Es curioso asumir cómo cambia la escala de prioridades y cómo cosas antes sin valor, pasan a cotizarse muy al alza.
En este nuevo comienzo, no me ha quedado otro remedio que reestructurar mi escala de prioridades, llevándome alguna sorpresa con el estudio.
Una de las cosas que más aprecio ahora, es un aparcamiento. Llego a casa sobre las 18:40, casi 12h después de haber salido. Llegar por calles sinuosas y tener que dar varias vueltas por los mismos sitios invocando a cuanto santo se me venga a la mente para que alguno de los estudiantes que está por la zona, decida que ha llegado el momento del descanso, es bastante agotador.
El viernes, venía con ganas de socializar, y de hecho tenía plan para ello. Cuando iba llegando a casa, no podía creerlo: un hueco espacioso justo en la puerta del portal, era como un regalo a una semana agotadora. Aparqué con una sonrisa.
En ese momento se me vino a la mente la cita con amigos que tenía preparada, y el pensamiento que se me cruzó fue: si tengo que coger el coche para llegar a donde estén, me quedo en casa.
En ese momento, me di cuenta que mi escala de prioridades había cambiado, el parking ganaba muchos puestos frente a la reunión con amigos.
Ahora es así, y me parece muy triste.
Afortunadamente, estaban cerca, y fui andando. A veces, se puede tener todo.
jejeejjej hay que ver como se puede llegar a valorar el aparcamiento…
Esas calles son la repanocha!!! cuando me trasladaron a donde trabajo ahora, me negaba a alquilar un parking y acababa aparcando por allá arriba. Al final tuve que ceder ante la evidencia y ahora tengo aparcamiento seguro aunque llegue tarde al curro…
Abrazos,
ya va a llegar el dia de los autos plegables!por ahora tenes la opcion de la bicicleta. no contamina y haces ejercico.. ( lo negativo no te lo pongo :))
te entiendo cuando vivia con mis padres era la ley de la selva, sobre todos los domingos que la gente se apoltrona despues de las 5 no había nada y tu pensando,”cojo coche y no encuentro aparcamiento a la vuelta, voy en guagua…..” terrible