Todos los propósitos que tenía para con el blog, para este año, han ido desapareciendo a medida que iba aumentando el frío.
El frío, el viento, y la oscuridad típica y propia de esta época del año, junto con la promesa del año de quitarme personas más pronto que tarde, me han ido sumiendo en un estado próximo a la catatonia. Voy como un autómata todo el día, incapaz de poner las neuronas a pensar y sacar la lista que tan bien confeccioné el pasado mes de Diciembre. Yo no sé por qué no hibernamos, sería una solución perfecta.
Hay días que llegan noticias, que de pronto son malas. Que las sientes como una jarra de hielos en la cara, y que te llevan con pase directo a la fase de la negación. Pero respiras, y aflojas los puños, y los dientes. Y llega la frustración. Que también pasa. Y antes de que llegue la pena, decido intentar ver el vaso medio lleno, si es que en medio de todo esto, puede haber algo bueno. Y la única conclusión es que el tiempo puede que sea un regalo. Y que este tiempo sea un buen momento para asumir, para volver a ver, y para hacer trinchera y poder ayudar a los que lo van a pasar peor cuando el tiempo venga a cumplir su promesa. Y no hace falta que el lazo sea directo para sentirlo mucho, sobre todo por los que se van a quedar huérfanos, aunque hace rato que hayan pasado ya los cuarenta. Y sigo así, divagando, con las manos frías, y en estado autómata.
En un momento de iluminación, he aprovechado el impulso del pensamiento intentando buscar una solución rápida y eficaz, para despertarme de este atontamiento general que padezco.
Y de pronto he parado la vista en las orquideas. Como si me estuvieran mandando mensajes, nada subliminales.
Cinco orquideas, todas floreciendo. Esto es una señal. La vida sigue, la vida sigue su curso. La naturaleza sigue haciéndonos los mejores regalos.
Hace menos de un mes han abierto un vivero cerquísima de casa. Tan cerca que podría ir andando, que además es recomendable, así no me vuelvo loca cogiendo flores, que luego no puedo cargarlas.
Tiene de todo. Flores, árboles, arbustos, cactus.. y sobre todo vida. Es innegable el efecto reparador que tienen las plantas.
Así que me ha parecido la mejor manera para sobrevivir a lo que queda de invierno. He comprado petunias, pensamientos, y algunos bulbos. Ya en casa he vuelto a trasplantar el aguacatero y he arreglado las brincas que estaban saliendo asilvestradas en una de las jardineras.
Y como si fuera magia, parece que toda la energía de la casa se hubiera cambiado.
Me han dado ganas de encender los fogones y todo.
Garbanzos picantes con arroz fue el menú de ayer. Muy sencillo y muy gustoso. Llevo haciendo esta receta hace más de 10 años. Estas cantidades son para dos platos.
En el caldero se pone un poco de mantequilla a derretir con un chorrito de aceite de oliva, y se ponen dos ajos machacados, una guindilla (o más, dependiendo del gusto), unos trocitos de jengibre fresco también machacado, media cebolla grande picada, y también sal. Se deja sofreír bien, moviéndolo de vez en cuando. Cuando la cebolla está transparente se añaden dos cucharaditas de cilantro molido, y una de cúrcuma. Se rehoga un poco, y se añaden tres tomates pelados y cortados pequeñito. Se deja pochar a fuego medio durante unos 10 minutos. Dándoles vueltas. Pasado ese tiempo se echan los garbanzos cocidos. Yo usé unos que tenía guisados, pero se puede hacer también con un bote, con los garbanzos escurridos. Se añade el zumo de medio limón, y dos cucharadas de postre de garam masala. Si tiene poco caldo, se puede añadir un poco de agua. Se baja el fuego y se deja cocer durante 15 minutos, vigilando de que no se queden secos. A la hora de servir, se le pone un poco de cilantro fresco picado por encima, y el libro también aconseja servirlo con granadas.
Para este frío es un plato estupendo.
Y para el postpandrial, el mejor pasatiempo estos días están siendo los poemas de los hermanos Abu-Tahoun y de Diego Ojeda. Casi podría decir que han sido el mejor regalo de estas Navidades.
Con sus colores alegres y brillantes, las flores aportan energía a la casa. Es lo mejor que se puede tener en una casa en invierno. Días tristes en el exterior días alegres en el interior.
Siento la pérdida, y sí, yo tampoco entiendo porqué no hibernamos en invierno.
Que bonitas las flores, con esos colores… me encantan!!!
No te preocupes que dentro de nada ya está aquí la primavera.
Besitos!!!
🙂
buenos libros para sobrevivir al sombrîo invierno…
Ando ya todo Enero pensando en comprar una plantita… Solo que a mi se me mueren todas! Creo que me compraré ni que sea un cactus, yo también necesito algo de verde en casa.
La ultima vez que A. y R. me regalaron una planta con flor, lo primero que me dijo mi hija (3 años) fué: Mamá, no pasa nada,si se te muere, te compramos otra. Mi cara fué de órdago.
Que te puedo decir? Para mi el invierno, cualquier invierno, es de todo menos vida
Ya tengo rayado mi mp3 de tanto escuchar "apuntes sobre mi paso…." Pero no tengo el libro de poemas… ampliamente recomendable… supongo…
Al respecto, te informo: el proximo viernes, El Sr. Escorpión y yo nos vamos a ver a Marwan… Toy contenta como unas castañuelas en la Fiesta Mayor!!! 🙂
Por cierto.. en mi biblioteca tengo ese librito de Anne Wilson…
La vida sigue mi niña, sigue …