Hace ya casi cuatro meses, desde que la escuché por primera vez. Y aún cuando empiezo a oír las primeras notas se me sacude algo en el estómago. He podido oírla más de veinte veces seguidas, sin parar. (Tengo que admitir que esta canción tenía el récord de escuchas, desde hace unos días ha sido sustituída por otra tonada.. que.. bueno ya les contaré).
Nunca la he escuchado en directo, y a veces cuando la oigo en el pc, cierro los ojos y me imagino un escenario. Sitúo al intérprete en medio de la tarima, guitarra en mano, pedaleras al suelo, de pie.
Y ahí, cuando empieza a cantar, puedo sentirlo, puedo verlo…
A medida que avanza la canción, yo me voy introduciendo en una especie de trance, que me hace volar, que me hace caer, que me hace estar en sitios en los que ya estuve…
Me parece que cada verso es una verdad, y que detrás de cada palabra puedo estar yo. Sí yo misma. Me da igual en qué momento la compusieran, a quien. Yo puedo reconocerme en cada verso, puedo situarme en frente del pc, y estar completamente segura de que en algún momento, alguien también dijo cada una de esas frases para mí. Porque eso ya lo viví, porque eso mismo ya lo sentí. Y tal vez por eso esta canción me resulta tan reveladora.
La canción se llama: Una flor en el desierto; de Jesús Garriga… Tendremos que esperar unos meses más para escucharla orquestada o no, (aún no sé que arreglos le hará), pero eso sí, en un disco estupendo que está siendo gestado en este momento, y que en breve podremos disfrutar.
Pues colegui, avisame en cuanto salga que este no me lo quiero perder.
un beso