Cuando estaba en E.G.B. (hace demasiado tiempo…) de mano de Don Francisco, estudié un poco de geología, y del fascinante proceso de la erosión. Don Francisco nos explicó que el efecto de viento, sobre todo, aunque también intervenía “la mano” del hombre, hacía que poco a poco se fueran desprendiendo minúsculas piedrecitas de las montañas que nos rodeaban, y que llegaría un momento, en que dichas montañas desaparecían.
Claro, que el proceso era lentísimo, y solo los nietos de nuestros nietos serían capaces de notar alguna apreciación comparando fotos.
Yo lo creí. Y creía que el paisaje natural que observaba iba a sufrir variaciones imperceptibles para mi.
Cuando llegué a LaObra, estaba todo rodeado de montañas.
En algo más de cinco meses, las he visto desaparecer una a una, poco a poco.
Me ha parecido de pronto, que la intervención de “la mano del hombre” no va a ser de tan poca importancia, ni tan despreciable.
La niña que estudió geología me mira de reojo, y me pregunta con cara incrédula si yo también estoy formando parte de “la mano del hombre” que erosiona esta montaña. No le he contestado aún, aún no he superado el ataque de vergüenza.
Supongo que, de una forma u otra, todos pertenecemos a ese grupo de avergonzados…
Hola Violeta hace mucho que no venía a leerte!! he andado con tanto pendientes pero con el corazón contrito y lleno de emociones… cuando veo los edificios altos pienso es lo que esta haciendo el hombre "con su mano" que se olvida de su corazón :O amiga se que es trabajo pero pues en epocas medio ambientalistas :O es de ponerse a pensar todo esto! Te mando un abrazo y los mejores deseos!