Hace unos días hablando con un amigo, comentamos algo de un libro de Mario Benedetti, que se llama Primavera con una esquina rota.
Recordaba haberlo leído hacía algún tiempo, pero la verdad no recordaba mucho más. Me doy cuenta de que hay veces en que los libros pasan sin pena ni gloria por nuestra vida, y que tiempo después los volvemos a tomar en las manos y descubrimos el mundo de nuevo, como si nunca lo hubiéramos leído, porque nos parece increíble que no nos dieramos cuenta la primera vez de todo lo que ahora captamos de él. Mi conclusión: que todo, absolutamente todo tiene su momento.
El caso, es que como no recordaba, lo volví a leer, y me pasó eso que ahora mismo acabo de escribir: que descubrí un libro nuevo, como si nunca lo hubiera leído.
Mario Benedetti siempre gusta, porque su manera de escribir engancha, es claro, tierno, real..
No quiero destripar el libro, porque todo el que pueda que lo lea. La cuestión es que una vez que repetí lectura, me planteé una cosa. ¿Es mejor afrontar la realidad aunque sea dolorosa, aunque sepamos que nos va a taladrar el corazón, aunque tengamos la certeza de que la verdad nos obligará a reconstruirnos de nuevo, o es mejor vivir en la ilusión?
Vivir la ilusión que hemos creado como mecanismo de defensa para poder superar la situación real que vivimos. En el libro, uno de los protagonistas vive encerrado, y en tal estado la única esperanza que le mantiene en la lucha, es el recuerdo de su mujer y su hija, y de la vida que tenía y que espera continuar una vez sea liberado. Ese recuerdo es el que le anima a seguir, las cartas que recibe son su alimento. Sin embargo, la “realidad” fuera de su encierro es distinta a como él la piensa, y fuera, ya no le espera su recuerdo. Me hace pensar que después de tanto sufrimiento encerrado, con un sólo objetivo; al ser libre es obligado de alguna manera a enfrentarse con todo lo que él no contempló. Ante esto, tal vez sea mejor idea seguir encerrado.
Tal vez, pueda haber un punto en la vida de una persona, donde alimentar esta ilusión sea hasta necesario para poder sobrevivir. Fabricarse un castillo y atrincherarse dentro con sus ilusiones, sus recuerdos… y su imaginación. Yo, por si acaso, ya tengo el mío.
Hoy aterrizo en tu blog, y he de decir que me siento muy identificada. Lo de Cuatro me ha encantado. Nunca he visto esos programas, pero sí he oido hablar de ellos. El Quilt ese en verdes es genial. Supongo que irás poniendo fotos a medida que lo acabes. Besos. Mabel.
Uffff tendré que volver a leerlo…Tienes toda la razón: los libros tienen su momento…
Mi castillo hace tiempo que lo construí pero la realidad bombardea duro y hay veces que derriba muros…En fin…Habrá que equilibrar las dosis de realidad y de ilusión.
Muchos besos
Ostras, complicada cuestión. No me lo había planteado, pero creo que vivo en mi propio castillo y por eso cuando la vida me da algún palo lo noto más fuerte. Me voy a coser un rato y mientras tanto pienso en ello…
Pues yo pienso que es mejor salir de vez en cuando al exterior, porque si no te llevas unos palos enormes y eso duele mucho, y no te recuperas!!!!
es como el que no escucha para no saber!
yo quiero escuchar y saber todo, para
estar preparada!!!!!!!!
eso que dices de vivir la ilusión que nos hemos creado para no enfrentar la realidad que presentamos… es cierto… me pasa… ese libro me encanta lo sabes es un regalo de hace dos años y creo que no he recibido algo mejor después de eso …