¿Será el ambiente?. ¿El limpiador de suelo que usan?. ¿Estará en el aire acondicionado?..
Lo pienso una y otra vez, y no doy con la posible causa. Pero siempre que voy a una oficina de correos, siento como me invade una oleada brutal de mal humor.
Y es que no recuerdo nunca, haber salido con buen estado de ánimo de ninguna de las oficinas de correos de mi provincia.
He pensado que tal vez formen al personal con cursillos sobre cómo cambiar el humor del cliente que viene tranquilamente a utilizar sus servicios.
Es curioso pero, cuando vamos a correos nos debemos sentir mejor ya que al fin y al cabo a eso nos invitan, nos dicen: “correos”
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Hoola linda! pues casi nunca voy a las oficinas de correos =P
Te dejo miles de abrazos, sé que te debo un mail, pero… las cosa no han andado ultimamente bien en mi vida, de hecho estoy algo cansada, decepcionada y desiluasionada… dejé una despedida para ti en mi blog…