que venía contando a primeros de mes, ¿ya ha pasado el mes? ¿ves lo que te digo? ¿Va todo tan deprisa o es solo una sensación mía?
No puedo olvidarme del hecho de que probablemente ya voy a la mitad de las 4.000 semanas que me tocan. No sé si ya leíste o has oído hablar de este libro. Una persona normal que viva 80 años tiene una media de 4.000 semanas de vida. Yo ya voy acercándome a los 50, eso quiere decir que la mitad de mis semanas, ya me las comí. Y no es que hayan pasado sin pena ni gloria, tengo la sensación de haberlas vivido, pero en el momento en que están pasando, quiero que vayan más despacio. Ojalá existiera la posibilidad de bajarle la velocidad al asunto, como a un video de youtube.
Ahora que ya estamos a final de mes, me es muy útil irme a la fototeca y ver. Porque la cabeza ya no me da tampoco para almacenar tanto. Pero las fotos me refrescan el recuerdo rápido.
Lo mismo me pasa con los platos. Miro atrás y veo el roscón, y las tortitas de Carnaval, y ahora los bollos de Cuaresma. Sé que cuando llegue diciembre y haga mi auditoria anual, me va a gustar ver esas fotos, y recordar qué pasaba en el momento en que degustaba todos estos platos que salieron de mis manos y mi cocina.
Por eso sigo preprando los bollos de Cuaresma. No hay pereza. La recompensa es inmediata, porque quien el dice que no a un bollo atorrijado; pero también hay gratificación a largo plazo, porque cuando vuelva aquí, y vea las fotos voy a recordar esta Semana Santa. Que va a ser un poco diferente a la última, porque nunca es lo mismo, aunque lo que hagas se le parezca bastante. Yo no soy la misma que la del año pasado, y eso, aunque de entrada me cause cierta confrontación, también está bien.
Estoy muy pesada con esto del paso del tiempo, y qué quieres que te diga, creo que la mejor manera que tengo hoy de sobrellevarlo va a ser deshacer las maletas y mezclar harinas y cosas, y pasar la tarde metiendo la cuchara en un semlor atorrijado.