Hace unas semanas LaPelusa en su blog, escribió esto. Inmediatamente me sentí como en frente de una verdad de enormes dimensiones, imposible evitar el análisis, y la reflexión.
Después de este viaje al inframundo, he tomado ciertas decisiones, y he contemplado la posibilidad de que las cosas no son como uno las ve, al menos a primera vista.
Por eso he tomado la decisión de ver y mirar mis pies descalzos, endurecer la planta, y seguir andando. Cada dureza me va a recordar una lección, que si ya no duele, estará aprendida.
Es un buen momento en el que estoy para poder andar descalza, y no de forma metafórica, sino de forma literal. En este Norte no soy un caso aislado, más bien lo era antes, con mis cholas azul y rojo.
Aquí, todos van descalzos.
Aquí, todo el mundo viene a curarse, de las rozaduras, de los callos, de los problemas acaecidos por llevar durante largo rato los zapatos inadecuados.
Aquí, el suelo es blando, como unos brazos abiertos dispuestos a abrazar sin pedir nunca la devolución de ese acto.
Aquí, el suelo, la arena y el agua te acogen, te recogen, te sostienen.
Aquí, estoy convencida de que voy a encontrar el mejor calzado.
Aquí, voy a entender que el mejor calzado, son mis pies desnudos.
No puedo especificar qué hago exactamente porque es para un regalo, y aunque la destinataria no suele pasarse por aquí, todo sea que lo diga y lo haga.. Ley de Murphy..
El tema de la foto, no es otro sino enseñar mis nuevas agujas circulares de bambú.. sin marca, sin clase… vamos, que son de un chino.. pero de un chino de Shangay. Han venido desde allí, vía eBay. Y la pregunta, que me hago desde que las recibí: ¿Cómo he pasado esta vida de tejedora sin estas agujas?. Es puro placer tejer con ellas: suaves, manejables, del tamaño y rigidez adecuada. Pura delicia. A la par de la lana, claro..
Otro magnífico descubrimiento: el Merino 100%
Un día me compré unas agujas circulares… Y no supe qué hacer con ellas. Pero bueno, ya sabes que yo soy una auténtica manazas… eso sí, los pies en la arena, en el agua… qué enorme placer…
me quedo con las lecciones de vida que guardan unos pies descalzos…
no sabes la envidia que me das por haberte quitado esos zapatos… el suelo en Madrid, de momento, sigue siendo demasiado duro…
mil millones de besos
si es que la pelusa, cuando se pone seria hasta me sorprende! cuanta sabiduria en 45kg ser humano 🙂 El resto a andar descalzos, en tacones, sandalias o como sea, lo importante es andar con una sonrisa en la cara.
Probaré a andar descalza a ver si me libero de la energía negativa que cargo. Aunque igual acabo dándole patadas a la piedras de puro arrechamiento que tengo encima. No sé. Tendré que ponderar…