Cada viernes desde que empezó el confinamiento me he dado un salto a la plasssita, de la mano de Víctor y de Nacho, he bailado al menos una pieza.
Me he reencontrado con Edwin Rivera, Carlos Baute, Ráfaga, y hasta Pepe Benavente.
Que puede que no te parezca gran cosa, pero que para mi ha sido otra piedra que he sacado de la mochila. En esta vida mía, he encontrado mucha gente que se ha quitado un peso de encima echándomelo a mí, y yo, mira tú por dónde, lo he cogido sin rechistar. Así he llenado mi mochila de piedras inservibles pero muy pesadas.
He ido dejando de hacer un montón de cosas divertidas a lo largo de este camino. Cuando llegó Emma, no me quedó más remedio que sacar muchas piedras de la mochila, porque primero tenía que hacer hueco para las que vendrían, y segundo porque he sido plenamente consciente de que todas mis piedras, de alguna u otra manera, ella las iba a tener que cargar en algún momento.
De un plumazo saqué muchas de ellas, algunas con resultados la mar de satisfactorios, como disfrazarnos en Carnaval, nadar hasta donde ella no haga pie, ir a más asaderos y reuniones de las que he ido nunca, y bailar. Esa es una gran piedra que saqué casi casi desde que llegó. Desde que era muy pequeñita, y en la soledad de nuestra casa, la cogía en brazos y me hinchaba a bailar por el pasillo con ella.
Esa costumbre la hemos mantenido hasta ahora.
Me negué al Despacito todo lo que pude, hasta que un día no pude más, y nos descubrí gosssándola desde el principio hasta el final, también en nuestro pasillo.
Con Noches de Fantasía, le he enseñado las canciones de mis verbenas. Aquellas de hace más de veinte años. ¿por qué dejé de ir a las verbenas?. ¿por qué dejé de reirme bailando y saltando?. Cada viernes, bailamos alguna canción más. Hasta que Emma daba por finalizada la verbena particular, y tocaba el cine.
Este viernes, el primero después de 9 viernes, dormí sola.
Ni me lo pensé. Me abrí un quinto, me puse un picoteo y puse a cargar el teléfono. Bailé de todo lo que Víctor y Nacho pincharon. Vi por allí a un montón de gente conocida, a la que saludé de lejos. Encima fue la última Noche de Fantasía.
No te cuento lo bien que me lo pasé, tanto, que sobre la marcha, quedé con mis hermanas en montar una verbena. Es casi seguro que este año no habrá verbenas, pero a nosotras la verbena de la Vírgen del Buen Viaje no nos la quita nada. Así que habrá verbena en la azotea, con cholas y quintillos, y un montón de marejada marejada.. Es una cita.